'Trilogía involuntaria' de Mario Levrero (Renzo Salazar)
'Trilogía involuntaria' de Mario Levrero (Renzo Salazar)

En la contemporánea se ha denominado ‘raros’ a aquellos escritores considerados inclasificables, poseedores de un estilo único y que no encajan en molde alguno. Así, tenemos a autores como Felisberto Hernández, Armonía Somers, Marosa di Giorgio y al propio Juan Carlos Onetti. Convertido tras su muerte en un escritor de culto, Mario Levrero (1940-2004) también ha sido incorporado a ese grupo.

Fotógrafo, librero, guionista de historietas y creador de crucigramas, en realidad se llamaba Jorge Mario Varlotta Levrero y firmaba con su segundo nombre y apellido porque consideraba que en la literatura emergía su otro yo, mientras que Jorge Varlotta era el del mundo real. Personaje excéntrico, de perfil bajo y renuente a dar entrevistas, la ‘rareza’ de Levrero radica en su universo donde lo fantástico tiñe su prosa, aunque sería más preciso referirse a lo suyo como una suerte de realismo introspectivo.

TRILOGÍA INVOLUNTARIA

Transitó en los terrenos del cuento y la novela, pero es en este último género en el que se desenvolvió con mayor soltura. Si bien 'El discurso vacío' (1996) y 'La novela luminosa' (2005) son consideradas sus obras mayores, la mejor puerta de ingreso al mundo Levrero son sus primeras tres novelas: 'La ciudad' (1970), 'París' (1980) y 'El lugar' (1982). Por su unidad temática, estas obras fueron publicadas años después bajo el nombre de Trilogía involuntaria, pues Levrero no planificó que estas tres novelas estuvieran vinculadas entre sí.

Dichos libros tienen una atmósfera que nos remiten al Franz Kafka de 'El proceso'. Es decir, los personajes de pronto afrontan una situación particular sin tener la menor idea de cómo se vieron envueltos en ella y tratan de entender qué pasó. El espacio en el que transitan aparece difuso, como si se tratara de un mal sueño, una pesadilla de la cual no pueden despertar. Los protagonistas de estas historias deambulan perdidos, reacios a aceptar su destino, pero a la vez incapaces de alejarse de él. El debate surge entre aceptar esta circunstancia aferrándose a ciertas comodidades o rebelarse aun a riesgo de perderlo todo.

Si bien la impronta kafkiana está muy presente, lo particular de Levrero radica en ese “realismo introspectivo”; es decir, en la constante reflexión de sus personajes sobre el rumbo de sus destinos. “¿Para qué las explicaciones, si no hacen más que confundir las cosas y crear nuevas y múltiples interrogantes?”, piensa el protagonista de 'La ciudad'. “Si usted cambia esa desesperación actual por una calmada desesperanza, habrá obtenido algo que muchos humanos anhelan”, afirma un personaje de 'París'.

VIAJE INTERIOR

En 'La ciudad', el personaje se encuentra en un pueblo inhóspito, donde evita quedarse a toda costa, mientras que en 'El lugar', un hombre aparece en una habitación y observa que hay una cantidad indefinida de puertas que conducen a otros habitáculos que tienen lo básico para vivir. A medida que avanza, los ambientes son más tétricos y las provisiones disminuyen. Su determinación por salir lo lleva a un recorrido que resulta más un viaje interior. En 'París', un sujeto vuelve a esta ciudad tras un viaje de trescientos años en tren. Al recordar lugares e identificar a personajes conocidos, es llevado a un monasterio, donde todas sus necesidades básicas han sido cubiertas. Nuevamente, el debate gira en torno a salir o conformarse. El deseo de libertad se impone.

Estas novelas de Levrero tienen potencia y nos transmiten la opresión que viven sus personajes. A la vez nos interpelan sobre la vida en el mundo moderno, uno que sigue siendo en esencia aquel que retrataba Kafka en 'La metamorfosis' y 'El Proceso'. Si bien luego su obra se volverá más autobiográfica y disparatada, para muchos este es el mejor Levrero. Y esta trilogía así lo avala.

FICHA TÉCNICA

'Trilogía involuntaria'
​- Autor: Mario Levrero
- Editorial: DeBolsillo
- Barcelona, 2016.
469 p.p.