Presenta Kárica y el colibrí maravilloso, el primero de varios libros que lanzará con la editorial Planeta, siempre sobre ecología y valores educativos.
¿Desde cuándo pensó en escribir literatura infantil?
El libro fue planeado hace años. Soñaba mucho con eso, pero nunca lo había podido hacer. Hasta que un buen día, una autora infantil me presentó a su editor. Yo estaba en cero. Teniendo los medios, no había pensado en ello. Es todo un mundo el rubro editorial para niños. Yo escribí un montón. Y eso que aún no ha salido lo demás.
¿Cómo va la historia del libro y cómo continuará la saga?
La historia continuará con Kárica y el delfín rosado. Toda la saga es para visibilizar a los animales en peligro de extinción. Tengo al delfín rosado, a la mariposa monarca azul, al oso polar y al colibrí maravilloso que es el protagonista de este primer libro.
El libro advierte sobre los riesgos en el medioambiente, sobre todo en el Perú.
Es una defensa de la flora y fauna. Es un cuento irreal pero con una historia real detrás. Y que cuenta un poco del Perú, también. Lo que me interesa es que la lectura no solo sirva para mejorar la ortografía y el conocimiento, sino que los niños viajen de manera mental. Y de paso que se promueva el turismo interno para que se conozcan nuestras maravillas.
Es un viaje por nuestra selva…
Yo no sabía, por ejemplo, que el colibrí maravilloso era un ave endémica del Perú. Solamente vive en una parte del Amazonas, por Chachapoyas, muy cerca al río Utcubamba y a una altura determinada, entre los 2 mil y los 2,600 m.s.n.m. Entonces, cuando encuentro estos datos, digo ‘con mayor razón, tenemos que enfocarnos en esto’. Ahí cuento más, sobre las cataratas del Gocta, por ejemplo. Entonces es un libro que te lleva a navegar un poco más con los papás e hijos, dedicarle un poco de tiempo a la lectura e investigar en Internet qué otras cosas hay en el Amazonas. Hay tantos atractivos lindos por ver.
Es un mensaje de la agenda verde, proecológico.
El mensaje para los niños es que aún podemos salvar a la flora y la fauna en peligro de extinción. Hay muchos animales que están sufriendo. Y ahí se van a encontrar con el delfín rosado, que es una historia con una connotación sobre el respeto.
¿Cuándo saldrá el relato sobre el delfín rosado?
Saldrá a mediados de año. Mira, yo escribía las historias y guiones de mi Castillo Mágico. La imaginación la tengo. Pero a veces el tiempo no me deja, entre ser mamá, el laboratorio, la marca y los shows, queda poco tiempo. Pero la escritura es un reto nuevo. Sí me gustaría seguir en este mundo.
Tiene una gama de productos para niños. Un rubro rentable en otros países. ¿También en Perú?
Acá lo que más genera es lo dedicado a la mujer. No solo a las madres gestantes, sino en general a la mujer. La mujer es la compradora compulsiva. Después viene la lógica de comprarle a los hijos. Y todo relacionado con la salud.
¿Los peruanos compran bien?
A veces se compra un producto porque está de moda, porque la marca es conocida o porque alguien lo usa en redes sociales. Pero no hemos aprendido aún a leer los químicos dañinos que pueden tener. San Google nos puede ayudar. Todo está ahí, pero no lo vemos. Conozco muchas marcas para niños que incluyen una larga lista de productos peligrosos. En mis productos yo pongo todo. Sin gluten, sin colorantes, sin sulfatos derivados del petróleo, etcétera. Mi producto está hecho de plantas, con aceites esenciales… Es caro hacer algo bueno. Perdí mucho con la pandemia. Pero sigo apostando por mi línea.
¿La madre peruana es preocupada con sus hijos?
Son cada vez más preocupadas. La madre peruana quiere darle un alimento más sano a sus hijos. Las madres han aprendido a revisar los octógonos, el azúcar o el químico que les están dando. Igual todavía tenemos el facilismo de la moda y la comida rápida. A veces, prefieren lo importado. O lo que ha usado un artista. Siempre les digo a todas las madres: tienes que aprender a leer las etiquetas.
¿Antes nos preocupábamos menos por los productos, pero los niños también se enfermaban menos?
Es por la alimentación. Creo que antes no tenías tantos preservantes ni químicos como hoy. Cada vez son más drásticos, quizás para abaratar costos.
Tiene tres hijos. Fue un aprendizaje, imagino.
Claro. Fui mamá muy joven, a los 22 años. Y viví sin mi madre. Me equivoqué, me dejaba llevar por lo que veía. Por el envase, por la marca. Mira la ingenuidad que tenía como mamá. El error tan grande que cometí. En Estados Unidos me daban botellitas de agua y fórmula. Y me lo daban en la clínica, entonces pensaba que estaba bien.
El riesgo de los niños era la calle. Ahora, es Internet.
A partir de la pandemia, el recreo se convirtió en la computadora. Los cursos, los amigos… todo. El daño más grande que la pandemia nos ha podido regalar ha sido que ahora los niños están todo el tiempo en la computadora. Por eso me obligo a hacer deporte con mi hija. Odio el deporte, pero lo hago para estar con ella. También me obligo a leer con mis hijos. Por eso escribí este libro. Leemos y luego conversamos en la mesa. En Estados Unidos leen un montón. A pesar del Plan Lector, los peruanos somos flojos para a lectura. Gana el facilismo de la tele y de la computadora.
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