José Carlos Yrigoyen: En la ciudad de la furia [OPINIÓN]
José Carlos Yrigoyen: En la ciudad de la furia [OPINIÓN]

De un tiempo a esta parte, cada vez que escucho que me hablan de escritores malditos, saco la pistola. No quiero decir que no haya exponentes de ese género que tengan en su haber libros relevantes; por supuesto que existen, y varios de ellos forman parte de mi habitual lista de recomendaciones. Pero también es cierto que, al menos desde los años noventa, han aparecido numerosos conjuntos de cuentos, novelas o poemarios que trajinan los tópicos de esa corriente sin ninguna piedad con los lectores: el sexo en sus variantes más sórdidas, los escenarios marginales y el desaforado consumo de drogas se intercalan mecánica y desangeladamente entre sus páginas.

Estos autores parecen creer que la monótona enumeración de perversiones y excesos basta para conducir al lector por una vuelta hacia el lado salvaje, cuando lo más probable es que lo guíe por la ruta de lo previsible y del bostezo. Es por eso que agradezco cuando encuentro a un escritor de nuestro medio que se arriesga a merodear por esos pagos y logra presentar un libro donde los referidos temas son abordados desde una perspectiva personal y que no se agota en los cuatro lugares comunes de siempre.Ese es el caso de Generación cochebomba, la meritoria novela de Martín Roldán Ruiz (Lima, 1970). Aparecida hace unos diez años, ha cosechado bastantes fans que, cinco ediciones después, la han erigido como un libro de culto, en una época donde pocos títulos recientes pueden exhibir semejante credencial.

Generación cochebomba narra dos historias paralelas que se van amalgamando con destreza –siguiendo las enseñanzas de Vargas Llosa–, aunque se evidencia una disparidad cualitativa entre ambas. La primera, la más sólida y compleja, detalla las tribulaciones de Adrián R, un muchacho de orígenes humildes que aspira a sobrevivir en una ciudad que se degrada y tuguriza en medio de la pobreza, la suciedad y la violencia de los años ochenta. El protagonista –permanentemente torturado por la carencia de cualquier expectativa sobre su futuro– ha sido construido con suma complejidad y sus padecimientos están lejos de lo enunciativo o del efectismo: las diversas circunstancias o reflexiones que nutren su devenir lo vuelven intenso, consistente y creíble. Lo mismo sucede con el resto del reparto, como su padre, un taxista desengañado de una democracia que lo ha despojado de toda dignidad, o de Pocho Treblinka, su mejor amigo, un ser repartido entre la voracidad consumista y la desolación espiritual.

Pero de todos los personajes que acompañan a Adrián por su inclemente travesía, el que más destaca es la misma ciudad de Lima, un ente animado por los millones de seres desesperanzados que la pueblan y por los demenciales atentados que la convulsionan. Roldán reproduce con nervio, verosimilitud y solvencia la capital de esa década perdida, amenazada por el terrorismo y la crisis del primer gobierno aprista.

La historia paralela, en cambio, es bastante más floja. A diferencia de la vitalidad que rezuma la andadura de Adrián R y su collera, el relato de la pareja de senderistas que se debate entre el ideal revolucionario y su realización personal es demasiado esquemático, los diálogos que la conforman son excesivamente didácticos e impostados; los personajes hablan y se comportan como subversivos de manual. Aunque estos inconvenientes se atenúan mientras se avanza la lectura y la primera historia la va envolviendo, la novela de todos modos concluye con cierta sensación de irregularidad.

Sin embargo, son más los hallazgos que los defectos. Generación cochebomba es un libro valioso y, más allá de sus virtudes literarias, es también atendible documento de una época oscura en la que todo –país, ciudadanía, identidad– estuvo a punto de desintegrarse.

Valoración

Martín Roldán Ruiz
- Generación cochebomba - Seix Barral, 2017. 297 pp.
- Relación con el autor: conocidos.
- Puntuación: 3.5 estrellas de 5 posibles.

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