(Perú21/ César Campos)
(Perú21/ César Campos)

La última vez que José Ovejero (Madrid, 1958) estuvo en Lima, en 2013, escribió que es una ciudad con un cielo gris en el que se puede divisar el horizonte “si te fijas bien”. Eran Fiestas Patrias y también había marchas contra la corrupción. Ratifica esa impresión a su regreso como invitado de la .

Realizaste el documental Vida y ficción en el que preguntas a 16 autores españoles por qué seguir escribiendo. ¿Por qué lo haces tú?
Es la única forma de acercarme a temas que me parecen esenciales. Escribir es una forma de reflexión, indagación

Tu ensayo La ética de la crueldad habla de la importancia de los libros que exploran la sexualidad y violencia. En contraste, ¿hay literatura conservadora?
Los bestsellers son literatura cómoda, de fácil consumo, comida rápida. La literatura no arregla la vida, solo expresa su complejidad. Así, los libros sirven para vivir más. Los que me conmueven hasta el llanto expresan el dolor por lo efímero.

Tu ensayo fue premiado por alumnos de secundaria.
Fue una alegría. Algunos profesores lo consideraban inmoral, nihilista, pero lo ético está en lo realista. Cuando los libros embellecen la realidad, siento que me engañan. Yo no quiero ser feliz. Quiero tener la sensación de vivir algo real. La literatura no sirve de consuelo.

En tu ensayo Escritores delincuentes, hablas de Issei Sagawa, apodado el ‘japonés caníbal’. También lo estudió Julio Ramón Ribeyro.
Devoró a su compañera cuando estudiaba en París. Ribeyro plantea que el lenguaje expresa el impulso reprimido, aquí la antropofagia, y que Sagawa tomó la metáfora de comerse a la amada al pie de la letra. Más que escritor, es un enfermo mental que luego escribe.

También el caso de Krystian Bala, el primer condenado por indicios en una novela.
Tras matar a la pareja de su ex mujer, escribe una novela con un caso parecido, y un policía la lee. Daba tantos datos que el juez concluye que no podía saber todo eso sin ser el asesino.

¿Escribir es delatarse?
Sí y no. El lector no sabe qué parte es ficción, pero la ficción sirve para contar recuerdos que queremos olvidar. Estoy disuelto en todos mis personajes.

¿Por qué el mal, el delito, atrae a los escritores?
Atrae a todos. Lo buscas en la televisión, la crónica roja. Incluye miedo, reconocimiento, no te pasa a ti. Verlo en el espacio protegido de la literatura es atractivo.

¿Y los actores, productores, directores de Hollywood acusados de abuso?
Una cosa es que un actor no nos resulte simpático por lo que hace y otra que un productor abuse del poder en la vida real.

¿Hay que admirar al artista y condenar a la persona?
Sí. Puedo ver cintas de Kevin Spacey o Roman Polanski. No sería amigo de ellos, de Spacey quizá sí, pero le quitaría el poder que tiene a Harvey Weinstein.

En tu web hay un final alterno de una de tus novelas.
Puedo sumar escenas. El libro en Internet no tiene inicio o fin; en papel es un objeto cerrado.

Tienes otros proyectos web.
En un proyecto visité a mis personajes, escribí sobre qué hacen años después. Y los lectores pedían saber de otros. Luego lo eliminé pues la web acumula, es algo monstruoso para mí, que soy adicto a la escritura.

No te resistes a incluir las redes sociales en tus obras.
Sería muy raro que no aparezcan en las novelas. Son interesantes literariamente. Un personaje, al estar en Facebook, tiene máscaras como nosotros.

Eres parte de una generación de autores españoles que, al formarse, miraron a la literatura latinoamericana. ¿Aún es atractiva?
Hoy no tiene el peso del boom, que fue fundamental en todo el mundo. Hay grandes autores, pero son francotiradores.

Datos:
- Es novelista, ensayista, poeta, actor, autor de libros
de viajes y director del documental Vida y ficción (2017), que fue presentado en la Feria del Libro.

- También en la feria, escenificó la pieza Qué raros son los hombres, adaptación que hizo de tres cuentos suyos. 

- Ganó el premio Alfaguara 2013 con la novela La invención del amor. Con el ensayo La ética de la crueldad (2012) ganó el Premio Anagrama y el Bento Spinoza (entregado por alumnos de secundaria).