“Me reté a hacer una canción improvisada cada vez que tocara, y no fue solo un reto, era algo que me gustaba hacer”. (Foto: Cynthia Blanco)
“Me reté a hacer una canción improvisada cada vez que tocara, y no fue solo un reto, era algo que me gustaba hacer”. (Foto: Cynthia Blanco)

tiene 26 años y los últimos nueve se los ha dedicado a la música a tiempo completo. Su primer disco, Cuchara Chueca, salió en 2018 y la presentó como una de las voces más prometedoras de nuestra escena local. Desde su lanzamiento, incluso antes, no ha parado de tocar en donde las condiciones se lo permitan; a veces con banda, a veces acompañada solo de su guitarra. “No recuerdo un viaje en el que no haya tocado, incluso para un viaje de relajo busco fechas o lugares para tocar”, me comenta.

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En los últimos años decidió explorar con determinación la posibilidad de crear canciones dejándose llevar por las palabras y los sonidos que llegaban en el momento. La improvisación se hizo parte de su lenguaje como artista. En 2021 lanzó su segundo disco llamado 15 días de canciones, que recopila parte de un proyecto que involucró a sus seguidores en el que ella se comprometía a enviarles una canción nueva por día. Conversamos con Lorena Blume sobre sus procesos de creación y los nuevos proyectos para su ascendente carrera musical.


¿Cómo empiezas con lo de improvisar canciones?

Creo que empieza desde muy chica pero recién en la pandemia me di cuenta de mis ganas de querer improvisar y de que es parte de mi proceso de creación y composición. Después decidí crear algo que se llamaba “15 días de canciones”, que era un grupo de WhatsApp donde la gente entraba y yo tenía que mandar una canción nueva por día. No todas la canciones eran improvisadas, pero, como era un proyecto que me exigía crear, algunos días improvisaba y esa era la canción que mandaba. Hice esto en tres ediciones y después junté las canciones que más me gustaron para sacarlas en un disco.


Luego llevaste esta improvisación a tus conciertos.

En algún momento, durante el año pasado, me reté a hacer una canción improvisada cada vez que tocara, y no fue solo un reto, era algo que me gustaba hacer. Sentía que, como en cualquier trabajo, en algún punto se vuelve todo algo medio automático. Sí, es cierto que cada concierto puede ser distinto, pero, cuando lo haces seguido, puedes llegar a sentir que estás en automático y con la improvisada de cada concierto le daba un vértigo que yo ya estaba perdiendo.


Tu última canción, “Bienvenidos al tren”, tiene una estructura poco convencional. ¿Esa canción también fue improvisada?

Sí, también. Lo que pasa es que tenía varios lanzamientos planeados para este año, sobre todo uno que involucra una colaboración, pero no la pude cerrar. Entonces me tocó posponerlo, igual seguía pensando en la industria y en que tenía que sacar canciones nuevas. Había sacado solo dos el año pasado y pensé que podía sacar algo acústico más sencillo. Me senté en la cama y me la pasé esa noche componiendo y componiendo y en un momento dije “qué horrible, ¿en qué momento esto que era tan personal se volvió algo tan práctico?”, como pensar “tengo que hacer esto, tengo que hacer lo otro”. Y luego de eso empezaron a salir los acordes y empecé a cantar “bienvenidos al tren que no sabe a dónde va…”, pensando en esa sensación de no poder parar.


Luego te la llevaste al estudio para armar la versión final, que, además, tiene cuerdas y toda una parte instrumental.

La trabajé en México con un amigo peruano que se llama Camilo Ángeles. Allá también está Fil Uno, que es un chelista peruano muy reconocido y lo invité para experimentar con la canción y los sonidos; que nos lleve a ese tren, a la catarsis y a ese dolor, esas ganas de hacer cosas que te abruma pero que te gusta. También porque quería incomodar. Siento que mi música puede ser muy complaciente, no hago cosas incómodas, tal vez en algunas letras pero, por lo general, siento que son naturalmente escuchables y sentía que hacer esto era poner a mi público incómodo.


¿Qué tan terapéutico es para ti hacer música?

Es muy terapéutico, me gustaría a veces que no lo fuera tanto. A veces digo que no tiene que ser tan personal, pero al final creo que en el proceso de composición es inevitable. A mí me gusta componer para sacarme cosas de adentro y soltar. La improvisación me ha ayudado mucho con eso; cuando uno improvisa, el cuerpo y la mente hablan solos. De hecho, me pasó hace poco en Piura que estaba tocando “Bienvenidos al tren” y hay una parte en la que improviso y me puse a llorar y fue un llanto que me dio una vergüenza horrible, pero también entendí que había algo ahí que necesitaba salir. Entonces sí, es muy terapéutico.


Han pasado ya cinco años desde el lanzamiento de tu primer disco. ¿Cómo te relacionas con esas canciones?

Definitivamente ya no soy esa persona, pero tengo muchas partes. Me pasa por ejemplo con “Alma sola”, que es una canción del primer amor, que ni siquiera fue tan relevante en mi vida. Si me cruzara a esa persona, me moriría de la risa. Yo me siento muy inmadura cuando escucho esas canciones porque desde que salió el disco han pasado cinco años, pero desde que las compuse han pasado casi diez.


¿Recuerdas el momento exacto en el que decidiste dedicarte a la música?

Fue antes de salir del colegio, en un concierto de Alejandro y María Laura. Fui parte de un coro al que nos invitaron a cantar. Después del show sentí un éxtasis y dije “yo quiero vivir de esto”. Obviamente tuve que pensarlo un rato porque no podía vivir solo de la emoción, pero sí tuve esa sensación del intercambio de energía con la gente que te deja en una nube un rato. Eso me dio ganas de dedicarme a la música y hacer mis propias canciones y de llevarlas a esos espacios.


AUTOFICHA

- “Soy Lorena Blume, tengo 26 años. Estudié Música en la PUCP. Cuando no estoy en Lima, lo que más extraño es el mar, también a mi familia. Me gusta bailar y espero retomar la danza. Me gusta improvisar en mis canciones y estoy aprendiendo a improvisar en la vida”.

- “Las canciones para mí son procesos de crecimiento. Siento mucho agradecimiento de los que se cruzan en mi camino y trabajan conmigo. A veces solo se escucha mi voz y mi guitarra pero detrás hay muchas personas involucradas. Un proyecto solista no es uno solo”.

- “Tengo algunos sencillos por sacar que todavía están en cola. Estoy haciendo un disco, lo estoy haciendo desde hace un año y probablemente salga en unos meses todavía. A veces pienso que me estoy demorando mucho en hacer un nuevo disco, pero estamos haciendo un trabajo muy bonito”.





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