“Ser vendedor es mi pasión, mi padre me enseñó. Empecé a los 12 años, cuando él vendía conserva de pescado. Me pidió vender 500 cajas y le vendí 880”, declaró Almendariz (Piko Tamashiro/Perú21).
“Ser vendedor es mi pasión, mi padre me enseñó. Empecé a los 12 años, cuando él vendía conserva de pescado. Me pidió vender 500 cajas y le vendí 880”, declaró Almendariz (Piko Tamashiro/Perú21).

“Tenemos que romper las reglas”, fueron las primeras palabras de cuando llegamos a su tienda de la calle Mendiburu, en Miraflores. Su filosofía es entregar “más de tu ser a mucha gente” y enseñar. Es emprendedor, vigoroso, extrovertido y, sobre todo, ama lo que hace. Comenzó vendiendo licores de bodega en bodega en una camioneta. Y ahora tiene varias tiendas que llevan su apellido y es el organizador de los dos principales eventos de licores premium en Lima: Alta Gama Wine Fest y Alta Gama Liquor Fest. Este último se realizará hoy y mañana en el Country Club Lima Hotel (San Isidro).

Julio acaba de recibir la condecoración Keeper of the Quaich, en Escocia, siendo el segundo peruano que la recibe. Una distinción que le recuerda a su padre, de quien aprendió lo que sabe. Salud con un whisky doble.

¿Por qué, tras 24 años, dejó IBM para vender licores?
Siempre hablaré bien de una gran compañía que me formó, a pesar de que no tenía un título profesional ni sabía inglés, que era la cuota puntual para trabajar ahí. Ninguna de las dos cosas tenía, pero era carimástico, bonachón, simpático, de hablar bien y desenvolverme bien.

¿Cómo llegó a IBM?
Tenía 21 años. Estaba en un negocio de pollos, porque mi familia era granjera. Amo la venta desde los 8 años de edad. Etiquetaba latas de atún en la fábrica de mi padre, me gustaba chambear. Cuando llegué a IBM, me educaron. Un amigo me llevó. Estamos hablando del año 71.

“¿Qué le podría decir a mi viejo lindo, maravilloso, que me enseñó mucho en la vida? Lo abrazaría y le diría gracias, padre, por todo lo que me enseñaste”, declaró Almendariz (Piko Tamashiro/Perú21).
“¿Qué le podría decir a mi viejo lindo, maravilloso, que me enseñó mucho en la vida? Lo abrazaría y le diría gracias, padre, por todo lo que me enseñaste”, declaró Almendariz (Piko Tamashiro/Perú21).

¿Por qué los licores?
Con las relaciones que tenía en IBM, andaba en todos los restaurantes de categoría (risas). Tenía la facilidad de invitar a gente de muy alto nivel de las compañías para hacer las mejores relaciones entre el cliente e IBM. Y dentro de la empresa empecé a vender los licores. Cuando IBM me entregó un cheque y me invitó a irme, lo primero que hice fue preguntar dónde firmo porque era demasiada plata.

¿Qué hizo con la plata?
Me compré la primera tienda, porque ya ‘caleteaba’; es decir, todas las noches salía con mi camionetita y le vendía licores a los karaokes, bodegas, panaderías. Eso ya lo hacía cuando estaba en IBM. Estaba tanteando el terreno.

¿Diría que es vendedor de vocación?
Creo que sí y es una virtud personal. Ser vendedor es mi pasión, mi padre me enseñó. Fui vendedor de él. Empecé a los 12 años, cuando él vendía conserva de pescado. Su producto era atún La Sirena. Un día me despertó y me dijo: “Hijo mío, necesito que me vendas 400 cajas de atún”. Otro día me pidió vender 500 cajas y le vendí 880. “Eres un trome, una bestia”, me decía emocionado. Aunque luego la compañía prácticamente quebró.

¿Qué es el éxito?
Cuando tienes en mente desarrollar algo y lo haces. Si no tienes placer ni alegría, nunca serás exitoso por más cosas que se logren. Esto es pasión. A Julito Almendariz nunca le gustó el estudio, pero seguí adelante y terminé el colegio (risas). Tengo amigos que están bien puestos, pero nunca se imaginaron que sin tener educación ni haber seguido una profesión llegaría a este éxito.

