El escritor peruano Pedro Novoa ganó 24 premios en concursos literarios. En menos de un año le ha tocado superar al Covid-19 y enfrentar un cáncer avanzado al colon. (Foto: Alessandro Currarino / Archivo GEC)
El escritor peruano Pedro Novoa ganó 24 premios en concursos literarios. En menos de un año le ha tocado superar al Covid-19 y enfrentar un cáncer avanzado al colon. (Foto: Alessandro Currarino / Archivo GEC)

La novela “Seis metros de soga” de Pedro Novoa Castillo “quemó” las manos de Oswaldo Reynoso e incendió su espíritu. El reconocido escritor arequipeño calificó la obra como “una bella tormenta del leguaje que vino a arrasar el ambiente contaminado por algunas obras de la narrativa peruana”. Estas palabras, dichas en la XVII de Lima (2012), sonrojaron públicamente a Novoa y lo dejaron mudo, sin chance a una réplica. Es quizá el elogio más excitante que ha recibido en su intensa vida de novelista.

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A sus 46 años, Novoa, ha publicado cinco novelas, un libro de cuentos de ficción, otro de cuentos infantiles, un poemario y hasta un texto de dramaturgia. Ha ganado 24 premios entre grandes, medianos y pequeños. Tiene más premios que obras publicadas. Es natural de Huacho, pero desde pequeño vivió en Lima. Cuando terminó la secundaria en el Colegio Nacional Miguel Grau de Comas, pensaba estudiar una carrera rentable, algo de ingenierías o meterse a la Policía Nacional para tener un trabajo asegurado.

Pero a los 17 años le tocó hacer el servicio militar obligatorio. Cuando fue a tramitar su Libreta Militar lo escogieron para la Infantería de la Marina. Allí sirvió cuatro años. Nunca aspiró a ascender en la Marina: las guardias y los encierros lo terminaron aburriendo. Al terminar su servicio postuló a la Universidad Nacional Federico Villarreal, donde estudió Lengua y Literatura en la Facultad de Educación. Es ahí donde comenzó su carrera como escritor.

Inició con cuentos fantásticos. Cuando reunió varios textos quería publicarlos, pero imprimir un libro le costaba entre S/5,000 y S/6,000, algo imposible para él. Las editoriales no financiaban a escritores principiantes y menos a desconocidos, es así que encontró en los concursos literarios una oportunidad para publicar sus obras, hacerse conocido y tener ingresos.

Los primeros cuatro años desarrolló ciencia y ficción suave, y luego se introdujo en el realismo.

La cúspide

Su tiempo de ebullición fue entre el 2010 y el 2013. Pedro Novoa escribía bastante. La literatura lo devoraba. Escribía en el trabajo, en la calle, cuando comía, cuando se divertía. Para él todos eran potenciales personajes. En su centro laboral trabajaba en automático, como un zombie, pero tenía una concentración literaria casi esquizofrénica, siempre en alerta novelesca para captar escenas. No era como Mario Vargas Llosa que escribe en las mañanas, tampoco como Balzac que prefería las noches. Novoa escribía en todo momento.

Para no agotarse alternaba de género. Novela, poesía, cuento. Hubo un tiempo que escribió dos novelas de manera paralela sin mayor inconveniente. Se considera un escritor vargasllosiano. Cuando empieza una obra piensa como cada uno de sus personajes. A veces se mete en el papel de una mujer, de un vagabundo o de un general. Asume cada uno de los roles con efusión.

“Yo creo que estoy un poquito mal de la cabeza. Dicen que algo de anormalidad hay en la genialidad. No me creo genio, pero sí anormal. Mis personajes no eran planos, eran complejos. Podía ser una prostituta callejera con rasgos tiernos, o un tipo basura que le gustaba la poesía o que lloraba con una sinfonía clásica de Mozart. Cada personaje tiene un papel importante en mi novela. No son de relleno, aparecen por necesidad y tienen su propia marca, tanto que, si saco a un personaje, la novela no funciona”, contó el escritor a este medio.

Pedro Novoa tiene una imaginación extraordinaria, pero también construye sus personajes por experiencias vividas. El Premio Nobel Mario Vargas Llosa decía que el que no tiene imaginación terminaba escribiendo libros autobiográficos frustrados. Por otro lado, Hemingway expresaba que escribía de lo que sabía y vivía. Pedro Novoa es una mezcla de ambos, escribe a partir de lo que ha vivido, pero hay esfuerzo creativo. Sus textos son fabulados.

