"“Estimulado por el premio de los concursos, a veces el artesano hace hasta lo que no somos. Lo que no se puede globalizar es la cultura, nos hace distintos”, declara Javier Luna (Jesús Saucedo/Perú21).
"“Estimulado por el premio de los concursos, a veces el artesano hace hasta lo que no somos. Lo que no se puede globalizar es la cultura, nos hace distintos”, declara Javier Luna (Jesús Saucedo/Perú21).

Cuando se casó, ya tenía 360 niños. Y hoy atesora más de 2 mil nacimientos. El iqueño es el mayor coleccionista peruano de estas imágenes religiosas. Llego a su casa en el corazón de San Isidro. Una gran reja se abre sola y en la puerta me espera el arquitecto y restaurador. Me recibe con una gran sonrisa, escoltada solemnemente por su cuidado bigote y barba.

Lleva una corbata de colores alegres como un árbol navideño, un terno sin ninguna imperfección con detalles dorados, que brillan como las alhajas que lo adornan y como sus ojos cuando habla de su gran pasión: la colección de nacimientos.

Su casa es en realidad un museo, con música de fondo y paredes de nacimientos. Pero me advierte que solo está en exhibición la mitad de su colección, en la que encontramos desde un emotivo nacimiento hecho en medio de la Guerra del Golfo hasta la impresionante obra de Hilario Mendívil.

Javier asegura que cada “pieza habla sola”, que son “un bálsamo maravilloso”. ¿Y qué nos dicen? Sobre la familia, la tradición, la tierra, la fe, la historia, los milagros y el verdadero sentido de la Navidad.

Diciembre es el mes más esperado del año para Javier Luna. ¿Cómo se prepara?
Tres meses antes voy pensando qué voy a hacer. Ahora he vuelto a un origen tras casi 40 años, porque he hecho una Navidad cusqueña. He sacado piezas de Hilario Mendívil e hice, con propia mano, unas flores como las que se hacían en Cusco. Y me he dado el gusto de hacer un árbol, porque en mi casa nunca hubo uno. Cuando nació mi hija Carolina, a los tres años me dijo: “¿Papá y el árbol dónde está?”. Como cuando me dijo “yo quiero ir a Disney” y le respondí que podíamos ir a Machu Picchu.

¿Y adónde fueron primero?
Ganó Disney, pero ahora mi hija estudia Administración de Arte en la Universidad de Columbia en Estados Unidos.

Al final, ganó Machu Picchu.
(Risas). Sin duda. Ahora me llama y me dice: “Papá, qué importante que es lo que tenemos en el Perú”.

“La Navidad, qué palabra. Significa muchas cosas: compartir, amor, felicidad, observación, vigilia. Es estar esperando que ocurra a la medianoche”, dice el coleccionista de nacimientos (Jesús Saucedo/Perú21).
“La Navidad, qué palabra. Significa muchas cosas: compartir, amor, felicidad, observación, vigilia. Es estar esperando que ocurra a la medianoche”, dice el coleccionista de nacimientos (Jesús Saucedo/Perú21).

¿Qué le otorga esta pasión por los nacimientos?
Yo quisiera que todos descubran lo que yo ya descubrí. A mí nadie me va a convencer de que las artes populares son artes menores. Nadie me va a decir que lo que hizo Joaquín López Antay no era arte total.

¿Cómo empezó todo?
Me fui a hacer un curso de restauración de monumentos con la Unesco, en Cusco. Estuve más de un año ahí y, de regreso a Lima, traje todo lo que pude para hacer una Navidad cusqueña. Al año siguiente pensé en tener un nacimiento de la selva y costa. En esa búsqueda entré a trabajar al INC y viajé casi cuatro años por todos los pueblos, donde compraba nacimientos. Pero hoy en día lamento mucho cuando salgo para comprar y no encuentro nada, así como lamento que se premie en concursos al mejor nacimiento hecho por un artesano. Estimulado por el premio, a veces el artesano hace hasta lo que no somos. Lo único que no se puede globalizar es la cultura, es lo que nos hace distintos.

