Inyectores: “Empezamos tocando en el Más Allá de Barranco ante 30 personas”

Sobre las cenizas de G-3, hace 15 años, Gonzalo Farfán y Gabriel Bellido decidieron emprender un nuevo camino, con el kilometraje en cero, pero con el mismo espíritu: hazlo tú mismo. Total, ya lo habían hecho la primera vez con Autopsia.

Corría octubre del año 2001 y arrancó Inyectores. Unos cinco meses después, su primer disco Bombardero. Cultores del hardcore punk melódico norteamericano, desde entonces pisaron a fondo y esa máquina no ha parado de sonar. En la ruta han producido cinco discos y ya alistan el sexto: Tándem. Y es momento de celebrarlo. Este sábado, el grupo –con Riki Noriega, en guitarra y voces, y Saito Chinén, en batería– realiza el concierto Bombardero 15 Años junto a ocho bandas invitadas, en el Centro de Convenciones Festiva (Av. Alfonso Ugarte 1439), en el Centro de Lima.

La banda nació junto con esa nueva ola del rock peruano de principios de siglo, aquella generación que vio nacer y crecer a Fuckin Sombreros, Diazepunk, Turbopótamos. Fue un cambio natural, una señal de honestidad y riesgo. "Comenzar de cero", subraya Bellido. "Empezamos tocando en el Más Allá de Barranco ante 30 personas", detalla Gonzalo. "La escena donde nació y se formó Inyectores es la que hoy va a ver el Vivo x el Rock", agrega el vocalista.

Les preguntamos: ¿por qué el punk? "El primer día que con Gabriel intentamos tocar algo como banda partimos de que la música es para comunicar algo importante y el punk rock era el vehículo perfecto", responde Farfán. "Si no fuera por el punk, aún solo estarían tocando los súper instrumentistas. El punk trajo actitud", agrega el bajista.

La historia se repite. El grupo alista un split EP, disco de seis temas: tres de Inyectores y tres de 69 Segundos de Ecuador, como en la vieja escuela ochentera. Producción que será lanzada en marzo, en Ecuador, Perú, Brasil y EE.UU. Con esta producción, la banda reafirma su trabajo de hormiga, su esencia.

Inyectores no solo es un grupo de este siglo. Es también la continuación, a través de Gabriel y Gonzalo, de una historia que empezó hace unos 35 años con Autopsia, en la movida subterránea, y luego con G-3 durante los ochenta y noventa. Una banda que, con el equilibrio, talento y 'juventud' de Riki y Saito, ha sabido llevar en su ruta disciplina, ideales, corazón y autogestión.

Una banda que, finalmente, lleva en sus venas sangre ochentera. Y como dice Bellido: "El rock peruano con huevos nació a partir de los ochenta". Amén.