¿Cuáles son las claves para el éxito?
Tienes que ser muy humilde, muy sencillo. Trabajar mucho y tener pasión por lo que haces. Si la vives, eres exitoso.

¿Cuánto de la venta es ser carismático, buena onda?
¡Todo! Por eso hacemos las recomendaciones debidas a nuestros clientes, nunca olvidamos los buenos días y los buenas tardes, el buen trato. Es importante en la vida y para manejar un negocio.

"Lo tomo puro. Sin una gota de agua. Lo tomo con cuatro hielos y me sirvo un whisky doble", dice el embajador del whisky (Piko Tamashiro/Perú21).
"Lo tomo puro. Sin una gota de agua. Lo tomo con cuatro hielos y me sirvo un whisky doble", dice el embajador del whisky (Piko Tamashiro/Perú21).

Varias tiendas después y con los festivales Alta Gama, ¿cuál es su balance?
Es una satisfacción consolidar un negocio como el que tengo, haber creado una marca con mi apellido, que finalmente es el apellido de mi padre y llevar su enseñanza. Traer a mis hijos al negocio también fue algo importante. Es parte del éxito haberlos involucrado.

¿Por qué no hay que perdernos el Alta Gama Liquor Fest?
Es algo emocionante. Es una feria donde reunimos los mejores destilados que existen y que muchas personas no los conocen. Hay que atrevernos a probar cosas nuevas, a probar lo mejor de cada bodega. Hay que aprender que para pasarla bien y disfrutar de un buen destilado, no tenemos que haber bebido mucho. Hay que disfrutar y entender lo que tomamos. Nuestra misión es acercar a las personas. Hay que valorar la calidad versus la cantidad. Tenemos que aprender a tomar con responsabilidad. Tomarte una buena botella de vino es mil veces mejor que tomarte cuatro botellas de mal vino. Es pasar un buen rato y aprender.

Acaba de ser condecorado en Escocia como embajador del whisky. ¿Qué placer se experimenta con este licor?
Es una experiencia desde muchacho. No fui cervecero, pero vi en casa a mi padre tomando un buen whisky. Nunca me imaginé tener esta condecoración en Escocia. Diageo (distribuidora de licores) me propuso, pero tenía cero expectativas porque somos un mercado muy chiquito. Enviaron mi caso de cómo ayudé a promover el whisky a nivel Perú y no solo pensando en las clases altas, sino en todos.

¿Cómo podemos disfrutar de un buen whisky?
Lo tomo puro. Sin una gota de agua. Lo tomo con cuatro hielos y me sirvo un whisky doble. Fui de varios espirituosos, conocí el ron de muchacho, pero cuando tuve la oportunidad de tener una botella de whisky en mi mesa, fue cuando estuve en IBM y era un hombre de relaciones públicas. Tuve esa suerte.

Tras todo lo logrado, ¿qué le diría a su padre?
¿Qué le podría decir a mi viejo lindo, maravilloso, que me enseñó mucho en la vida? Lo abrazaría y le diría gracias, padre, por todo lo que me enseñaste. Tus deseos se cumplieron. Y también le diría salud y nos tomaríamos un buen whisky.

Datos: 
- “Nací el 2 de diciembre del 48, en Miraflores, en San Antonio. Crecí en Ricardo Palma con Casimiro Ulloa. Un barrio muy lindo. Yo era el más misio de todos (risas), porque paraba con los Miró Quesada, De la Piedra. Estudié en el colegio San Luis de Barranco. Y llevo 47 años de casado con una gran mujer”.

- “Sueño con que mis hijos sigan lo que yo he logrado en 25 años. Y dejar todo en manos de ellos. Creo que puede llegar el momento muy pronto. Lo único que desearía es que siguieran con el negocio, algo que he vivido; pero no es el dinero, es la pasión con la que lo he hecho”.

- “Tengo tres hijos, dos son mujeres, y Julio, con quien empecé el negocio. A Anita me la jalé al negocio cuando ella estaba en otra empresa. Es una fuera de serie. Somos cinco hermanos. Tengo una hermana casada en Brasil y un hermano que vive en Miami. Soy el único que salió con la vena de vendedor”.