Marco Avilés señala que nos cuesta reconocer que el racismo es un problema real.(Ann S. Kim)
Marco Avilés señala que nos cuesta reconocer que el racismo es un problema real.(Ann S. Kim)

Cholo en Lima. Inmigrante en Maine. Dos motivos para alzar la voz cuando es necesario. ‘No soy tu cholo’ (Debate) es el último libro de (1978). Una colección de crónicas, ensayos, relatos y, en buena cuenta, de denuncias sobre la choledad. Pero el escritor abanquino, radicado en Estados Unidos, ya trabaja en su nueva obra sobre sus primeros años en el país de . Del racismo aquí y allá, conversamos telefónicamente con el autor.

En la última Feria del Libro, ‘No soy tu cholo’ fue el libro más vendido en su categoría. ¿Eso es síntoma de qué?
Por un lado, me siento más maduro para hablar de la choledad y el racismo. Por otro lado, el público está más sensible para debatir esta problemática.

Sin embargo, quizá en el libro faltó ahondar más en la figura de ‘el peor enemigo de un cholo es otro cholo’.
Ya habrá oportunidad de sacar ‘No soy tu cholo’ recargado, porque yo lo he vivido ahora que fui a Lima, cuando di una entrevista en la radio y el vigilante (cholo) me interrogó desde la posición de que es imposible que un cholo fuera entrevistado en el programa más importante de la radio. Me confundió con el asistente de alguien. Sentimos que la valla para los cholos es mucho más alta que para los demás.

En el libro planteas la interrogante sobre si la lucha contra el racismo debería ser una política de Estado, y evitas responderla. ¿Debería serlo?
No sé si en el país estemos preparados para implementar políticas, porque aún se discute si un caso determinado es racismo o si la persona discriminada es acomplejada. Para empezar, sería importante que el Estado desarrolle una investigación sobre lo complejo y profundo que es el racismo, para entenderlo.

'No soy tu cholo' (Debate) de Marco Avilés.
'No soy tu cholo' (Debate) de Marco Avilés.

Hay personas que cuando lean tu libro o esta entrevista pensarán en dos palabras hacia ti: resentido y acomplejado. ¿Qué responderías a eso?
Es evidencia de lo grande que es el racismo, que nos impide reconocer que es un problema real. Estados Unidos es también un país terriblemente racista, pero el inconsciente colectivo de las personas acá es que el racismo es real y existe, y los racistas son como apestados. Es un problema que no se niega. Sin embargo, en el Perú sí se niega. Aún hay gente que considera que es un problema casi psicológico, por eso la palabra acomplejado.

En 'No soy tu cholo', además de denuncias, también destacas los avances que pueden haberse dado en este tema. También hay cierta visión esperanzadora.
Varias personas me dicen por qué estás tan molesto, por qué eres tan pesimista. Al contrario, ser cholo es un horizonte maravilloso. Ser cholo no es algo que nos deba hacer sentir pena o no es una categoría equivalente a la de ser damnificado de la historia. Es tener una riqueza. Y eso lo vemos en la gastronomía y en la música. En el plano humano, el mestizaje, la cholificación es positiva porque hace que las personas que tienen dos raíces o más tengan varias fuentes culturales. Ahora, tampoco es la norma ser mestizo.

Vives en Estados Unidos. ¿Cómo ha cambiado la situación de los migrantes en tiempos de Trump?
No me atrevería a decir que se ha retrocedido en los logros obtenidos de empezar a aceptar a los latinos como parte de la sociedad, pero ahora hay amenazas contra ese proceso de aceptación al latino. Y no solo es en los brotes de los supremacistas blancos o en los neonazis, sino también en el discurso de Trump que es muy agresivo contra el latino. Hay una sensación de inseguridad dentro de la comunidad latina, sensación de vulnerabilidad. Todos estamos con la expectativa de saber si el sistema va a resistir esta prueba.

