¿Pero no es un primer paso?
En el caso colombiano, salva vidas y genera procesos de posible encuentro, tejer redes, posibilidades de vivir mejor. Ahora, todo muy tenso. Sin embargo, al mismo tiempo hay procesos que sí son de reconciliación en Colombia, donde no son los actores políticos guiados por sus intereses, sino es la gente, las víctimas, la ciudadanía, en los barrios, que quieren dejar atrás lo pasado pero sin olvidar, porque tú no puedes olvidar que mataron a tu hermano. Olvidar, pasar la página son frases hechas. Es pura retórica para decirte, en el fondo, que podemos pasar por alto tu dolor y recuerdo, porque nos ayuda a otra cosa. En este caso, a PPK le ayuda a sobrevivir. En Colombia, las víctimas han generado y permitido, en procesos lentos, complejos, respetuosos, transparentes, espacios de encuentro con ex guerrilleros de las FARC, algunos que cometieron crímenes desde el Estado y paramilitares, para intentar de manera honesta y sin eludir responsabilidades, reconstruir los lazos. Por ejemplo, llego a tu pueblo y pido perdón, no me escabulló con palabras. Digo discúlpenme, no cometí errores sino crímenes. Si quieres podemos conversar. Eso es reconciliación. No puedes perdonar en nombre de otros. Cuando perdonan en nombre de otros la gente es reducida a nada, a espectadores de su propio calvario. Hay alguien que está usando sus temas, sus sentimientos, sus dolores para la negociación política. Hace pasar como un bien moral lo que es un simple acuerdo político, encima inmoral. La reconciliación no se puede fundar en la mentira, en el engaño, en la nula transparencia. Hay que generar espacios donde podamos expresarnos con libertad y acercarnos, pero no a través de la mediación de estos políticos, porque siempre nos van a usar para sus fines.