La admiración no es gratuita. Cada vez que subía al escenario, era fuego, una sinfonía de pena, dolor contenido, lágrimas de cerveza, un susurro impecable, un marchito corazón. Su voz estaba hecha de una partícula de todo.

Lo llamaban 'El cantante de los cantantes'. Llegaba tarde a sus conciertos. Era adicto a la heroína, a la marihuana, a la cocaína. Y había sobrevivido a una caída soberbia desde un noveno piso. Tenía devotos. 

La admiración, otra vez, no es gratuita. Solo basta escuchar sus canciones —poemas callejeros, de barrio, maladras— para tener claro que no hay que leer un periódico de ayer, que la calle es una selva de cemento, que no importa esa ausencia porque seguimos esperando y que, sobre todo, todo tiene su final, nada dura para siempre.

Que nunca se apague tu voz, Héctor. Estas 10 canciones no te dejarán morir.

PERIÓDICO DE AYER

EL CANTANTE

EL DÍA DE MI SUERTE

TODO TIENE SU FINAL

JUANITO ALIMAÑA

VAMOS A REÍR UN POCO

DE QUÉ TAMAÑO ES TU AMOR

EL TODOPODEROSO

LA MURGA

EL RETRATO DE MAMÁ

ELLA MINTIÓ

TAGS RELACIONADOS