Jieying Li. artista de la dupla jumping lomo. (Eduardo Cavero/GEC)
Jieying Li. artista de la dupla jumping lomo. (Eduardo Cavero/GEC)

Llegó de China a los seis años y no sabía lo que pasaba a su alrededor porque no entendía nada. Era la primera vez que tenía que usar tenedores y cucharas, nunca había comido panetón ni estaba enterada de lo que era la Navidad. Era un mundo nuevo que con el tiempo aprendió a querer y que le ha servido de inspiración tanto a ella como a su dupla artística Guillermo Fajardo para su segunda muestra artística El despertar de Wiracocha, que se inaugura el próximo 14 de noviembre en la galería Índigo.

Jumping Lomo, su nombre artístico, es el nombre traducido al espanglish de nuestro plato lomo saltado. Y es que la gastronomía es una de las tantas pasiones que unen a Jieying y Guillermo. Su apuesta artística es por revalorar leyendas y costumbres milenarias del Perú, pero servidos con un lenguaje visual moderno y divertido.

¿Cuándo empezó tu carrera como artista?

Estudié artes en la Católica, Diseño Gráfico, Guillermo y yo nos conocimos en la universidad y comenzamos el proyecto de los patroncitos como en 2009. Empezó como un proyecto universitario, no sabíamos adónde iba la cosa, nos decidimos por las fiestas patronales a partir de los recuerdos de infancia de Guillermo con su familia y también por los viajes que nosotros habíamos hecho a diferentes partes del Perú. Quisimos desarrollar personajes en base a los trajes, historias, mitos que nos habían descrito diferentes personas, pero que no los encontramos en los libros, sino que de boca en boca se habían pasado, de generación en generación. A partir de eso nos preguntamos, ¿por qué no las conocemos más? ¿Por qué no hay más escritura o gráfica sobre eso?

¿Qué fue exactamente lo que les pidieron en el curso universitario?

Nos pidieron hacer algún tema peruano y que lo trabajemos en serigrafía. Nosotros no queríamos imprimir polos o mandiles. Pensamos hacer personajes en muñecos de trapo, aunque no teníamos ni idea de cómo coser, por eso hacíamos lo que podíamos o como creíamos que podíamos armar a los patroncitos de la fiesta de la Candelaria. Así fue como surgió.

¿De niña soñabas con ser una artista?

Me parece que sí, pero me lo negaba. Todo padre se asusta cuando escucha a su hijo decir arte. Pero no me arrepiento porque hay bastante juego, investigación y eso es algo que a Guillermo y a mí nos apasiona y motiva día a día.

MIRAFLORES, 09 NOVIEMBRE 2019

FOTOS A JIEYING LI QUIEN CONFORMA LA DUPLA LLAMADA JUMPING LOMO QUIENES ALISTAN SU EXPOSICION TITULADA EL DESPERTAR DE WIRACOCHA, UNA COLECCION DE ART TOYS

FOTOS EDUARDO CAVERO
MIRAFLORES, 09 NOVIEMBRE 2019 FOTOS A JIEYING LI QUIEN CONFORMA LA DUPLA LLAMADA JUMPING LOMO QUIENES ALISTAN SU EXPOSICION TITULADA EL DESPERTAR DE WIRACOCHA, UNA COLECCION DE ART TOYS FOTOS EDUARDO CAVERO

¿Cómo fueron tus primeros acercamientos con el arte?

Desde niña, al calcar, dibujar y repetir imágenes. Yo la verdad es que era muy taba con los números, la verdad aún lo soy, y encontraba en la imagen y el color algo que me traía tranquilidad. Era una niña muy hiperactiva, pero la manera en que encontraba paz era al sentarme a dibujar.

¿Por qué decidieron trabajar con la cultura incaica?

Tomamos un curso sobre la cosmovisión andina. Lo que nos encantó fue cómo al hombre, en la época de los incas, le parecía tan importante el equilibrio entre su ser y la naturaleza. Por eso, nuestra muestra El despertar de Wiracocha es regresar a mirar esa época para revalorar la conexión que se tenía con el entorno, algo que hemos perdido. Nuestro día a día es muy rápido. El profesor con quien hicimos el curso nos preguntó: ¿cuál ha sido la última vez que se han sentado a disfrutar de un amanecer o un atardecer? No apreciamos las hojas que se mueven, si hoy salió el sol o hay luna. Deberíamos disfrutar de la vida a plenitud y ser agradecidos con la naturaleza.

¿Qué personajes han decidido poner en su muestra?

Hay cinco dioses, entre ellos Wiracocha, que es el dios supremo, es quien crea el día y la noche, la vida y la muerte. También está el Inti, que es el dios sol; la Mamaquía, diosa luna; la Pachamama, diosa de la tierra; y el Supay, que es el dios del inframundo. Queríamos demostrar el equilibrio como si existe el bien, también existe el mal; si existe la vida, también existe la muerte.

Jieying Li. artista de la dupla jumping lomo. (Eduardo Cavero/GEC)
Jieying Li. artista de la dupla jumping lomo. (Eduardo Cavero/GEC)

En sus piezas representan historias muy antiguas, pero con un estilo totalmente actual.

Creo que hay una necesidad de las nuevas generaciones de ver algo distinto que pueda estar a la par de tendencias internacionales del diseño y el arte. Nos gusta la artesanía, pero queríamos algo más, por eso pusimos algo de nuestro estilo, que es más lúdico, jovial y ha coincidido con el gusto de nuestro público.

¿Por qué en sus patroncitos mezclan personajes peruanos, pero con alguna indumentaria de otras culturas?

Quisimos mezclar un poco lo nuestro con simbología de la cultura popular. De hecho, vamos a presentar una familia real donde esté el inca, la coya y el príncipe. Hemos revisado bastantes imágenes de cómo eran los trajes y los hemos combinado, por ejemplo, con la época griega, con sus togas y que se sienta divertido. No queríamos repetir algo que ya estaba en los libros que todo el mundo está acostumbrado a mirar, sino algo más lúdico. Si bien nuestro auqui tiene la toga griega, dentro tiene motivos peruanos. La coya tiene un traje tradicional, pero con el patrón de la flor de la cantuta, que es la flor incaica.

Sus piezas son una manera de enseñar sobre nuestras costumbres. ¿Eso es parte de formar una identidad?

Hay algo que nosotros no nos habíamos dado cuenta, pero cuando recién comenzamos, muchas personas que veían nuestras piezas preguntaban cuál era la historia detrás de cada una y ahí fue cuando nos dimos cuenta del poder que teníamos para transmitir las historias que nos habían contado a nosotros sobre los antepasados. A través de nuestras piezas hemos podido comunicar las historias que nos han llegado como herencia cultural. Estamos creando como una pequeña cadena que mantiene la viva. Al final estamos revalorando lo nuestro, no tenemos por qué envidiar lo que hay afuera si tenemos una historia tan rica que vale la pena que los niños y jóvenes conozcan.