Premios

En el 2011 ganó el premio Horacio de la Derrama Magisterial. Allí conoció al escritor Miguel Gutiérrez, que estaba de jurado. El notable literato aconsejó a Novoa que se olvide de su novela ganadora y de sus personajes para crear otros libros, que no sea como otros que escriben la misma novela una y otra vez. Al año siguiente ganó el premio internacional de novela corta Mario Vargas Llosa y fue el mismo Nobel quien le entregó el reconocimiento. Novoa cuenta que esa vez conoció a Vargas Llosa y lo saludó. Dice que sus manos son suaves “como las de un Papa”.

Novoa no tenía una novela corta para ese concurso. Había terminado su libro “No hay clases para principiantes” que tenía más de 150 páginas. Pero como quería conocer a Vargas Llosa hizo una disección a su obra y extrajo 60 páginas para cumplir las bases. Su novela corta terminó llamándose “Maestra Vida”. Otro premio que le trajo mucha satisfacción fue el de Caretas. Ganó el primer lugar en el Concurso del Cuentos de las Mil Palabras, con su texto “Inmersión”. El cuento fue traducido al inglés con el título “The Dive” y luego a 23 idiomas.

Una vez cuando ganó un premio de S/ 10,000 invitó a sus amigos a comer a una chifa. Pensaba que lo acompañarían pocos, fueron como 20. Se gastó la tercera parte del premio pagando la cuenta. Los demás incentivos ya los compartió con su familia. El escritor tiene claro que hay actividades que dan de comer y otras que alimentan. Como cabeza de hogar y padre de dos hijos tiene responsabilidades. Dice que la vida de un escritor es apasionada, romántica y de locos, alimenta, pero no da de comer. Por necesidad ha tenido que bajar el ritmo de escribir para dedicar su tiempo a trabajar. Se hizo catedrático en universidades y comenzó a escribir artículos académicos y científicos para ganar dinero.

Hubo un tiempo que ha tenido cuatro trabajos para sostener a su familia. Siente sana envidia de los que se dedican solo a escribir. Por ejemplo, un amigo escritor suyo vive de las rentas de sus hoteles, otro amigo colombiano se casó con una mujer de dinero que le ayuda a financiar sus libros. Dice que ambos escritores son muy buenos porque además del talento, tienen el tiempo. Cuando Novoa se hizo conocido varias personas le propusieron para les escribiera su vida. Desde un importante catedrático de la universidad hasta un empresario provinciano que tuvo mucho éxito. Este último le ofreció una tentadora suma de 15,000 dólares, pero rechazó la oferta porque él es un escritor, un fabulador que inventa historias y no un biógrafo.

Su lucha

A inicios del 2019 comenzó a escribir una novela que tituló “Metamorfosis 2.0”. Se trata de una sociedad de alimañas donde las personas son bichos y el sueño es transformarse en ser humano. Ha escrito dos capítulos. En julio del año pasado le diagnosticaron COVID-19, y se recuperó. Sin embargo, en septiembre se enteró de que tiene cáncer de colon. La enfermedad lo consumió en tres meses. Bajó de peso y los médicos lo han desahuciado. Pese a estar muy lúcido ya no enseña en la universidad, tiene incapacidad laboral. Se alimenta químicamente por las venas. Su enfermedad está en etapa terminal y ya no le pueden realizar quimioterapias.

Estaba esperanzado en una operación en el INEN pero tampoco se pudo. Una parte de Novoa solo espera compartir el resto de su vida con las personas que ama. La otra parte no se resigna a la muerte, se aferra a la vida. Él cree en Dios y espera un milagro: que un cirujano se anime a operarlo. Cuando se recupere, lo primero que hará es comerse un buen plato de menú marino. Cuando se recupere viajará con su familia a Huánuco a disfrutar una pachamanca. Cuando se recupere quiere hacer un tour con su madre, su esposa, sus hijos y su suegra por Francia e Italia. Cuando se recupere terminará su novela “Metamorfosis 2.0”.

AYUDA

Si desea apoyar al escritor Pedro Félix Novoa puede comunicarse al teléfono 996 445 451, al de su esposa Rosalinn Cancino 968 466 354 o depositar cualquier ayuda a través de la cuenta BCP 19125953812070.


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