​Lima 'la gris', adornada gran parte del año por su cielo insípido, está plagada por los grandes edificios capitalinos monocromáticos que, cual elefantes blancos, cargan de forma tétrica una ciudad donde sus habitantes pasan más tiempo en la calle que en sus casas.  

Sin embargo, en medio de esta uniformidad, artistas urbanos han convertido fachadas en lienzos en blanco, donde han plasmado un arte que —a veces— es poco reconocido por su espectador.

Basta dar una vuelta por Barranco, el Callao y Cercado de Lima para darse cuenta que existe un arte que no se exhibe en galerías y que el único precio a pagar son un par de minutos.

Por esta razón, Alejandra Escudero (28), fotógrafa de profesión y vocación, empezó este 2018 con un proyecto en redes sociales que espera convertirse en la ventana para muchos grafiteros, así como en una inspiración para quienes quieran incursionar en esta modalidad de la pintura libre. 

La afición de Alejandra nació en el 2010, luego de incursiones frustradas en la pintura y la música. Apenas ensambló un lente en su cámara, inició una complicidad que la ha llevado a fotodocumentar por ocho años los diferentes murales de la ciudad.

"Trato no solo de fotografiar el trabajo final, sino también de ser parte de todo el proceso de creación del mural", cuenta.

(@lesivobestial)
(@lesivobestial)

Es así como Alejandra empezó a codearse con los autores de las piezas que habían cautivado sus registros fotográficos, y poco a poco colaboró para que otros espacios pudieran convertirse también en cuna de mensajes a base de pintura.

"Me encanta, pero también está el miedo de que, a pesar de haber tramitado con la municipalidad los papeles para poder intervenir una pared, el mural no continúe luciéndose al día siguiente. Uno no sabe qué puede pasar", reconoce.

Siempre yace esa sensación de estar al borde de lo ilegal, de lo prohibido. En varias ocasiones han tenido que conversar con serenazgo para explicar el trabajo que están realizando, pero es la misma clandestinidad la que —en algunos casos— genera una adrenalina que para la joven fotógrafa es difícil de plasmar en palabras.

A raíz de sus trabajos expuestos en y , diferentes artistas de la calle la han contactado para ser parte de este proyecto, lo cual la anima a seguir apostando por más.

(@kajaman)
(@kajaman)

"Algunos me envían mensajes con fotos de sus murales y me dicen 'quiero que vengas a fotografiar mi trabajo', a pesar de que ya me han pasado una foto ellos. Eso me motiva", agrega Alejandra.

Un galería virtual de las calles de Lima, que puede inspirar y transmitir diferentes mensajes en una ciudad que convulsiona razas, que calla sentimientos y que encuentra en el arte callejero una salida para hacerse escuchar y ver.