Cuando perdiste la visión, ¿qué más sentías que perdías?
No lo veía como tal. A los dos años me detectaron estrabismo y empecé un tratamiento con lentes. No funcionó y me pusieron un parche. Lo ponían en el ojo que veía bien para que trabaje el otro, que era el perezoso. Y a los seis años de edad, un 27 de julio, me golpeé la frente y se hinchó. Al día siguiente traté de ocultarlo, pero mi mamá se dio cuenta y cuando me preguntó qué veía, le dije: “Nada”. Fue la primera vez que escuché a mi papá llorar, me llevaron de emergencia. Pero no me podían operar, porque la empresa donde trabajaba mi papá debía. La doctora le dijo que la única solución era que el presidente del seguro, Luis Castañeda, lo apruebe. Lo buscamos y dio luz verde. Pero la operación no fue exitosa.