Kike Purizaga: “La música peruana es muy intelectual y eso es bueno”

“Le veo mucho futuro a la música andina, al huayno”, señala el músico piurano que ganó el Grammy Latino como productor musical del disco 'Big band’ del colombiano Andrés Cepeda. Perú21 conversó con Purizaga.
Kike Purizaga, el piurano que ganó el Grammy Latino.

Tenía 9 años y estaba estudiando a Johann Sebastian Bach. Llegó a su casa Rafael Purizaga, su primo pero a quien le decía “tío” o simplemente ‘Pocho’, pionero del jazz en el Perú. Kike quería impresionarlo. ‘Pocho’ prefirió no interrumpirlo y se fue, o al menos eso le contó su padre, un experto clarinetista. En esa casa de Piura eran seis hermanos, uno de ellos Kike, todos músicos, herederos de la tradición de los Purizaga que pasa por el padre de ‘Pocho’, primer violín de la sinfónica, y se remonta hasta el bisabuelo y sus hermanos, entre ellos Isidoro, maestro de Óscar Avilés.

Pero tal vez el momento cumbre –por su impacto– en la historia de los Purizaga fue la noche del 14 de noviembre cuando el disco Big Band ganó el Grammy Latino como Mejor álbum tropical. Su autor, el colombiano Andrés Cepeda, se paró para recibir el premio, pero no fue solo, llevó al director y productor musical del álbum de boleros, el piurano de 48 años Kike Purizaga. Las primeras y las últimas palabras de Andrés fueron de agradecimiento a Kike, quien estaba a su lado, tal vez pensando en su padre, tal vez pensando en su bisabuelo, tal vez pensando en su tierra.

El también catedrático de la PUCP y la USIL nos recibe en el último piso de su casa, frente a la Costa Verde, desde donde se ve la inmensidad del mar. No tiene mucho tiempo porque debe ir a clases. Su tiempo también lo distribuye en su labor como productor y adelanta que está trabajando en una nueva canción de Bareto y que se alista para producir el nuevo disco de Agua Marina. Esas son sus primeras palabras, con una voz suave y pausada, como un sutil acorde de piano.

¿Qué representa Agua Marina para la música en el Perú?

La persistencia y la fe en un estilo de música que ellos han perfeccionado muy bien, con el uso de sintetizadores, con mucha disciplina en el tocar. Son muy limpios en el proceder de su música.

¿Es uno de los grandes grupos de cumbia de Latinoamérica?

Sí lo creo. En el Perú, como industria, le apuesto mucho a la cumbia. El Perú ha logrado tener una sonoridad propia, con carácter, muy personal. Para nadie es un secreto que la cumbia es colombiana, pero que ha adquirido distintos sonidos en cada país.

¿Te atreverías a decir que en el Perú se ha llevado más lejos la cumbia que en cualquier otro país?

Sí, pero tendría que exceptuar a Colombia, donde hay muchas manifestaciones, la mayoría de ellas no salen del país. Como industria pienso que, cada vez, la apuesta para la cumbia va a ser más grande. Prueba de ello son Agua Marina, Bareto, Grupo 5 y otros tantos más.

¿La cumbia es la música que representa más al Perú?

Esta pregunta tiene muchos ribetes. Desde el punto de vista de industria, es la más grande. Pero hay otros estilos importantes por los que hay que apostar. Afuera hay un inmenso interés en lo afroperuano, en lo criollo.

Sin embargo, más de un experto que he entrevistado me ha dicho que la música afroperuana y criolla no pega tanto afuera porque es difícil.

Exactamente, pero eso no significa que no haya interés. Hay que mirar desde dos aspectos: está el interés por el conocimiento y el interés por el consumo. La música peruana es muy intelectual, es compleja, y eso es bueno porque habla bien de nosotros.

¿Eso quiere decir que el peruano de a pie consume música muy intelectual?

Sí. Durante un año y medio fui el pianista de la señora Susana Baca. Ella decidió utilizar un trío de cajón, contrabajo y piano, no sabes qué delicia de trabajo e investigación, que corroboró la idea que yo tenía: que la música peruana merece todo el estudio y esfuerzo de conservación.

¿Dónde parte la vena musical de los Purizaga?

Mi tío Felipe Purizaga, al parecer, halló que un marino vasco y músico de apellido Purizaga terminó en Sechura y ahí empezó todo.

¿Hubo un momento importante que te hizo elegir dedicarte a la música?

Tengo un recuerdo que mi mamá me decía que era de cuando yo tenía dos años o menos. Ese recuerdo dice que mi papá estaba en una silla sin camisa, gracias al calor de Piura, y con su saxofón estudiando. Verlo tocar y fascinarme por el sonido del saxofón creo que causó que empiece a sentir que podía hacer algo similar, que podía ser músico. Y ya luego en casa empecé a estudiar percusión a los 3 años. A los 6 años, ya estudiaba guitarra y un día mi papá me preguntó qué quería ser cuando sea grande y le dije que músico.

Habiendo vivido y aprendido en Estados Unidos, México y Colombia, epicentros de la música en América, ¿por qué vuelves al Perú?

No quería que mis cuatro hijos terminaran de crecer sin conocer la cultura peruana.

Dices que la disciplina es lo más importante para un músico. ¿Y el talento?

Siempre he creído que la disciplina sobrepasa al talento. Conozco bastante gente de un gran talento y muchos se han quedado en el camino.

Con las nuevas generaciones estudiando música, como nunca antes en el Perú, ¿se viene algo grande?

Sí. Pero hay un factor que es importante: en el camino no te deben absorber ciertas cosas, como la necesidad de trabajo. Es cierto que hay que trabajar, pero no te debe alejar de lo importante que es investigar y hacer. No es lo mismo saber hacer que hacer.

Volvamos a la cumbia. ¿Debe ser nombrada patrimonio?

Sí, claro. Pero voy a ser sincero: yo le veo mucho futuro a la música andina, al huayno.

¿Recién estamos descubriendo la música peruana?

En todas sus posibilidades, es probable. Hay que educar más.

Los Purizaga tienen que ser patrimonio en algún momento.

Dios permita (ríe).

AUTOFICHA:

-“Soy Héctor Enrique Purizaga Aguirre. Tengo 48 años. Nací en Piura. Desde pequeño he visto manuscritos perfectos de un músico responsable. Todo eso me animó a escribir música. Mi padre llegó a tocar con la Piura Boys y después armó la orquesta los Kike Brothers”.

-“A los 19 años salí de Piura y me fui a Bogotá. Mi hermano vivía en Cali, él es trompetista. Logró que un grupo cubano se interesara en mí: Grupo Calor, del que terminé siendo el director, arreglista y ahí conocía la figura del productor musical; en mi interior dije: esto quiero ser”.

-“Tengo varias nominaciones a los Grammy Latino. En 2004 gané con Johnny Ventura mi primer Grammy, y ahora con Andrés Cepeda. Hay la necesidad de rescatar la música bien hecha. La música es arte, pero también es ciencia, y hay que recordar que la música requiere preparación”.

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