Echó agua bendita, pasó huevo, pinto la casa, cambió sabanas, vendió el auto que compartían, cambió su comedor. También se purificó hacia adentro y desde hace más de un año, todas las semanas, lleva terapia psicológica. Hizo (y hace) todo lo que pudo para superar la agresión física y psicológica que denunció contra su ex pareja, el economista Juan Mendoza. Pero no solo había que renunciar a los recuerdos materiales y sanar las heridas internas, sino también rebelarse frente al machismo, la violencia y la indiferencia, y así publicó a mitad de año su primer libro bajo el desgarrador título '' (Planeta). Texto que nació en el área de Medicina Legal, esperando las pruebas y peritajes. Allí se sintió en una película de horror, tomó distancia y plasmó esta problemática desde su vivencia. Y ahora alza la voz porque, después de 14 meses de su denuncia, recién hoy declarará ante la Fiscalía. En esta entrevista no se calla nada.

Ha pasado más de un año de la denuncia que presentaste. ¿Qué ha cambiado?
El proceso no ha avanzado nada. Es sorprendente cómo estamos hablando de 14 meses y recién me ha citado la Fiscalía para una declaración indagatoria.

¿Cuál es tu hipótesis sobre la causa de la demora?
El proceso está mal hecho, está confeccionado para el agresor. De los 20 juzgados, solo hay dos salas de familia. Es un cuello de botella. En mi libro registré que, en ese momento, en el Poder Judicial se trabajaban cerca de 400 mil expedientes de violencia familiar. En Salas de Familia se ven divorcios, permisos notariales de viajes de menores, alimentos, muchos temas. ¿Cómo se dan abasto dos salas? Por eso las mujeres desisten. El sistema no te ayuda, te agrede, te tortura, está hecho para que te canses. Después de 14 meses no provoca volver para relatar tu historia otra vez.

¿Y qué ha cambiado en ti?
He evolucionado. Yo podía dejar que esta situación de violencia me destruya o podía utilizarla como un combustible para algo más grande. Y en este caso, fue para construir. 'No te mato porque te quiero' ha sido un acto de rebeldía contra el sistema de justicia, contra el machismo, contra la indolencia, contra la impunidad.

Solemos decir: ‘no somos conscientes de algo hasta que nos toca’. ¿Te pasó eso?
Uno asume que a ti nunca te va a pasar. Trabajas con el prejuicio de que las víctimas tienen un estereotipo. La típica que te dicen es: ‘pobre esta chica, no se quiere’. ¡No! Te puedes querer, amar, pero te agarran en un momento frágil de tu vida, van minando tu confianza, autoestima, amor propio. Los agresores captan a su víctima cuando baja la guardia. No hay un tipo de mujer que pueda ser víctima de violencia. Le puede pasar a cualquiera. Como periodista y mujer, lo que me ha pasado me ha transformado para bien, porque me dio un propósito y encontré a la mujer y periodista que quería ser.

¿Y cómo es la periodista qué has encontrado?
Luchadora. Para generar cambios.

Portada de 'No te mato porque te quiero' (Planeta).
Portada de 'No te mato porque te quiero' (Planeta).

¿Es la primera vez que te enfrentas a algo tan profundo?
Ni siquiera haber sido madre me transformó de esa manera o me abrió los ojos al mundo. Jamás había sentido discriminación, ningún tipo de preferencia o acoso. Por tanto, a veces cuando leía o veía historias en otras personas, decía ‘qué exageradas, las mujeres no necesitamos cuotas, ni beneficios para inclinar la balanza, es cuestión de que uno la luche’. En casa siempre he visto ejemplos de mujeres empoderadas y positivas, y de hombres maravillosos. Mi mamá era gerente, mi abuela trabajó cuando no era común, pero cuando me pasó, vi lo que le pasa a muchas. No podemos vivir en la burbuja de que ‘si a mí no pasa, a nadie le pasa’.

¿Por qué elegiste el periodismo?
Porque quería contar historias y transmitir emociones. Y hoy siento más esa responsabilidad. A los 10 años jugaba dando noticias, me conocía a todos los reporteros. Veía noticieros. Es una labor social, una forma ciudadana de exponer la injusticia. Cuando estudiaba entrevisté a Enrique Zileri y le pregunté cuál es la misión del periodista. Me dijo: “joder”.

Y para Lorena Álvarez, ¿cuál es la misión del periodista?
Joder al sistema de justicia para que haga su trabajo, pero no por mí. Quiero que a las mujeres que vengan después que yo les sea más fácil.

Cuando parece que las aguas se calman, alguien tuitea que escribiste el libro para “sacar provecho”, vemos a un cómico de la calle mofándose de la violencia contra la mujer y nos enteramos de estos candidatos a alcaldes que apuestan a sus esposas. ¿Estamos condenados a vivir en las profundidades de esas aguas turbias?
Es luchar contra la idiosincrasia, contra todo lo que hemos normalizado. Pero lo positivo es que hoy más gente se da cuenta de que está mal. Así como estamos tratando de desterrar la frase ‘roba, pero hace obra’, tenemos que desterrar la frase ‘es pegalón, pero buen profesional’.

Los comentarios de varias mujeres en el video del cómico, publicado en Facebook, son alarmantes.
Uno también lucha contra las mujeres. En varios casos, la madre es quien fomenta el rol del ‘tú lava, tú cocina, tú plancha. Tú, pobrecita, eres el sexo débil’. Detalles que van minando y generando roles.

¿Qué se les dice a los hijos en estos casos?
Con Luca, que ahora tiene seis años, he sido, en la medida de lo posible, sincera. Dormía en la habitación de al lado el día qué sufrí la agresión. Algo tiene que haber percibido. Él sabe que a mamá le hicieron daño. Ahora está orgulloso de que haya escrito el libro. Pero también lo hago por él. Que sepa que las acciones tienen consecuencias y que nosotros no apañamos.

Y después de todo lo vivido, ¿qué es el amor?
Es lo más maravilloso. Alimenta, construye, te hace ser mejor. No me cierro al amor de pareja, porque no es justo decir que todos son iguales. Esto no es una venganza, es un tema de principios.

¿Qué te dices a ti misma?
No es tu culpa. Siempre se puede volver a empezar.

Autoficha:
“Soy Lorena María Álvarez Arias. Tengo 34 años de edad. Nací en Lima. Estudié Periodismo en la PUCP y un diplomado en Ciencias Políticas. Dicto clases de taller de investigación en periodismo deportivo en ISIL. Me gusta el fútbol como hincha y con mi hijo comparto esa afición. Y soy hincha de Alianza”.

- “Una de mis mejores amigas es Romina Antoniazzi, quien es la jefa de prensa de la FPF. Es un ejemplo de quien la sigue, la consigue. Ellas y otras chicas han abierto campo para que la mujer sea parte de un deporte dominado por los hombres. Ellas lucharon una batalla”.

- “Seguiré escribiendo, tengo que explorarlo más. Me permite balancear que en TV hago conducción. Y es una forma de hacer periodismo, de hacer calle. Mi siguiente libro también será de género. Es una responsabilidad escribir un libro porque el primo de mi abuela fue el escritor Juan Gonzalo Rose”.