(Foto: Eduardo Cavero)
(Foto: Eduardo Cavero)

Hace cinco años, la vida de Gissella dio un vuelco tremendo. Salió de su natal Lima y aterrizó al otro lado del planeta, en donde radica actualmente en la localidad de Al-Ula, en medio del desierto. Ella nunca imaginó irse a un país tan lejano geográfica y culturalmente.

Ni tampoco pensó llegar a trabajar en la producción de la película hollywoodense Kandahar, junto a estrellas de cine como Gerard Butler, conocido por su rol protagónico en la película 300, y Travis Fimmel, quien hizo el papel de Ragnar en la serie Vikingos. En su visita a Lima, Gissella cuenta las experiencias personales y profesionales que la llevaron a este inesperado y extraordinario viaje.

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¿Cómo llegó a Arabia Saudita?

Llegué por amor. Conocí a mi esposo a través de un aplicativo que se llama Cupido Internacional. Lo hice porque unas amigas me estaban retando a hacerlo. Yo estaba reacia al inicio, pero al final me inscribí. Al día siguiente de crear mi perfil lo conocí.

¿Fue un flechazo virtual?

Estuvimos en contacto virtual por cinco meses, hasta que él me dijo que me quería conocer personalmente. Yo tenía un viaje programado a España y me parecía un lugar neutro para ambos, donde yo me sentía segura. El día que debía ir a recogerlo al aeropuerto planeé que, si lo veía y no había química en vivo y en directo, iba a salir corriendo. Pero cuando nos encontramos me pareció el hombre más lindo que había visto en mi vida. Miré al cielo y dije:”él es”.

¿Qué tan difícil fue el cambio cultural?

En diciembre de 2017 nos casamos en Sudáfrica. Me mudé a Arabia Saudita en 2018. Yo debía cambiar mi vida completamente. Tenía que dejar a mi familia, amigos y trabajo. Pero uno tiene que tomar decisiones en la vida. Mi familia estaba bastante temerosa por cómo me iba a ir a un país con reglas tan drásticas. Tenía que usar una abaya negra y no podía mirar a los hombres a los ojos. Los restaurantes estaban divididos entre hombres y mujeres, y solo podía salir a la calle con mi esposo. Si tomaba un taxi no podía hablar con el chofer porque una mujer no podía hablar con un hombre que no fuera su marido. Fue difícil no tener la independencia que tenía en Perú. Pero soy una persona que se adapta. Fui sin prejuicios y Arabia Saudita, al final, me sorprendió positivamente.

¿Exactamente dónde vivió?

Fui a vivir a Riad, que es la capital del país. Los tres primeros meses me la pasé encerrada en casa porque no conocía a nadie. Mi esposo salía a trabajar y cuando volvía a casa buscaba si es que no estaban mis maletas hechas, porque pensaba que no iba a durar en Arabia Saudita. Luego, conocí a una señora peruana que tenía más tiempo viviendo ahí y conocía a más extranjeros. Ahí todo cambió

¿Cómo la contactaron para trabajar en la película Kandahar?

El Gobierno de Arabia Saudita flexibilizó las normas laborales, con lo cual ya podía trabajar. Y coincidió conque nos habíamos mudado a un pueblito llamado Al-Ula, por el trabajo de mi esposo. Los primeros 15 días, cuando nos mudamos, nos quedamos en un hotel mientras conseguíamos donde vivir. El día que llegamos conozco, sin saber, a una de las productoras principales de una película que se iba a empezar a realizar en Al-Ula. El último día en ese hotel me fui a despedir de ella y mi esposo comentó que yo iba a empezar a buscar trabajo. En ese momento ella me dijo que estaban buscando personas para trabajar y me dio su tarjeta. Cuando googleé su nombre, era parte de una productora en Inglaterra muy conocida en el medio. Ella había hecho todas las películas de Jackie Chan.

¿Cuáles eran sus tareas?

Trabajé con el director de localizaciones, quien estaba encargado del scouting para la película.

Me dijo que necesitaba una coordinadora para el equipo, y que teníamos que trabajar a todas horas, incluso durante la madrugada. Teníamos que viajar a otras ciudades. Yo le dije que sí a todo, a mí me gustan los retos. Cuando ya había firmado el contrato me dijo: “Por si acaso, es una megaproducción de Hollywood, los protagonistas van a ser Gerard Butler y Travis Fimmel”. Yo no podía con la emoción. Trabajamos juntos seis meses., Fue la experiencia más increíble de mi vida y a la vez la más difícil en el aspecto profesional.

¿Por qué fue tan complicado?

Nuestro equipo tenía que acondicionar los lugares donde se iba a rodar la película, porque Al-Ula es un desierto. No hay electricidad ni carreteras. Teníamos que conseguir desde grúas y torres de luz para hacer los caminos hasta aires acondicionados y baños. Al-Ula es un pueblito donde no hay nada. No era como estar en una ciudad. Teníamos que traer las cosas de otros lugares. Además, trabajamos contra el tiempo, pero lo logramos. He aprendido muchísimo de esta experiencia.

¿Alguna vez imaginó esto?

Para nada, ni en lo profesional ni en lo personal. Yo soy una persona muy intuitiva y he aprendido a seguir lo que mi corazón me dice. Fui con una confianza increíble en la apuesta que había hecho. Creo que cuando uno va a tomar una decisión en su vida, si tiene demasiadas dudas, mejor no hacerlo. Yo fui determinada a dar lo mejor de mí en todo y con el aprendizaje de vida de que los ‘no’ no existen. Los ‘no’ son temporales. Hoy te dicen ‘no’, pero mañana puede cambiar. Mañana te pueden decir que ‘sí’. Lo importante es trabajar mucho, arriesgarse y ser una persona honesta, tanto en el amor como en la profesión.


Autoficha


  • “Soy Gissella Garate Tabja, estudié Administración de Empresas y he trabajado muchos años en el sector de banca. Mis padres fallecieron cuando era niña y mis abuelos fueron quienes me cuidaron. Mi abuelo era palestino, su cultura siempre estuvo presente en mi vida”.
  • “Kandahar se estrena el 26 de mayo en Estados Unidos. Luego espero que llegue a todo el mundo. La gente va a conocer Al-Ula y va a querer visitarla, es una manera muy buena de promocionar turismo. En el Perú que está lleno de lugares hermosos se puede hacer lo mismo”.
  • “Fui la única peruana en el equipo de 300 personas para hacer la película. Ahora todos ellos quieren conocer Perú porque les hablaba siempre de Cusco, de Machu Picchu, de las playas y de la comida. Es importante nunca dejar de soñar, sin importar la edad. Yo soy una muestra de ello”.