Historia para completar. (Foto Luis Centurión)
Historia para completar. (Foto Luis Centurión)

La editorial Estación La ingresa al terreno de la literatura infantil a través de su sello Ludo. Y lo hace con dos obras de un autor con amplio recorrido y reconocimiento en las publicaciones dirigidas a niños y jóvenes en el Perú: el escritor Jorge Eslava. Estos libros son La carpeta vacía y La casa oscura. En esta columna nos ocuparemos del último.

La propuesta de Ludo en esta colección de libros álbum denominada Problema y posibilidad es, según sus editores, hacer de los relatos puntos de partida para la reflexión y, además, que las historias sean continuadas por los pequeños lectores, quienes pueden darles un final. Es decir, los cuentos del sello no concluyen de manera convencional, su abrupta interrupción ha sido premeditada. La apuesta por valores y la estructura no acabada nos coloca frente a un enfoque esencialmente pedagógico y didáctico.

LA CASA OSCURA

Ya desde la carátula del libro, cuyas ilustraciones están a cargo de Carmen García, apreciamos una primera imagen que nos da un indicio sobre la posible temática. Un niño de unos 5 o 6 años muestra una expresión de pánico. ¿Estamos ante una historia de terror? ¿Qué ha asustado a este pequeño?

La historia es narrada en primera persona por el niño, cuyo nombre se ignora. La acción inicia cuando Teresa –no queda claro su vínculo familiar– inquieta su curiosidad: “¿Quieres conocer un gran secreto?”, le dice. La escena transcurre en la sala de una casa, mientras la madre y la abuela del niño conversan animadamente. Luego, silenciosamente, salen y ella lo lleva hasta un rincón apartado de la vivienda: un desván que en el suelo tiene una puerta de madera y que conduce a un rincón muy oscuro. El niño temeroso se deja convencer por Teresa y a medida que bajan las escaleras la situación va cambiando. Ella besa al pequeño y luego, en palabras de él: “hasta que me abrazó fuerte y me hizo caricias abajo”. El niño llora y grita. Aparecen la madre y la abuela y al preguntar lo ocurrido, él lo cuenta todo, mientras “Teresa no supo dónde meterse”.

LECTURA Y REFLEXIÓN

El final abierto de la historia y la información sobre el tocamiento nos indican que estamos ante un caso de intento de abuso contra un menor. El que no se mencione que Teresa sea su hermana y que la escena transcurra en una casa, muestra que estas situaciones podrían ser propiciadas por personas del entorno familiar. Y que el protagonista lo haya denunciado es porque se sabe víctima del abuso.

Los diálogos y las narraciones son breves, en tanto cada escena abarca dos páginas. El peso de la tensión recae en las ilustraciones de Carmen García, de trazos sobrios y en los que resaltan las expresiones del rostro de los personajes. Destacan también algunas escenas por el manejo de la perspectiva y de claroscuros para acentuar el ambiente de acoso. Las ilustraciones y sus elementos conforman una línea complementaria al relato.
Es cierto que no estamos ante una historia con la estructura clásica inicio-conflicto-desenlace, y que el final súbito desconcierta y deja dudas sobre la solidez del relato, pero esta es la propuesta de la colección infantil de Ludo. Es en suma, una historia para completar y dialogar.

En cuanto a la edición del libro, podrían afinarse algunos detalles como el encolado de las páginas, que a pesar del cosido podrían desprenderse por el uso. De otro lado, podemos afirmar que la lectura de La casa oscura exige el acompañamiento de un adulto mediador, pues son muchísimas las reacciones y preguntas que despierta, quizás la primera de ellas: “¿Y qué pasó?”. El libro invita a la conversación, si bien la estructura incompleta y el final abrupto resulten cuestionables para fines literarios.

LA CASA OSCURA

- Autor: Jorge Eslava
- Ilustradora: Carmen García
- Editorial: Ludo. Lima, 2017