(Perú21/ Marco Ramón)
(Perú21/ Marco Ramón)

Su cabeza está llena de sueños desde que tenía 16 años, momento en el que decidió preparar sus maletas y partir de la casa de Comas de sus papás para perseguir sus metas en Estados Unidos. Allá tuvo todo tipo de trabajos para poder costearse los estudios en una universidad de Nueva York. Veinte años después regresó al Perú, más orgulloso que nunca de su identidad y con las ganas de contagiar ese amor por lo peruano a través de un emprendimiento, que también genere trabajo a su entorno en Lima Norte. Con su marca de ropa, trata de concientizar a las personas sobre el cuidado de la naturaleza, usando insumos ecoamigables y diseños en defensa de animales en peligro de extinción. José nos recibe en el día de su cumpleaños para contarnos su historia.

¿En qué época decidió que debía irse del país?
En los 90 a muchos nos tocó emigrar. El problema económico afectó a muchas familias y, pues, una de ellas fue la mía. Mi abuela ya tenía muchos años viviendo en Estados Unidos y le dije que quería viajar para estudiar, porque acá veía las cosas muy difíciles. Entonces, me ayudó y me llevó para allá, donde empecé a estudiar y trabajar simultáneamente. Me gradué de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés), de la escuela de negocios. Mi plan era irme a estudiar y regresar para ejercer acá, pero me quedé trabajando veinte años, hasta que en un momento ya decidí volver y emprender en Perú.

¿Qué tan complicados fueron sus primeros días desde que pisó suelo norteamericano?
Fue muy difícil, como para cualquier migrante, salir de la comodidad de tu casa e irte a un lugar que era otro mundo, con otra forma de pensar, otra idiosincrasia. El choque cultural es lo más difícil en una ciudad que tiene habitantes de todas partes del mundo. En un solo vagón del tren te puedes encontrar gente de todos los continentes. Lidiar con todo eso es difícil, pero yo tenía clara mi meta de estudiar y salir adelante. Allá extrañas todo: la comida, tu cama, tu almohada, la familia, amigos. Es estar solo, empezando de cero.

¿Cómo se veía el Perú desde allá?
Desde que empecé a estudiar en la escuela de negocios, revisaba el mercado peruano. Ahora está en auge, yo nunca había visto al Perú posicionado como está ahora. Somos un referente económico de la región y eso jamás había sucedido. Tal vez, aquí adentro los peruanos no nos damos cuenta, pero si ves los reportes internacionales sobre negocios, Perú es un foco de atracción para inversionistas. Siempre esperé el momento preciso para regresar y creo que ahora tenemos muchas oportunidades.

¿Tuvo algún temor al decidir abrir su propio negocio?
Sí, pero creo que es importante en cualquier empresa tener socios que complementen las partes en las que uno no es fuerte. Yo tengo experiencia en negocios, manejo de empresas y ventas, pero en diseño y moda sabía solo un poco, no era experto. Por eso me asocié con Pablo Pihn, un diseñador que vive en Nueva York, con él comenzamos a plasmar toda esta idea en Brooklyn, hace siete años, para traer a Perú una moda urbana, sostenible, con respeto hacia nuestro medio ambiente y que represente al peruano.

¿Por qué escogiste entrar al negocio de la ropa?
Los diseñadores de moda peruanos están mirando mucho hacia afuera. Se están yendo a Europa, Estados Unidos y eso es genial, pero debemos empezar a mirar hacia nosotros mismos primero. Por eso nació Kjari, una moda para el hombre peruano, un emprendimiento totalmente formal, esa fue una pauta que tuve desde el inicio, porque en algún momento la informalidad te tumba. Mis padres, que se quedaron aquí, tenían una empresa, pero la informalidad los quebró. En cambio, al hacer las cosas bien, pagando lo que corresponde, ayudas al país. Es increíble que el Perú haya crecido como lo ha hecho con 70% de informalidad.

La peruanidad está muy presente en todos los diseños de su marca, ¿por qué?
‘Kjari’ es una palabra quechua, significa joven, la peruanidad está desde ahí. Nuestro logo es un perro peruano, el algodón de nuestro material es de aquí. Nacimos en las calles de Nueva York, pero la idea surgió de las mentes de jóvenes peruanos que querían representar al país y su cultura a través de sus propias telas, suaves y frescas como la costa; con mensajes históricos, como la sierra; con la energía de la selva, a través de sus colores, dando un estilo urbano y moderno. Queremos que todos se sientan identificados y orgullosos del Perú.

¿Cómo es su trabajo con otros emprendedores de Lima Norte?
El diseñador nos manda los patrones y estilos desde Estados Unidos y aquí trabajamos con tres talleres de confección de Comas. Una de las socias de la marca es Cecilia Cabrera, una ingeniera textil de la Universidad de Ingeniería. Ella capacita y supervisa a los trabajadores de los talleres. En la confección de prendas de vestir existe un documento que se llama ficha técnica, que establece todas las especificaciones para obtener un buen producto. Cecilia es la que les enseña a utilizar ese documento para crear un estándar de calidad en todas las prendas que ellos hacen para nuestra y otras marcas con las que también trabajan.

Cuando se fue, el país parecía estar roto. Veinte años después, el escenario es diferente. ¿Cómo lo ve en otros veinte años?
Tengo mucha fe en que vamos a seguir creciendo. He visto el cambio económico rotundo que hemos dado en los últimos años, pero aún faltan muchas cosas. Debemos empezar a respetar a todos: a tu vecino, tu amigo y la gente que viene de afuera. Yo ahora mismo no manejo carro porque no puedo lidiar con gente tan irrespetuosa en las pistas, es brutal. Si fuéramos más respetuosos de las normas, no solo de las viales, sino de todas las normas para vivir, nos iríamos para arriba. Somos recontra chamba, pero debemos mejorar.

AUTOFICHA:
- “Nací y crecí en Lima, estudié la licenciatura de Administración de Empresas en la escuela de negocios de Baruch College, que forma parte de un sistema de universidades públicas de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Personas como Ralph Lauren y Jennifer López estudiaron en la misma institución”.
- “Empezamos en un mercado de Comas, un distrito donde crecí y me siento cómodo, con mi gente. Luego, ganamos el concurso Emprende Norte del Mega Plaza, que nos dio un módulo gratis por 8 meses. Pasé de vender 15 a 300 polos por semana. Fue una bendición”.
- “Este año se ha lanzado nuevamente el concurso para todos los emprendedores de Lima Norte, el plazo para inscribirse es hasta el 14 de julio y también se premiará al ganador con un módulo gratuito, durante 8 meses en Mega Plaza, y una beca en el Instituto de Emprendimiento de la Usil”.