“La oración es el núcleo de vuestra vida consagrada, esta vida contemplativa. Es el modo de cultivar la experiencia de amor que sostiene nuestra fe, y como bien nos decía la madre Soledad, es una oración siempre misionera”, dijo el papa Francisco a las monjas de clausura de todo el Perú que se reunieron en la iglesia de Las Nazarenas en enero de este año, durante la visita oficial del Sumo Pontífice. En su discurso, citó a la madre Soledad García, querida representante de las Carmelitas Descalzas, quien ayer falleció a los 86 años de edad.

El 13 de setiembre de 1966, en compañía de la madre María Rosa del Pilar, Soledad llegó al Perú proveniente de España. Ambas se dedicaron a recuperar los espacios del claustro de las Carmelitas Descalzas, que anteriormente se habían vendido.

Así también, impulsaron la reconstrucción del monasterio destruido por el terremoto de 1966, de la Capilla de la Reconciliación y el altar mayor de la iglesia, devolviéndole la apariencia de cuando fue inaugurada en 1771.

EN CUERPO Y ALMA
José Antonio Vallarino, patrón de andas y arquitecto, conoció a la madre hace más de 40 años, cuando él tenía 25 y fue contratado por ella para refaccionar algunas áreas del claustro. “Me ofrecí a hacer el trabajo gratis, pero ella se negó. Me dijo: ‘Si te pago bien, pasarán dos cosas: tú harás el mejor trabajo que puedas y yo podré exigirte lo mismo”, recuerda Vallarino con admiración, y afirma que fue uno de sus mejores trabajos.

La madre Soledad fue sinónimo de determinación para quienes la conocieron. A pesar de la falta de recursos o las situaciones adversas, siempre lograba lo que se proponía. Un ejemplo de esto es el Museo Señor de los Milagros, que inauguró en 2014. Así, creó un espacio para conocer al Cristo Morado, cuya procesión es considerada una de las manifestaciones religiosas católicas más numerosas del mundo.

En forma de agradecimiento a su labor religiosa, fue condecorada en 2016 por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski con la Orden El Sol del Perú en grado de Gran Comendador.

EL DON DE LA PALABRA
Otra de las virtudes que las personas reconocían en la madre Soledad era que tenía la palabra perfecta para cada situación. “La he visto conversar con presidentes, autoridades eclesiales e, incluso, militares, y siempre tenía un comentario atinado, sagaz e inteligente”, recuerda Vallarino.

Para María Rosa Álvarez Calderón, responsable de Comunicaciones del Museo Señor de los Milagros, la madre tenía gran facilidad para entender al prójimo. “Te miraba y sabía cuáles eran tus cualidades y debilidades”, detalla.

La madre no solo fue cultora y gestora de la fe por el Señor de los Milagros, fue también un ejemplo de amor. Sin importar las creencias, ella llegaba a todos los corazones.

Datos:
- La madre Soledad fue priora del Monasterio de Nazarenas Carmelitas Descalzas y presidenta de la Asociación de Carmelitas Descalzas del Perú. Además, recibió reconocimientos del Congreso y otras instituciones.
- El Museo Señor de los Milagros se encuentra en Jr. Huancavelica 583, Centro de Lima. De martes a domingo, desde las 9 a.m.