(Perú21/ Hugo Pérez)
(Perú21/ Hugo Pérez)

Tiene que crear seis chistes diarios, de lunes a viernes. En varias carpetas recopila esas páginas del humor. Estima que son más de mil chistes, que están escritos a mano. “Crear un chiste es bien complicado”, me dice y afirma que se nace siendo cómico.

Cuando empezaron , él estaba en Pucallpa, trabajando. A don lo veía por televisión, imitando a Alfonso Barrantes. Pero en la adolescencia, Hernán ya imitaba al director de su colegio. Lo hacía sin que se diera cuenta.

Él quería ser ingeniero industrial; mientras se preparaba, estudiaba Computación. Pero lo descubrió e ingresó a la universidad del humor: Risas y Salsa, de donde inmediatamente pasó a Los Chistosos, elegido por el propio Rossini. Estuvo tres meses como invitado. Hasta que don Guillermo dijo: “Ya páguenle al muchacho”, recuerda entre risas. El exitoso programa radial cumple 26 años y lo celebra este 15 y 16 de marzo, en el Centro de Convenciones Carrión del Colegio Médico del Perú (Av. 28 de Julio 776, Miraflores).

Nunca llegó a estudiar actuación ni mucho menos para ser cómico, pero más de dos décadas dedicadas al humor y aprendiendo de sus compañeros, es como haber seguido un doctorado de la risa. De Ricardo Belmont a Domingo Pérez, su gran maestro ha sido don Guillermo Rossini.

¿Qué te ha enseñado don Guillermo?
Lo he visto mucho, sobre todo la técnica para contar los chistes. Me llevaba a los shows, yo solo imitaba, pero no contaba chistes. Me cochineaba en pleno escenario; mientras esperaba que me dé el pase, se acercaba y me decía: “A qué ha venido, hermanito” (risas).

¿Hay claves para el humor?
Hay que nacer para ser comediante. Si no tienes ángel, estás muerto. Eso no se compra en la farmacia. Como decía el ‘Veco’, el que no traspasa la pantalla e ingresa a las casas, no logra nada.

¿Cómo se logra eso?
Existen personas que por más que se paren de cabeza, no caen bien. Es una cosa inexplicable.

Empezaste con Los Chistosos en una época complicada políticamente, con Fujimori y Montesinos en el poder. ¿Cómo fue ser imitador en ese momento?
Bueno, hasta hemos sufrido algunas acciones sospechosas. Como imitaba a Blanca Nélida Colán, vinieron militares que supuestamente querían invitarnos para un evento. Pero fue de una forma extraña. En esa época yo imitaba a don Alberto Andrade y había una guerra sucia contra él. Él me quería mucho, me decía: “Eres mi clon”.

Claro, cada titular que le sacaban en la prensa escrita.
De alguna forma, yo lo defendía. Imitaba al alcalde que sacó a los ambulantes, al criollo que era querido. Cuando hicimos 24 Minutos, que era Los Chistosos en la TV, salió que quienes teníamos más credibilidad éramos nosotros, por encima de los programas periodísticos de esa época.

¿Qué responsabilidad hay al hacer humor político?
Hay que reírse. Y ahora nos hacen reír más. “No me metan en esa canasta de presidentes ladrones”, dice el doctor . “Malditos sean los corruptos, las ratas” (remata con la voz engolada de García). El papel de nosotros es digerir las cosas malas con bromas, pero diciendo la verdad.

Y también hincar un poco, ¿no?
Claro. Decimos las cosas como son. Lo que la gente valora es que en broma le metes su chiquita.

¿Toledo qué diría desde EE.UU.?
“Quieren destruir a y no lo van a lograr. Dicen que soy borracho y el otro día me fui a la sociedad de alcohólicos anónimos y ni uno era anónimo, todos eran brothers. Nos pusimos a chupar por el reencuentro” (risas).

Te ríes como Alan. Te sale naturalmente.
“Así es. Dicen que me he beneficiado. Demuéstrenlo pues, imbéciles. Todos dicen atrapen al pez gordo, a megalodón y eso no va a ocurrir. No tengo dinero sucio, porque todo lo he lavado” (risas).

¿Hay límites para el humor?
En el humor puedes ser irreverente, pero no ofensivo, sobre todo cuando se trata de humor machista o contra los gays. Creo que debemos empoderar a la mujer. Debería haber tres Giovannas en Los Chistosos.

Los Chistosos son como sobrevivientes del humor. Risas y Salsa nunca pudo recuperarse, los cómicos ambulantes así como triunfaron se extinguieron en la TV y ahora parece que el humor no atraviesa un buen momento en la pantalla chica. Pero ustedes siguen. ¿Por qué Los Chistosos se mantienen?
Son épocas. Y estamos hablando de un peso pesado como Guillermo Rossini, con toda la trayectoria que tiene, le da el soporte al programa. Lo otro es que nos preocupamos por reinventarnos y sacar cosas nuevas. Y sobre todo nos informamos bien.

¿Don Guillermo es el mejor cómico que tiene el país?
Creo que es el pionero en las imitaciones, el que nos inspiró casi a todos. Imagínate, él empezó imitando a Prado (risas).

Giovanna también le da equilibrio. Vemos muy pocas imitadoras.
Es más difícil que una mujer haga reír. No por falta de talento, sino tal vez porque somos machistas. Ella es extraordinaria imitando.

¿Dirías que los peruanos tenemos una vena natural para el humor?
Sí. El piurano es muy gracioso por naturaleza. En la selva también hay una chispa innata. El peruano es palomilla, está buscando de qué hacer chiste. Mira a Melcochita nomás. Pero hacer humor es un arte.

¿Cómo se logra la risa?
Todos mis shows los cierro con el chuncho. Salgo bailando con mi pluma y digo: “Vayan a mi tierra, allá todo es naturaleza, allá los zancudos andan con condones por si las moscas” (risas).

AUTOFICHA:
- ¿Cómo se logra la risa?
Todos mis shows los cierro con el chuncho. Salgo bailando con mi pluma y digo: “Vayan a mi tierra, allá todo es naturaleza, allá los zancudos andan con condones por si las moscas” (risas).

- “Mi padre falleció y mi mamá sigue conmigo. Ellos están felices porque, sobre todo, pude ayudar a mis cinco hermanos, como debe ser. Tengo la propuesta de una película, una comedia. Hace más de dos años actué en El candidato, mi primera película”.

- “Siempre vuelvo a Pucallpa. Mi tierra es hermosa, paradisiaca. Es una ciudad bella, donde también se puede comer rico. Me encantan sus pescados, que son los mejores de la selva, como el paiche y la gamitana, pescados con los que he crecido. Si van para Pucallpa, no se pueden perder su comida”.