Dos meses antes de que arrancara la pandemia y el mundo se paralice, Imposible viajó a Argentina para grabar junto a la cantautora argentina Victoria Palermo una canción que compuso. Al llegar a este país, se reunieron y juntos visitaron ‘El Pie’, estudio de grabación de Alejandro Lerner ubicado en el barrio de Villa Urquiza, en Buenos Aires. Entraron y el conserje los llevó al cuarto en donde les tocaba grabar esa tarde. Al ingreso se podían ver dos Grammy, un cuadro del ‘Flaco’ Spinetta, muchos instrumentos y equipos musicales. Al hacer la consulta, el personal respondió que ese era el estudio personal de ‘Tweety’ González, quien es el responsable de las producciones de Gustavo Cerati, Soda Stereo, Fito Páez, Ximena Sarinana. Abraham Palomino o simplemente Imposible es un productor y músico nacional que lleva década y media metido en el mundo de la música. Hace poco publicó ‘Flor Espacial’ en colaboración con la cantante Cristina Valentina.

¿Cómo nació el gusto por la música?

Cuando era chico escuchaba la música de mi padre. Soda Stereo, Juan Luis Guerra, Beatles, Chicago. Lo mismo sucedió en la casa de mi abuelo, había boleros y tangos. Cuando asumí que este era el camino que quería seguir, me di con la sorpresa que me era complicado tocar guitarra. No me salía. Un profesor de música me dijo que fuera a un ensamble de instrumentos andinos. Le hice caso y estuve ahí toda la secundaria. Fue como una universidad de la música. Aprendí la armonía a partir de los vientos andinos. Lo primero que aprendí a tocar en guitarra fue ‘Canción Para mi Muerte’ de Sui Generis, un día en la playa. Ahí comenzó el viaje.

¿Y el derecho?

Por temas económicos. Cuando era adolescente, el país pasaba por situaciones complejas y mi padre quería que estudie algo tradicional. En esa época no había muchas alternativas de formación musical. Era peor que ahora. Así que estuve en la facultad de derecho de la Universidad San Martín. Me titulé y me alejé 12 años de la música, pero sabía que en algún momento iba a volver. Y así fue. Comencé a comprarme algunas cosas y tuve la suerte de tener buenos amigos ligados a la música, a los cuales les agradezco mucho, como fue el caso de Rafo Arbulú, quien me dio varias señales en temas de producción.

Trabajaste junto a ‘Tweety’ González, un referente de la música latinoamericana. ¿Cómo fue esta experiencia?

Maravillosa. ‘Tweety’ me dio la señal de cómo darle forma a las cosas que ahora hago. Hay que tener claro que la música no tiene reglas. Trabajamos durante la pandemia algunas mezclas y en marzo del año pasado nos conocimos. Fui a visitarlo y lo primero que encontré fue un abrazo sincero. Escuchamos mis demos y cuando llegamos a ‘Flor Espacial’ se detuvo y me dijo que esa era la canción. Y así le dimos un aire frente a un tema que pienso que es algo distinto en mi carrera.

¿Y cómo llega la voz de Cristina Valentina?

Justamente por ‘Tweety’. Recuerdo que una mañana me mandó una captura y me dijo que debía hacer algo con ella. Pensé que este tema era la oportunidad. Mi manager hizo una primera comunicación y no hubo respuesta. Luego, nos cruzamos en una reunión. Conversamos y ahí es que decidimos trabajar. Fue una experiencia casi angelical, ya que tiene una voz maravillosa y aportó mucho a la canción. Así quedó la semilla para trabajar más cosas. En un futuro lo sabremos.

Mencionas que la escena peruana está en crisis. ¿A qué crees que se debe?

Existen varios elementos que son clave. Primero, la presencia de algunas bandas que se quedaron para siempre en el dial y que la radio sigue programando todos los días. Los tributos y los programas de imitación. Es una consecuencia normal que en un mercado tan chico como el peruano tu oferta musical sea 85% tributos y 15% música nacional. Ahora, la pregunta es sencilla, ¿dónde tocan los músicos nacionales que la están luchando fuera de la cumbia o lo urbano? Simplemente en cafés o bares chicos. Debemos entender es que las propuestas alternativas no son música de fondo.

¿Qué opinas de la radio?

Que no cumple su rol de canal de difusión. Son responsables de que el oyente no escuche propuestas nuevas. Es una batalla perdida y está condenada a desaparecer, excepto en países grandes como Estados Unidos con más de 16 mil emisoras. Ahí sí hay industria. No te ponen a la imitadora de Taylor Swift, sino a la verdadera Taylor Swift. Los conciertos tributos están matando a la escena peruana. Ojo, no es un tema de pedir ayuda, sino de mejorar las condiciones para los músicos, quienes también merecen el mismo respeto que cualquiera. En Perú estamos haciendo muy buena música hace tiempo. La música se complica cuando a la gente no se le da el acceso. No da opciones de exploración. En esa curiosidad radica el éxito.

¿Solución a corto plazo?

Trabajo de hormiga. Una evolución es priorizar que músicos y productores generen gremios y olviden diferencias. Eliminar los egos, estandarizar los precios. Eso nos generará una libre competencia de mercado. Y permitirá que haya más música. No es tan complejo. Es solo sentarnos en un café y conversar.

¿Qué le debes al alias Imposible?

Todo. Me ayudó a crear un personaje a prueba de balas. También me volvió una persona vulnerable, camuflada dentro de una facha oscura. Me ayudó a tener un aprendizaje de lo que suena en tu cabeza y en tu ser. Un sonido que finalmente te describe como persona.

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