JEAN PIERRE MAGNET, MUSICO
JEAN PIERRE MAGNET, MUSICO

Abre la puerta de su departamento miraflorino. Lleva un pantalón celeste, una casaca naranja, un polo verde fosforescente y un par de botas marrones. Entramos y se quita los zapatos. Sus medias son moradas con detalles azules. Se pone un overol blanco salpicado con pintura de distintos colores. Parece un gran lienzo humano. Abre su estuche, que también luce brochazos de amarillo, rojo y verde, y saca el saxofón que brilla como nuevo. Y se sienta sobre una banca blanca manchada de tonos rojos y amarillos. “Quiero colorear la vida”, me dice el músico de 70 años.

Por lo pronto, le dará color al escenario con su nuevo espectáculo A Colores, en el que cinco músicos serán los pintores a través de unas nueve prolongadas canciones. Cada una contará una historia, cada una será un viaje por los universos sonoros de . Y como telón de fondo: un tratamiento visual en las pantallas. “Los voy a sorprender, porque es una experiencia musical y sonora. No de volumen sino de amplitud. Será como cuando escuchas música en un carro. Voy a envolver con la música y sonidos al público”, promete sobre el show que se realizará el sábado 26 de octubre, en el Teatro Peruano Japonés, Jesús María. Ya se pueden adquirir las entradas vía Teleticket.

No había televisión. Solo radio. Se levantaba y la prendía. Mientras se bañaba o se vestía, escuchaba la radio. ¿Y qué sonaba? Música andina. Tal vez el primer color que conoció y que hoy tiñe su geografía sonora.

¿Qué colores son Jean Pierre Magnet?

El fucsia, azul eléctrico, amarillo y morado son mis favoritos. Me gusta el contraste de estos colores, que además lo ves por todos lados en la sierra. Yo he aprendido mucho del concepto colorido de lo andino. Mezclan el colorido de su medio ambiente. Me fascina. Y tengo cierto criterio para mezclar los colores.

¿Alguna vez pintaste?

Sí. Tenía unos cuadros, que los pinté en el año 72. Empecé a pintar cuando me fui a Buenos Aires, porque estaba solo como un perro. Mi madre no era pintora, pero era muy artista, y vivíamos de su arte, que eran las manualidades y adornos; hacía vestidos de novia, decoraba con flores las iglesias en los matrimonios. De ahí me viene la vena y los colores.

¿En qué se parece un pintor a un músico?

En la música uso los colores. Y ahora, a mis 70 años, estoy descubriendo otro territorio musical. Precisamente, en noviembre del próximo año voy a presentar Jean Pierre Magnet y La Nueva Orquesta. Mezclaré sonidos naturales: cuatro chelos, 10 violines, coros franceses, guitarra, batería, arpa, saxofones, vibráfonos, teclados y con sonidos. Experimentaré con música mía.

Uno de tus colores musicales es el rock. ¿Cómo lo encontraste?

A los 17 años los Traffic Sound me convocaron para tocar. Tres años nomás duramos, pero tocamos tanto… Me fui a estudiar, me cautivó el jazz. Vino Wayruro, La Gran Banda, Serenata de los Andes. Pero a los 16 ya era fanático del rock. Mi amigo Manuel Sanguinetti, el dueño de radio Doble 9, encargaba los discos. Los escuchábamos en una vitrola. Yo me ponía en el parlante de la izquierda y él en la derecha; volvíamos a poner el disco y cambiábamos de posición. Era para conocer los detalles de la grabación.

Entonces, después del rock, el siguiente color que te atrapó fue el jazz.

Sí, por su libertad, por el saxofón.

¿Y cuáles fueron las músicas que te iniciaron?

Mi padre era vasco francés. Él nos enseñó “El Angelus”, una canción vasca que se usa en las misas; y una canción que era la favorita de mi padre que se llama “Mi corazón es un violín”. Son de las primeras melodías que marcaron una huella en mi corazón. También Fausto Papetti, que era el rey del saxofón. Yo empecé a los 10 años. Y se escuchaba mucha música andina en la radio.

¿Qué se hace frente a los prejuicios de fusionar?

Una vez un gran músico dio una charla y dijo: “La música no es de nadie, es de todos”. Se me fue todo prejuicio.

¿Qué te hizo músico: el rock, el jazz o la música andina?

El hotel donde vivía, que era en el Country Club de San Isidro. Mi padre fue gerente durante 13 años, hasta que mi padre murió y tuvimos que salir del hotel. Mi departamento colindaba con el restaurante que tenía música en vivo todas las noches. Era un quinteto. El bajo ni se escuchaba, el piano muy grande, la batería no tenía melodía, todo el mundo tocaba guitarra. Me quedé con el saxo porque yo era un fanático de la melodía. Solito lo decidí durante meses, mirando al techo blanco, que iba a tocar saxo. Fui a la oficina de mi papá. “Quiero hablar contigo”, le dije. “Quiero ser músico”, agregué a los 10 años. “¿En serio?”, me respondió con una sonrisa de oreja a oreja. A los tres días me compró el saxo. Es que la tradición de mi padre en el País Vasco es cantar, todos cantan. Pero se murió cuando yo tenía 13 años.

¿Qué colores te faltan combinar en la música?

Un disco que debo grabar son las canciones favoritas de mi gran amigo Pedro Suárez-Vértiz en instrumental, de una manera diferente, muy espacial, que nos lleve al cielo.

¿Por qué lo quieres hacer?

(Se emociona). Antes de formar La Gran Banda, toqué con Pedro como cinco años y recorrí todo el Perú. Lo conocí y lo llegué a querer muchísimo. Somos buenos amigos. Tengo amistad, pero también hay cariño y admiración por el talento que tiene componiendo. Sus canciones me parecen extraordinarias dentro de su rubro. Quiero hacer las canciones bonitas, como “Me elevé”, “No pensé que era amor”. La palabra bonita para mí es muy significativa.

¿Cómo se hacen canciones bonitas?

Cuando tienes el corazón en la mano, como Pedro hace todas sus canciones.

¿Cómo llevas el corazón a la mano?

Mi inspiración es Cristo. Todos los días me voy acá, frente al mar, a abrir mis brazos y decir: que entre en mi corazón y que me dé inspiración para crear la música y poder llevar al público a la puerta del cielo.

AUTOFICHA

- “Soy Jean Pierre Magnet Vargas Prada. Mi madre era descendiente de Ica y mi padre del País Vasco francés. Siempre voy al País Vasco para ver a mi familia. Ahora me voy en abril, unos 15 días. La mitad de mi cuerpo es de allá. Mi corazón canta la música gracias a mis raíces de Perú y del País Vasco”.

- “Para ser músico estudié en Argentina y EE.UU., donde toqué en las calles; quería experimentar como músico callejero. He trabajado en todo: lavaplatos, grifero, verdulero, chofer y el trabajo más importante fue en los pozos de petróleo en el Golfo de México, en el mar”.

- “Tengo más o menos 23 producciones. Debo sacar un nuevo disco de cuando invité a mi amigo Armando Manzanero y Eva Ayllón, que saldrá dentro de poco, un en vivo. Quiero sacar el disco de Pedro Suárez-Vértiz y también un disco de este espectáculo A Colores. Valoro muchísimo al artista que llega al pueblo”.

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