El libro infantil ganó el reconocido premio El Barco de Vapor. (Internet)
El libro infantil ganó el reconocido premio El Barco de Vapor. (Internet)

Redacción PERÚ21

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Jaime Cabrera Junco

Quizá sorprenda que una página de reseñas de libros le dedique un espacio a una obra de literatura infantil, pero considero necesario hacerlo. Y esto porque existe una tendencia a considerarla como una categoría “inferior” o una literatura que un lector adulto no debe tomar en cuenta. Se cree que una obra literaria para niños gira en torno a una moraleja y que su lenguaje es demasiado básico para un lector adulto. Este es un prejuicio que se ha extendido porque, efectivamente, algunas obras, por estar dirigidas a niños, son poco profundas.

En el Perú, la escritura de literatura infantil se ha promovido últimamente a través de concursos, entre ellos tenemos a los organizados por el Icpna, la Fundación SM y el Ministerio de Cultura con el relanzado Premio Nacional de Literatura. Además del dinero que recibe el autor, lo más importante ha sido ver la obra publicada y a ello se ha sumado la presencia del trabajo del ilustrador, ya no como mero acompañante, sino incluso como un coautor de la obra que el lector tiene en sus manos. Las obras de literatura infantil en nuestro país están en pleno proceso de crecimiento y el cuidado de edición también ha ido mejorando.

LA NATURALEZA Y EL HOMBRE
​No hay muchos autores peruanos que se dediquen exclusivamente a la literatura infantil, sino que, estimulados por los concursos, han explorado ese terreno. Este es el caso de Juan José Cavero (Lima, 1972), quien anteriormente ha publicado novelas “para adultos”. Una de ellas, En la ruta de los hombres silentes, ganó el Premio Copé de Novela en 2015, la cual se centraba en la historia de un culí chino en el contexto de la Guerra del Pacífico. Además, el año pasado, obtuvo un reconocimiento importante: el Premio Norma de Literatura Infantil y Juvenil, una distinción a nivel de Latinoamérica, por su novela El océano interior, inspirada en la niñez de Miguel Grau y la aventura de nuestro héroe cuando a los 12 años se enroló en un barco ballenero. Una novela muy recomendable y de estupenda edición.

Como si no bastase ello, a fines de 2017, Cavero ganó el premio El Barco de Vapor con Un manantial en el desierto. Esta es una novela ambientada en la zona desértica de Piura que nos presenta dos líneas narrativas: por un lado, la historia de tres zorros que buscan alimento y, sobre todo, agua; y la historia de Gabriel, un niño con problemas de tartamudez que realiza un viaje de vacaciones al campamento minero donde trabaja su padre. El conflicto principal que nos plantea el libro es cómo conciliar la necesidad de estos animales y el de la empresa minera que almacena agua desalinizada en pozas profundas que se han convertido en trampas mortales.

Pese a la dificultad de comunicarse, Gabriel propone algunas soluciones a su padre, quien es supervisor jefe de la empresa extractora de fosfatos que opera en el desierto de Sechura. El lenguaje que emplea el autor es sencillo y ágil, aunque decae con un final que resulta abrupto e inesperado. La historia de los tres zorros (el Huere, la Nanda y el Churre) tiene algunos componentes míticos y ayuda a darle espesura a diferencia de la línea narrativa del niño y el padre, cuya relación está ligeramente delineada, insinuándose la necesidad de compartir tiempo juntos. Es interesante el cambio de punto de vista del niño (desde el inicio) y del padre (hacia el final), pero con poca trascendencia en la novela, donde el protagonista es el desierto.

Esta segunda incursión de Cavero en la literatura infantil es estimable, pero con un bajón si la comparamos con El océano interior, donde las aventuras del niño Miguel Grau nos mantienen en vilo como si estuviéramos navegando en el ballenero Oregon.

Ficha Técnica
​'Un manantial en el desierto'

​Juan José Cavero
Ediciones SM. 2017, Lima. 123 p.p.