“Yo he sido baterista del primer grupo de rock de Arequipa: Los Okis. Comenzamos a tocar en los sesenta, cantábamos ‘Demoler’ de Los Saicos”, declara Bedón (Alejandra Bedoya).
“Yo he sido baterista del primer grupo de rock de Arequipa: Los Okis. Comenzamos a tocar en los sesenta, cantábamos ‘Demoler’ de Los Saicos”, declara Bedón (Alejandra Bedoya).

¿Qué tienen en común la música, la fotografía y el Derecho? A . Nació en Chile, al año y medio su padre lo llevó a las Pampas de Siguas, y desde entonces asumió la nacionalidad arequipeña, bandera que hoy ondea afincado en la ciudad de Marsella, en Francia.

Baterista del primer grupo de rock de la Ciudad Blanca, fotógrafo autodidacta y graduado en Ciencias Políticas en París, el artista ha vuelto tras 20 años de su última exposición en nuestra capital. Ahora presenta la muestra fotográfica Sin interés aparente, en el C.C. Inca Garcilaso (Jr. Ucayali 391, Centro de Lima).

Viaja con un cuaderno, donde cita todo, incluida su poesía, que aún no ve la luz. “Soy una suma de todos esos intereses, que están presentes en lo que hago”, nos dice Belón Lemoine, quien ha retratado a Julio Ramón Ribeyro. Y afirma que se siente como si nunca se hubiera ido.

Dicen que en la distancia se fortalece el vínculo.
Uno siempre viaja con las experiencias y vivencias que ha tenido cuando era pequeño. Mi infancia y adolescencia la he pasado en el Perú y uno viaja siempre con eso.

¿Cómo eran esos años de infancia y adolescencia?
Muy gratas. Yo he sido baterista del primer grupo de rock de Arequipa: Los Okis. Comenzamos a tocar en los sesenta, cantábamos “Demoler” de Los Saicos, hemos tocado con grupos limeños como Los Shain’s. Curiosamente, aunque el mundo no era tan global, en Lima y Arequipa se vivía lo que estaba pasando en Londres. Nosotros llenábamos el Teatro Municipal hasta los corredores.

¿Qué lo impactó primero: el sonido o la imagen?
Los dos van juntos. Me atraía mucho Londres por la música y la forma en que vivía la gente, cómo se vestía, las actitudes de la época. En ese momento todo era posible. Y dentro de ello estaba el mundo del arte y la fotografía. La película que me marcó y que está al inicio de mi interés por la fotografía fue 'Blow-Up', de Antonioni.

¿La música nunca fue una posibilidad?
La abandoné cuando me tuve que ir a estudiar a Lima, pese a que ganábamos dinero. Pero estaba claro que me atraía un tipo de vida ligada al arte. A pesar de que me gradué en Derecho e hice un doctorado en el Instituto de Estudios Políticos de París, nunca los ejercí. Pero todo eso me ha dado un bagaje para que yo pueda no solo ser un fotógrafo que produzca fotografías, sino escribir sobre la fotografía y organizar encuentros internacionales, como la primera bienal de fotografía del Perú.

¿Estudió Derecho porque le interesaba la carrera o porque en casa era lo que se pedía?
Uno nunca tiene las cosas muy claras. Como decía el poeta Walt Whitman, uno puede encontrar su camino desde que nace; en el medio de la vida, en medio del mar; o quizá nunca lo encuentre.

¿Y en la fotografía ha encontrado ese camino?
La fotografía es algo que siempre he practicado. Me interesa la filosofía ligada a la producción de imágenes, porque es un modo de pensar, un modo de vida. Ya son más de 30 años en esto.

¿Cómo se vive dedicado a la fotografía?
Se tiene que alimentar de todos los aspectos de la vida. Puedo decir que soy fotógrafo desde que me levanto, cuando duermo y me despierto. Todo el tiempo. No es un trabajo de ocho horas. Se confunden la vida, la fotografía, el interés por el arte y la cultura.

¿Está buscando imágenes todo el tiempo?
Tiene que ver con el mirar más que con el ver. La mayoría tiene la visión, puede ver, está ligado al nervio óptico. Pero mirar es volver a ver, es como reaprender las cosas; mirar con interés, detenimiento. Cuando uno mira, lo hace con todo lo que uno es: sus experiencias, vivencias, cultura, lo que ha leído y visto.

Sobre todo hoy con el bombardeo de imágenes que hay.
La mayoría de las imágenes son pantallas, que no nos dicen mucho. Son redundantes. Entonces, en la producción de imágenes hay que poner en circulación las que interroguen sobre la vida.

Usted ha retratado a varios narradores. ¿Ha sido una forma de narrar sin ser escritor?
La literatura es tal vez la que más tiene que ver con la imagen. Hice la serie ‘La república de los poetas’, entre ellos Toño Cisneros, Washington Delgado. Y he escrito poesía, pero aún no ha visto la luz.

También retrató a Julio Ramón Ribeyro.
Lo conocí en París. Él me invitó para participar en una bienal de la capital francesa. Le hice un retrato que me gusta mucho, porque en él se presenta a un Ribeyro que nadie conoce. Me pareció una persona encantadora, de muy buena conversación.

¿Por qué quería retratar al otro Ribeyro?
Es que en un retrato el fotógrafo no domina todo. Hay varios imaginarios. Por un lado, lo que yo pienso de la persona que voy a fotografiar, lo que la persona cree que es, lo que la persona es a pesar de ella misma y la forma en que voy a utilizar las fotos.

Hoy que todos podemos capturar una imagen y subirla a las redes sociales, ¿cómo definir la fotografía?
La imagen está dejando de cumplir el rol que tenía: explicarnos el mundo. Hay una diferencia entre la imagen que crea una realidad y lo visual que comunica. Ser fotógrafo es estar mirando, tratando de descifrar lo que aparece. El fotógrafo que crea realidad trata de ver lo que no se ve. Ve detrás de lo que ya se ve.

¿Se puede ser fotógrafo con un celular en la mano?
Por supuesto. No es cuestión del material, sino de la persona.

Vive en Francia, pero siempre vuelve al Perú. ¿Desde esa distancia, cómo ve al Perú?
El Perú ha cambiado mucho y positivamente, pero soy consciente de los enormes problemas políticos, ambientales y de circulación. Arequipa es un caos. Pero siempre la paso muy bien. Yo nací en Chile, pero me siento peruano.

Autoficha:
“He nacido en Santiago de Chile, porque mi padre vivía allá y se casó con mi madre, que es chilena. Pero me vine al Perú al año y medio. Nunca he vivido en Chile. No me siento chileno. Mi padre, además, me inscribió en el consulado peruano cuando nací. Llegué a las Pampas de Siguas, donde mi padre tenía tierras”.

- "La primera vez que fui a Chile fue cuando tenía 40 años. Entonces, culturalmente no tengo nada de un chileno. Estudié la secundaria en Arequipa, seguí Derecho en San Marcos en Lima. Y en Francia estudié Ciencias Políticas. También hice un taller de cámaras de TV”.

- “Desde hace unos años vengo a trabajar al Perú. Doy unos talleres de fotografía cerca del Cusco, en escuelas rurales. Y en Arequipa trabajo con una institución que alberga durante el día a niños de la calle. Para 2019, Sin interés aparente va a Arequipa y tendré una participación en el Hay Festival”.