Gerald Martin, el biógrafo de los Premio Nobel de Literatura. (Fotos: Marco Ramón).
Gerald Martin, el biógrafo de los Premio Nobel de Literatura. (Fotos: Marco Ramón).

Nació en Londres de 1944, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Una ciudad bombardeada, destruida y siempre gris, invadida por el esmog y la Gran Niebla, el periodo de contaminación ambiental. El primer libro que leyó le dio color a tanta grisura. Con La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, descubrió otro mundo, su mundo, el que eligió, el de las palabras en español. Tenía 7 años y empezó a coleccionar estampillas, de preferencia las latinoamericanas. “Eran países de aventuras”, recuerda.

La primera vez que pisó suelo latinoamericano fue en Lima de 1965; estuvo dos días. Su destino era Bolivia, adonde llegó como voluntario, para dar clases de inglés e historia. Dejó el continente con el deseo de volver. “Desde el comienzo fui fanático latinoamericano, soy hincha, es mi segunda patria”, asevera. Y Gerald Martin volvió a América Latina, pero no solo físicamente, sino emocional e intelectualmente, a través de sus autores. Conoció, escribió y publicó las biografías de Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez. Hoy está en la misma tarea con Mario Vargas Llosa. Todos Premios Nobel de Literatura.

En el colegio, aprender francés y latín era obligatorio. El español era electivo y él lo escogió; lo aprendió a los 13 años. Era un niño de familia humilde, pero de ambiciones grandes. Quería viajar, leer, escribir y vivir aventuras. Asegura que era improbable que se vuelva escritor, y se volvió académico. Se graduó y dos semanas después ya estaba en América Latina. Y ahora estamos sentados en un hotel limeño, en otra aventura.

-Es más común conocer historias de latinoamericanos que sueñan con llegar a Europa.
Es la atracción de lo diferente. Lo que uno nota es que, en general, los latinoamericanos no conocen América Latina. Pero yo he viajado por todo el continente y me sigue encantando.

-En esa aventura por Latinoamérica, ¿quién fue primero: Asturias, García Márquez o Vargas Llosa?
Asturias. Aunque hoy se le considera un escritor anacrónico, sigo pensando que Hombres de maíz, su gran obra sobre Guatemala y los indígenas, es uno de los libros más importantes del siglo XX en América Latina. Luego fue Mario.

-A Vargas Llosa lo conoció antes de leerlo.
Lo conocí antes de saber que existía (risas). Asturias me lo presentó. Yo hacía un doctorado sobre el escritor guatemalteco, a quien estaba guiando por Londres. Antes de su conferencia me presentó al joven Vargas Llosa. Era el 9 de mayo del 67, tres semanas antes de la publicación de Cien años de soledad (de Gabo). Volví a Edimburgo y busqué los libros de este joven escritor peruano.

-¿Por qué lo buscó? ¿Notó algo particular?
Asturias era un viejo escritor y Mario era el joven escritor. Pensé en la nueva generación. Y me deslumbró. Leí el libro sobre los jóvenes en la escuela militar (La ciudad y los perros). Mi colegio tenía una compañía de cadetes, en el que era obligatorio estar y a mí no me gustó nada. Era semanal. Pero yo me escapé: en vez de ir a los días de campaña, me iba al cine a ver películas con Brigitte Bardot; finalmente, me pillaron y me echaron deshonrosamente de los cadetes. No me sacaron del colegio porque yo jugaba bien al fútbol, entonces era útil (risas).

Gerald Martin
Gerald Martin

-Publicar la vida de García Márquez fue, sin duda, como un gol. ¿Qué define a Gabo?
(Se toma algunos segundos para pensar su respuesta). Genio, sentido del humor, intuición cultural, empatía popular, estilo propio.

-¿Qué define a Vargas Llosa?
(Otra vez medita sus palabras). Brillante en casi todo. Disciplina incomparable. Rigor y un enorme sentido del humor. Solo en libros como Pantaleón y las visitadoras me he reído tanto.

-¿Qué tienen en común?
La vocación. Y la disciplina, aunque Mario más. La ambición. Y son los más grandes de su época.