¿Solo es sensación?
Los neonazis son como los zombies, que han empezado a salir. Los ves rondando los pueblos. Donde yo vivo la gente ha visto a un tipo con su bandera confederada, que es el emblema de los extremistas durante la guerra civil, de la gente que defendía la esclavitud. Además, muchos abogados denuncian que la policía y personal de migración están escaneando la piel de los potenciales indocumentados: si eres una persona no blanca, es muy probable que no tengas documentos.

Volvamos al Perú. Desde la década del ochenta hemos tenido presidentes blancos, criollos, chino, cholos. ¿Esta variedad en las personas que han conducido el país suma o resta en esta necesidad de valorar la diversidad?
Lo que sería importante es que haya un discurso a favor de la diversidad y que los presidentes tengan un discurso más ambicioso en ese sentido, porque al final más allá de sus orígenes, la mayoría de estos presidentes no ha tenido una política clara contra el racismo. Seguimos siendo, más o menos, el mismo país de hace 50 años.

Con el agravante de que varios de esos presidentes están en la cárcel o un paso de la prisión.
Toledo y Ollanta, que decimos que son cholos y tal, no han tenido un discurso ni acciones concretas para las personas que siendo cholas, mestizas o indígenas sufrimos o vivimos la discriminación.

Cuando narras el caso de la modelo chola que llega a las pasarelas, pensaba en la palabra arribismo, en el hecho de querer acceder a espacios donde predominan los blancos solo para ‘blanquearnos’, y no porque sea realmente importante. En ese sentido, la palabra arribismo es complicada, ¿no?
Lo es, porque puede significar muchas cosas. ¿Que un cholo quiera ser gerente de banco es arribismo o ambición sana? Una de las cosas que se nos dice a los cholos cuando reclamamos que podemos acceder a otras posiciones es: regrésate al lugar que perteneces. ¿Los blancos tienen derecho natural a ser gerentes de banco, a ser ministros de Economía? ¿Por qué el cholo sería arribista? Claro, en este sistema entendemos que esos puestos están hechos para los blancos. Hace poco hubo una discusión en las redes por unos comentarios de estudiantes de la Universidad de Lima que decían que muchos de sus compañeros parecían huacos y que se habían confundido de centro de estudios, que deberían estar en la UNI. Y los comentarios eran alucinantes, eran chicos que por estudiar en una universidad privada creen que son superiores a los que no. La palabra arribista se suele usar para meterle cabe a los cholos.

Enseñaste en la U. de Lima. ¿Sufriste discriminación?
Cuando estudiaba en San Marcos ser ignorante, no haber leído ciertos libros era vergonzoso. Lo que he sentido en mi experiencia en muchas universidades privadas es que esa vergüenza a la ignorancia no existe o el ignorante es más atrevido. Esa actitud atrevida frente a la ignorancia me parece que quiere decir: ‘No importa que yo sea ignorante porque estoy pagando por estar acá, en alguna momento voy a ser importante cuando salga de la universidad, soy blanco’. Es como si la educación real, que es conocimiento, no fuera importante.

En el prólogo del libro señalas que las palabras no te hieren si aprendes a ponerlas de tu lado. Casi una lección de vida. ¿No te incomoda que este último libro, ya en el plano literario, te etiquete como un escritor de autoayuda?
No tengo ningún problema. Eventualmente, soy lector de ciertos libros de autoayuda y creo que en cierto sentido gran parte de la literatura, sobre todo la ensayística, es literatura para clarificar y ayudarte a entender. Y en ese sentido, me parece perfecto que ‘No soy tu cholo’ sea un libro de autoayuda chola.

¿Cuál será tu próxima obra?
Tengo un par de libros que me encantaría sacar. Uno es sobre las aventuras de mi perro Piji que también es un inmigrante cholo en EE.UU. También tengo otro pendiente de mis crónicas cuando fui redactor de El Comercio. Pero en el libro que estoy trabajando ahorita es una memoria sobre mis primeros tres años como inmigrante en EE.UU. Va ser el capítulo final de esta trilogía de la choledad. Es un libro grande y mucho más ambicioso que los dos anteriores. Es un libro casi inédito. Trata tanto de este país como de Latinoamérica, que estos mundos desconectados se puedan conectar y leerlos en mi libro.