Dato: Avenida Larco hace justicia a la grandiosidad que cultivó este grupo (Frágil) en sus composiciones. Un épico en las calles de Breña. (Guarango)
Dato: Avenida Larco hace justicia a la grandiosidad que cultivó este grupo (Frágil) en sus composiciones. Un épico en las calles de Breña. (Guarango)

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Siempre es motivo de celebración que un largometraje documental se estrene en nuestra cartelera comercial. Si en lugar de una son dos películas y ocurre que son peruanas, estamos ante un acontecimiento histórico. Es una coincidencia afortunada, pero también lo podemos interpretar como un reconocimiento al género con mayor proyección en nuestro país. El documental peruano está más vivo que nunca y merece conquistar un nuevo público. Es buen síntoma que estas nuevas producciones sean tan distintas entre sí.

Con 'Hija de la laguna' nos adentramos en los Andes de Cajamarca, lugar habitado por campesinos como Nélida Ayay, elegida por el director Ernesto Cabellos como protagonista de su documental. El gran mérito de la película es ponernos en el lugar de Nélida, invitarnos a ver el mundo con sus ojos. Es un mundo que tiene poco de ancho y ajeno; por el contrario, el arraigo de la gente con la tierra es de una fuerza conmovedora; el respeto a la naturaleza y el sentimiento de colectividad son valores que allí se practican a diario.

El aspecto vivencial de 'Hija de la laguna' seguramente será una revelación para muchos peruanos formados bajo el signo del consumismo. Más que idealizar las condiciones austeras en las que subsisten estas familias (ciertamente, no hay nada bello en la pobreza), se cuestiona nuestra autosuficiencia, nuestra arrogancia para implementar soluciones. Estas observaciones tienen validez universal y trascienden el conflicto minero de Conga, la terrible amenaza que se cierne sobre Nélida y su adorado hábitat.

¿Es 'Hija de la laguna' el testimonio definitivo sobre uno de los capítulos más controversiales de nuestra historia reciente? Por supuesto que no. Sería absurdo pretender que una obra cinematográfica encierre toda la verdad sobre un tema tan complejo. En todo caso, sea tu posición a favor o en contra de la actividad minera, esta película demanda atención por su calidad artística.

En se rinde homenaje a una de las bandas emblemáticas del rock peruano. Si en 'Saicomanía' (2011) se pretendía redescubrir a Los Saicos, el filme de Antonio Rodríguez Romaní se asume como un ejercicio de nostalgia, la celebración de una carrera extensa y poco más que eso. Objetivos modestos que cumple con creces.

Los integrantes de Frágil pueden darse por satisfechos, ya que su legado musical ha quedado inmortalizado en este documental, muy bien producido, y que hace justicia a la grandiosidad que cultivó este grupo en sus composiciones. Un épico en las calles de Breña.

Por Claudio Cordero – Crítico de cine

TAGS RELACIONADOS