La actriz venezolana nos habla sobre su carrera. (Perú21/ Alessandro Currarino)
La actriz venezolana nos habla sobre su carrera. (Perú21/ Alessandro Currarino)

No es la tarima de un teatro, pero le aplauden. No ha sido parte de ninguna obra, pero está en su mejor papel: ella misma, y le aplauden. Al frente están periodistas lanzando flashes, pero también seguidores regalando vivas. Es Lupita Ferrer, achina los ojos de felicidad y dice gracias. Ella y un grupo de actrices de primer orden están en el Perú para presentar la obra teatral Divinas. Hoy en Lima, 8 y 10:30 p.m., en el Centro Convenciones María Angola, y mañana en Arequipa, en el Teatro Fénix, 7 y 9:30 de la noche.

Siempre quiso ser actriz. Vivía en el que, para ella, fue el país más próspero de Latinoamérica: Venezuela. La invitaron a un grupo de teatro y el debut no fue en su natal Maracaibo, sino en Caracas: a los 15 años hizo de Ofelia en Hamlet. Su familia se opuso. Más tarde llegaron las películas con Mario Moreno ‘Cantinflas’; su primera novela; ser dirigida por Quentin Tarantino, a quien describe como un tipo extraño; actuar al lado de Anthony Quinn, de quien revela que era difícil, disciplinado, gran actor y mujeriego. ¿La enamoró? “Bueno, un poquito, pero ya estaba casada”, responde y dibuja una sonrisa traviesa.

Todos quieren una foto con Lupita. Casi nos escapamos del restaurante donde fue la conferencia de prensa. Cierran la puerta, la movilidad arranca y me dice: “Un momento, por favor. Me tengo que arreglar”. Se echa perfume, se pinta los labios y ordena ligeramente su cabello. El vehículo va por la Costa Verde rumbo a un canal de TV. “Comencemos, usted me dirá”, dice con voz delgada y se pone unos lentes negros.

¿Qué es ser divina?
Es un poco englobar a la mujer con sus defectos y virtudes. Aquí no somos todas buenas ni somos malas tampoco.

¿Se siente divina?
No necesariamente. No tiene que ver con el porte sino con la personalidad, lo que se habla.

En la obra usted es una mujer a la que no le gusta el sexo.
Sí, es uno de los monólogos, porque no me gusta el contacto con la otra persona, porque soy una mujer muy presumida y voy arreglándome, perfumándome, echándome cremas. Y en estos encuentros sexuales uno no se puede cuidar nada (risas).

¿Cuánto de usted tiene ese personaje de Divinas?
Bueno, hay algo. Fíjese, en realidad, no soy una persona que me interese mucho el sexo. Las relaciones que he tenido han sido siempre combinadas con el romanticismo. El sexo por el sexo no me interesa. A mí me enamoran con una canción, una poesía, una rosa, no con el sexo.

¿Está enamorada?
Fíjese que no. Tuve una relación que fue muy importante para mí, en Nueva York, con un actor, pero lamentablemente falleció hace unos meses víctima del cáncer. Tampoco fue mi esposo. Pero soy una persona que sigue adelante, no me tiro a morir; al contrario, soy una mujer fuerte.

¿La soledad no le da miedo?
No, porque yo he estado mucho tiempo sola y, más bien, la disfruto. Leo, escucho música, veo televisión y hago otros proyectos.

¿Estuvo pendiente de la familia y la casa?
No he tenido hijos y no lo digo con orgullo. La vida de una artista es complicada y a veces se complican las cosas. Uno tiene que dedicarle mucho tiempo a la carrera y es difícil coincidir con esa persona. Intenté, pero tampoco está bien traer hijos al mundo para sufrir. He tenido una carrera exitosísima y he tenido mucha suerte.

¿Su éxito es más suerte que trabajo?
Suerte (hace una pausa...).

¿Y el trabajo?
Bueno, hay que cumplir con los compromisos que la vida te trae. Pero si no tienes esa varita mágica... Las divas somos eso, producto de la suerte y del destino.

¿Qué es ser una diva?
Ser una figura, ser querida. Por eso hay personas que quieren ser artistas y gastan fortunas.

¿Y el talento?
Fíjate Esmeralda, ese gran éxito. Yo estaba en México haciendo mis primeras películas. Me fui de vacaciones a Venezuela y la estación de TV se había quedado sin la protagonista. Me contrataron para hacer una novelita que iba a ser muy corta, de unos meses, mientras ellos conseguían a una persona. Y esa novela fue Esmeralda. Duró más de dos años. Fue la primera novela que se comercializó en toda América Latina.

Y en Perú recibió su primer premio internacional.
Y visité todos los países de América Latina.

¿Qué le ha enseñado la actuación?
Que esto es un asunto de vocación. Es una carrera ingrata, el público también olvida. A la actuación hay que entregarle la vida.

¿Y estuvo bien haberlo hecho?
Debí haber balanceado un poco más las cosas. Me debí haber empeñado en tener una familia, mis hijos. Pero no encontraba ese compañero. Y me era difícil con todos los compromisos que tenía. La actuación es un acto difícil de balancear. Pero uno tiene que aceptar la vida. Capaz se presenta la oportunidad de un compañero para esta etapa de mi vida.

¿Hace cuánto que no vuelve a Venezuela?
En 2008 me traje a mi madre. Esa fue la última vez. No pienso que pueda regresar. Ha sido una tragedia. Los que están en el poder son unos desalmados.

¿Cuál es la solución?
Debe ser una fuerza multilateral la que saque a esos bandidos, narcotraficantes del poder. Ellos no están ejerciendo el poder. Son una pila de bandidos, ladrones.

¿A los venezolanos que viven en el Perú qué les diría?
Que están en un país generoso. Que tengan paciencia, que se dediquen a trabajar, que traten bien al prójimo, que nosotros en Venezuela fuimos bendecidos, teníamos todo muy fácil. Que luchen.

AUTOFICHA:
- “Soy Yolanda Guadalupe Ferrer. Mi edad cualquiera la puede averiguar. Nací el 6 de diciembre de 19... y lo demás lo tienen que averiguar (risas). Nací en Maracaibo, Venezuela. Estudié teatro con grandes maestros. Debo haber hecho más de 30 telenovelas. Películas muchas y obras de teatro quizás 20”.

- “Acabo de hacer dos películas. Una en Ecuador sobre la vida de Medardo Ángel Silva, un poeta muy importante que se mató muy joven. E hice otro filme en Estados Unidos. Tengo varios proyectos para el futuro. Estoy produciendo una obra de teatro sobre mi vida”.

- “Actualmente, hay un proyecto de Netflix del que me hablaron. También otra propuesta de Disney, algo que quieren hacer en Miami, porque yo estoy viviendo allá. Y tengo a mi mamá, de quien estoy disfrutando su compañía. Mi mamá tiene 95 años de edad. Y tengo el cariño del público”.