Pero en su infancia debe haber pasado algo para que usted elija esta ruta.
Mi padre era una nacimientero extraordinario. Murió cuando yo tenía 10 años y recuerdo cuando bajábamos las cajas y juntábamos todo lo que teníamos para armar el mejor nacimiento. Antes en Ica la gente iba de casa en casa para mirar el nacimiento, se ponían ‘orines del niño’, para el que pasara lo bebiera. Es una bebida que se prepara con la uva verde y se saboriza; además, venía con mango picado. Y los señores lo tomaban con pisco. Traíamos arena de la Huacachina y preparábamos una gran manta de yute con goma.

Afirmaría que su colección en realidad nació cuando su padre falleció. ¿No es un homenaje a él?
Qué bonito suena. Pero esta colección no la decidí yo, sino se hizo sola. Si te contara toda la magia que hay acá... Pero como ahora no hay magia de Navidad y todos se preocupan de los regalos y Papá Noel, nadie entiende los milagros.

¿Los milagros existen?
Por supuesto. El más importante es haberme casado con alguien que entendiera esto y no me sacara por la ventana. El segundo milagro es que una persona maravillosa me dijera: “Hay que hacer una casa para estos nacimientos. ¿Qué te parece si lo hacemos acá?”. Y terminó como una donación. De esas cosas que a nadie se le ocurren.

¿Me quiere decir que le donaron esta enorme casa?
Así es, para hacer esta colección. Y vivo acá porque si no, ¿quién los cuida? Eso es un milagro de Navidad, nadie lo va a entender. El mismo notario no lo podía creer.

¿El próximo milagro será el museo del nacimiento?
Tanto sueño con eso y lo he dicho mil veces buscando que una de las iglesias de Ayacucho se destine para hacer el gran museo del nacimiento peruano. Pero no he encontrado respuesta. En esto somos de los mejores del mundo. En América nadie nos gana. El nacimiento peruano fusiona la cultura precolombina y española. Hay muchos testimonios históricos en un nacimiento. Pero nadie los quiere ver. Sin embargo, sí ven a un personaje que apareció hace 50 años, como es Santa Claus, que no dice nada.

"Yo quisiera que todos descubran lo que yo ya descubrí. A mí nadie me va a convencer de que las artes populares son artes menores", manifiesta Luna (Jesús Saucedo/Perú21).
"Yo quisiera que todos descubran lo que yo ya descubrí. A mí nadie me va a convencer de que las artes populares son artes menores", manifiesta Luna (Jesús Saucedo/Perú21).

¿Qué es la Navidad?
Qué palabra. Si supieras... Significa muchas cosas: compartir, amor, felicidad, observación, vigilia.

Porque afuera es comprar y comer panetón.
Ruido. Creo que vigilia es una linda forma de describirla. Es estar esperando que ocurra a la medianoche.

¿Cómo vive los minutos previos a la medianoche del 24 de diciembre?
Antes hemos cenado y después subimos donde está el nacimiento principal, que era el de mi papá, ponemos unas sillas y nos sentamos. Mi mamá siempre maneja este asunto. Ella tiene 93 años y piensa que debe poner el niño aquel que más ha sufrido o quien ha tenido un gran éxito. Y luego hacemos una liturgia pequeña. La Navidad no es yo te regalo, tú me regalas. La Navidad es tener la ilusión de que esto va a ocurrir, creer.

Volver a ser niños.
Y que es cuando eres más honesto que nadie.

Autoficha:
- “Nací en Ica. Tengo 64 años. A los 14 años ingresé a la universidad en Lima, para estudiar Arquitectura. Pero descubrieron que tenía muy poca edad y, en lugar de rechazarme, me contrataron para trabajar en la biblioteca hasta cumplir los 18 años. Después estudié Restauración de Monumentos Históricos”.

- “Como en el INC no teníamos plata para nada, propuse usar los elencos para rendirle homenaje a Lima y fue un éxito. De ser arquitecto de monumentos históricos, pasé a una dirección para las actividades culturales en el Perú, que la crearon a raíz de lo que logré”.

- "Terminé siendo secretario general del INC, director del Museo de Ciencias de la Salud, director del Museo de la Nación y luego viceministro de Cultura en el periodo de Susana Baca. Tengo dos hijos, Javier Ignacio y Carolina, y mi esposa Yvonne. No tengo ni un nieto, pero es lo que más quiero”.