La noticia tomó por sorpresa a Giovanna Pollarolo (Tacna, 1952). Cómo no, si lo hizo también con todos aquella mañana de junio. El diminuto rumor se hizo adulto en pocas horas y al día siguiente el mismo escritor lo confirmaba: tras cincuenta años, Mario Vargas Llosa se separaba de Patricia, la prima, la esposa, la madre de sus hijos.
Cualquier otro asunto pasó al olvido. El escritor comenzó a ser el protagonista de la civilización del espectáculo y las revistas del corazón –amantes de Isabel Preysler, la nueva novia– se encargaron de publicar los capítulos de esta historia.
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La ruptura de la pareja traspasó barreras y llegó a oídos de los personajes de Toda la culpa la tiene Mario (Planeta, 2016), la nueva novela de la escritora Giovanna Pollarolo. Allí, un grupo de señoras integrantes de un club de lectura pronto caerán en la cuenta de que la noticia significará también un cambio en sus propias vidas.
"Me interesó que todo se fue haciendo una novela de folletín. Cada semana me daba cuenta de que había algo nuevo: videos, comentarios en diarios, revistas, entrevistas en radio y TV", cuenta Pollarolo, quien vuelve a la narrativa luego de ocho años.
EL ESCRITOR EN SU ESPECTÁCULOA la escritora le asombró la facilidad con la cual cualquiera tomaba un posición frente al tema. '¿Cómo se atreve a hacerle eso a su esposa?', 'Patricia por fin podrá vivir su vida', 'Ha sido muy valiente', fueron algunos de los comentarios escuchados. "Nadie era indiferente", apunta la también guionista, poetisa y docente.
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Con la idea envolviéndola por cuatro meses y tras decidir que sería un cuento y no una novela, la historia entró en una nebulosa a principios del año. Luego de una dura batalla, la autora encontró una voz para guiar el relato y así tomar el control de sus personajes.
"Me divertí escribiendo", apunta Pollarolo para luego agregar que Internet se convirtió en su principal fuente. Allí pudo enterarse –revela entre risas– del jet privado de Enrique Iglesias, el hijo de Isabel, o del número de operaciones de la madre. De allí incluso recogió los fragmentos de entrevistas que intercalan la novela.
También hay un espacio para la melancolía. Al igual que ocurre en sus anteriores obras, los personajes reflexionarán en medio de la ausencia. Pero aquel sentimiento también les servirá de respiro en la monotonía, aquella que tal vez embargó a un ilustre escritor.
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