-¿Si Gabo siguiera vivo, se habrían reconciliado?
(Hace ruidos con la boca, como si pensara haciéndolos). Hubo momentos en que uno u otro pensó que “la próxima vez que nos veamos, quién sabe...”. Pero, finalmente, Carmen Balcells (agente literaria e impulsora del ‘boom’) me dijo que pudo haber sido posible, pero para qué... Entonces, yo creo que eso nunca iba a pasar.

-Una historia real que se quedará para siempre en el plano de la ficción.
Es fascinante, porque tiene tantas dimensiones, tantas posibilidades y versiones.

-¿Y se queda con alguna versión de los hechos?
Sí, pero no te voy a dar esa primicia (nos reímos).

-Esa versión viene en el libro sobre Mario, entonces.
Probablemente. No estoy seguro, porque es una cosa delicada. Tampoco soy un perverso.

-En una entrevista dice que en cada línea que usted escribe, en relación con Vargas Llosa y Gabo, hay una decisión ética. ¿Eso quiere decir que no lo cuenta todo?
Nos estamos poniendo más serios. Aunque suene vanidoso y presumido, es verdad. Primero, tiene que ser verdad y documentable. Y segundo, que no haga un daño innecesario al escritor. Para ser sensacionalista no lo hago. Lo que publico es lo necesario para dar el perfil y explicar el carácter del escritor.

-¿Qué le decía García Márquez de Vargas Llosa?
Comentaba la candidatura de Mario. Empezó diciendo que estaba impresionado con la valentía de él. Admiró su valentía. También ironizó sobre el manifiesto del partido de Mario, pero sin crueldad. No sé si hubo un pacto entre ellos, como se dice, pero era un pacto tácito, porque ninguno de los dos ha querido discutir.

-¿Vargas Llosa no se ha expresado al respecto?
Lo que dijo era que lo iba a dejar a los biógrafos (risas).

-¿En el Perú se valora realmente a Vargas Llosa?
En los últimos diez años, él tiene una gran influencia en las generaciones jóvenes. A pesar de los desencuentros, Mario representa la esperanza y el éxito, que los peruanos también pueden hacer cosas en un país donde no se han resuelto todos los problemas.

-¿Usted escribiría sus memorias o se las entregaría a un biógrafo?
Jamás (risas). Yo no soy nadie.

-¿Cómo le gustaría que recuerden a Gerald Martin?
Nadie me ha preguntado eso. (Se enreda con sus palabras). Suena banal: como una persona decente que trató de vivir de una manera decente, que cuidó a las personas dependientes de él. Que si mintió, lo hizo en cuestiones pequeñas. Y que trató de mejorar el mundo en el que vivió.

-¿No como en el biógrafo de Gabo y Vargas Llosa?
(Guarda silencio). Y en otra dimensión, es un privilegio increíble ser recordado como el biógrafo de ambos. Y muy sorprendente para un inglés, casi absurdo. Privilegio no es publicar y que me feliciten, sino pasar todos estos años en contacto con estas personas que han llevado vidas envidiables y extraordinarias. Vargas Llosa es el escritor más importante del mundo hispánico y uno de los más importantes del mundo, y yo estoy en contacto con él, y escribiendo su historia.

Gerald Martin
Gerald Martin

AUTOFICHA:

- “Soy Gerald Michael Martin. El segundo nombre es por mi abuelo irlandés. Tengo 75 años, nací en Londres. Estudié lenguas modernas y letras hispánicas. No habría estudiado para ser escritor. También he jugado fútbol, como nueve. El gol es un momento de euforia como no hay otro en la vida”.

- “La biografía de Asturias me tardó 16 años, la de Gabo 17 y ahora con Mario voy desde 2010. El libro sobre Vargas Llosa es casi seguro que se publique en 2020. La investigación está hecha, los capítulos están, la estructura existe. Pero no he llegado a la síntesis perfecta”.

- “Tengo una novela que está ahí hace 50 años y cuando acabe la biografía de Vargas Llosa, voy a terminarla. Tiene un nombre maravilloso, pero no te lo voy a decir. De nadie más haría una biografía. Y nunca habría habido nadie más en América Latina. Soy un hombre con mucha suerte”.