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Nuestra historia está cargada de actos heroicos, momentos memorables y personajes especiales. Hoy presentamos a cuatro mujeres. Una de ellas encabezó una revolución, la segunda dedicó a su hijo una de sus más memorables creaciones. La tercera no dudó en dar la vida por su patria, mientras que la última fue la inspiración de los poemas del escritor peruano más universal. Las cuatro fueron corajudas madres. Conozcámoslas.

MICAELA BASTIDAS
(1744 – 1781)

Conoció a los 15 años al joven cacique Túpac Amaru, cuyo nombre era en realidad José Gabriel Condorcanqui. Su matrimonio se daría al poco tiempo, unión de la cual nacerían tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.

Sería pieza fundamental de la rebelión que lideraría su esposo ante el abuso de los españoles. No solo sería el cerebro de la revuelta, sino que abastecería de alimentos y armamento a las tropas rebeldes. En el epílogo de la rebelión sería capturada y enjuiciada. Se le obligó a ver el ahorcamiento de su hijo Hipólito y su esposo. Minutos después, tendría el mismo destino.

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MARÍA PARADO DE BELLIDO
​(1777 – 1822)

El 1 de mayo de 1822, María Parado nunca bajó la mirada. No le importó tener al frente a los pistoleros realistas que la matarían segundos después. La habían capturado con correspondencia, siendo acusada de conspirar a favor de las huestes independentistas. Todo era cierto. Desde años atrás, ella, su esposo y sus siete hijos abrazaban las causas patriotas, enfrentando a los realistas. Su labor fue advertir a través de cartas a su esposo sobre los planes del enemigo. Valiente, la huamanguina nunca reveló el nombre de sus cómplices.

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BLANCA VARELA
​(1926 – 2009)

En medio de su destacada trayectoria literaria, premiada con grandes reconocimientos, la vida de la poeta peruana Blanca Varela guarda una tragedia: la muerte de Lorenzo, su segundo hijo. Él había sido el protagonista de “Casa de cuervos”, acaso uno de sus poemas más conmovedores. Tras lo ocurrido, la artista prohibió a sus amigos darle el pésame, refugiándose en su casa de Barranco. Según se cuenta, dijo: “Ya casi Lorenzo entró en el mismo ámbito de la poesía”. Esta pena la llevaría hasta su muerte, la cual se daría en 2009.

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MARÍA DE LOS SANTOS MENDOZA
​(1850– 1918)

No hay duda alguna de la trascendencia que tuvo su madre en la obra de Vallejo. El poeta la evoca con un amor entrañable. El poema LXV de Trilce, publicado en 1922, es una muestra de ello.

Madre, me voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.

María nunca llegaría a ver un libro publicado de su hijo. Moriría en 1918 debido a un proceso de fiebre alta. Los heraldos negros vería la luz el año siguiente. Fue sepultada en Santiago de Chuco.

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Dato:
- El Día de la Madre comenzó gracias a una campaña de la
estadounidense Anna Jarvis, en 1905, cuando su propia madre murió.