Conversamos con Lionel Igersheim, creador de Selvámonos. (Perú21/ Jesús Saucedo)
Conversamos con Lionel Igersheim, creador de Selvámonos. (Perú21/ Jesús Saucedo)

Cuando en casa avisó que vendría al Perú, sus padres pensaron que estaba loco. Cuando advirtió que regresaría al Perú, sus padres pensaron que estaba más loco. Y cuando informó que iba a realizar un festival de música en plena selva peruana, sus padres confirmaron (y aceptaron) que estaba loco. Sus padres han visitado dos veces el Perú, pero nunca han llegado al festival que organiza su hijo, pero el francés Lionel Igersheim afirma que ya pasó la época de pensar que estaba loco.

La primera edición fue una locura. “No sé cómo sonó”, me dice y ríe. No sabía nada de la parte técnica y el proveedor de sonido canceló una semana antes del festival. Así nació en 2009, Selvámonos, en . Hoy es un formato único en Latinoamérica y la organización que lleva el mismo nombre fue condecorada con el Premio Nacional de Cultura 2019.

El estudiante de Administración y Ciencias Políticas pudo elegir Argentina, Chile, España, EE.UU.. No sabía nada del Perú. Y esa fue la principal motivación: saber de un país, en un nuevo continente, que era poco probable que conociera en otras circunstancias. Lionel llegó al Perú por seis meses para estudios de intercambio. Partió y volvió. Trabajó en un banco local, donde fue parte del desarrollo de proyectos como el tren eléctrico.

Cuando recibió el Premio Nacional de Cultura, paró unos minutos y pensó en el camino elegido y recorrido. Aquel que lo llevó a Oxapampa. “Es verdad, esto hemos hecho. Y ha valido la pena”, se dijo a sí mismo mientras recibía una tabla de Sarhua como parte de la condecoración.

¿Por qué volviste al Perú?

En esos primeros seis meses me gustó mucho el Perú. Me gustó esa valorización del emprendimiento, que es una necesidad para mucha gente, pero también te permite hacer que una idea la puedas transformar en un proyecto. Mientras que en Francia todo es ya desarrollado y categorizado. En Francia los caminos ya están hechos.

Pero en el Perú elegiste tal vez el camino más difícil: hacer un festival de música en medio de la selva, en un país centralista, con una escena musical pequeña y probablemente sin conocer nada.

No era un proyecto de vida económica. No buscaba sostenibilidad económica a través de este proyecto cuando se diseñó. Entonces, era darle libertad a lo que queríamos hacer. Hacer un festival en la selva era muy potente como concepto. Era una aventura. No había ni pista para llegar a Oxapampa cuando hicimos los primeros Selvámonos.

¿Conociste Oxapampa en tus primeros seis meses?

Parte de los planes era conocer el Perú. Entonces, trataba cada fin de semana de salir a provincia, pensando que me iba a quedar seis meses y nunca iba a regresar. Dentro de esas escapadas semanales, alguien me recomendó Oxapampa. Fui con un amigo francés. Me gustó como destino turístico y porque muy rápidamente me sentí cómodo ahí.

¿Qué tiene de especial Oxapampa?

Tiene un espíritu bastante acogedor. La magia de Oxapampa es que es un pueblo que ha logrado crecer en armonía con su entorno. A nivel de la población local hay un sentimiento de orgullo, saben que es su fuerte y hay mucho cuidado. Y al final, los oxapampinos valoran el festival porque les gusta y porque se dan cuenta de que hay mucha gente que le interesa.

¿Por qué crees que Selvámonos ha sido un éxito?

Porque el concepto es potente y nació en un momento que había toda una toma de conciencia por el tema de la selva. Y también siento que hace 15 años el turismo interno no era tan fuerte. Cuando llegué acá, a la universidad, sentía que la gente viajaba más a Miami. Selvámonos ha coincidido con el descubrimiento del viaje al interior del propio país.

Y creo que la gente va a Selvámonos a vivir la experiencia, más allá del cartel musical.

Sí. Y eso es lo que ha hecho que hayamos durado. Siempre hemos trabajado en el tema de la experiencia. Ofrecemos que la gente tenga un momento para vivir algo distinto y compartir. Y eso hace que seamos más independientes, porque no dependemos del artista que llegue.

Tienen festivales en la selva, en el sur de Lima y también en la ciudad. Además, manejan artistas nacionales y extranjeros. Con todo ese bagaje, ¿cuál es el futuro de la música peruana?

Dentro del circuito de artistas independientes, me parece que hay dos caminos: acercarse a su público nacional que cada vez es más masivo, que implica adaptar un poco tu propuesta para que tal vez sea más digerible para más gente; y el otro camino es trabajar en función de los movimientos internacionales. El reto es hacer que esas dos cosas puedan ir juntas.

¿Este año por qué podría ser diferente Selvámonos?

Vamos a los 12 años del festival. A nivel del line up la idea es diversificar más la propuesta. Y lo otro es profundizar la experiencia de vivir el festival como una fiesta. Queremos agregar más zonas; por ejemplo, una que permita a la gente tener esta experiencia de fiesta patronal.

El cartel ya lo deben tener listo.

Todavía estamos cerrando y no, no te voy a poder decir nada (risas).

¿Que Selvámonos haya recibido el Premio Nacional de Cultura, señal de qué es?

Recibir el premio junto a uno de los fundadores de Yuyachkani (Miguel Rubio) hizo que me dé cuenta de la importancia y del orgullo que podíamos tener de recibir un premio como este. El premio es para la organización por buenas prácticas institucionales y creo que se ha reconocido el trabajo de Selvámonos de integrar e involucrar actores, y el tener sostenibilidad en el tiempo. Selvámonos no es un festival hecho para ser tan masivo, por el impacto; lo que queremos que crezca es la cultura de festival.

¿Te ves volviendo a Francia o viviendo en el Perú?

Me veo con proyectos que me interesan. Estoy en Perú porque estoy bien. Selvámonos me ha permitido conocer mucho al Perú. Tengo un vínculo romántico e idealista con la naturaleza.

AUTOFICHA:

- “Nací en Lyon, la segunda ciudad de Francia. Tengo dos hermanas, una mayor y una menor. Viven en Europa. Mis padres viven en Lyon. Han venido un par de veces al Perú, pero nunca han ido al festival, porque para mí son días intensos, y no me puedo dedicar a mi familia”.

- “Nunca quise ser músico ni nunca intenté serlo. Mis padres son ingenieros. Pero mi papá es un melómano bastante desarrollado. Hemos escuchado música siempre. Tenía sus colecciones de vinilos, casetes. Me gustan varias músicas, escucho música barroca, clásica”.

- “Se viene el festival Mar Abierto, en el sur, a tres horas de Lima, con tres días de música, en la playa Ojo del Sol, desde este 31 de enero. Selvámonos se va para la edición doce. Ya perdí la cuenta de cuántos artistas se han presentado. Selvámonos es una herramienta para pensar en innovaciones”.