Elena Romero: “Los 50 saben a experiencia y a sorpresa, una mezcla muy rica”. (GEC)
Elena Romero: “Los 50 saben a experiencia y a sorpresa, una mezcla muy rica”. (GEC)

Un baúl era el escenario. Los Romero Salazar montaban obras de teatro como jugando. Su madre cantaba, el padre tocaba la guitarra y los tres hijos alrededor de ellos. Los cinco encima del baúl. El arte era un juego en casa, donde había un solo televisor y ver películas era todo un acontecimiento. Elena Romero cantaba, actuaba y escribía poesía. Tenía 15 años.

En plenos estudios de Psicología, entró en crisis vocacional. Se preguntó: “¿Me voy a morir sin intentarlo?”. Entró a estudiar teatro y canto, y al año protagonizó el filme dirigido por Francisco Lombardi Maruja en el infierno, que, afirma, llegó a estar alrededor de un año en cartelera. Pero volvió a España para seguir sus estudios, país donde vivió de los 4 a los 12 años porque su padre nació allí.

El cineasta Álvaro Velarde abre la puerta. Estamos en su departamento, donde no hay espacio para el vacío: las paredes están cubiertas por cuadros, espejos y retratos. Es el director de La Cosa, que se estrena el 15 de febrero a través de un nuevo circuito de proyección para el cine independiente, siendo una de las paradas el Teatro Británico de Miraflores. En la sala nos espera su musa, Elena Romero, quien ha actuado en todos sus filmes, como El destino no tiene favoritos y El candidato. El fotógrafo pone las luces, Elena y yo nos sentamos en el sillón y al frente se ubica el director, quien escribe a mano en hojas sueltas sobre un mueble antiguo, aunque durante la entrevista mira de reojo, ríe y comenta.

¿Qué es La Cosa?

(“No puedes contar, ¡ah!”, responde primero Velarde). No puedo decirlo. Lo que puedo decir es que La Cosa sorprende, es esa cosa que todos deseamos.

¿El amor?

Uhmm. Es otra cosa que todos deseamos.

¿Qué deseas tú?

Mucha salud y la ilusión de seguir haciendo cosas que me gustan. No perder la ilusión.

Con 58 años, ¿la edad te hace perder la ilusión?

Si te descuidas, sí. Yo trato de estar atenta con eso, porque puede parecerte que todo es igual, pero la vida está llena de retos y de cambios, y de personas que llegan a tu vida.

¿Cómo son los 50?

Deliciosos.

¿A qué saben?

Saben a experiencia y, a la vez, a sorpresa. Esa mezcla es muy rica. Es un buen maridaje.

Cuando a veces se cree que la sorpresa es solo adolescente.

Ese es el engaño de un mundo que solo se fija en la juventud. Pero es una edad muy rica. Está muy llena de cosechas, de aprendizajes y de reinventarse, que es algo que he hecho y sigo haciendo porque ese es el secreto. Si no te reinventas, te fosilizas.

Una generación se acuerda de ti por Maruja en el infierno y otra por De dos a cuatro. ¿Hoy quién es Elena Romero?

Soy la misma, pero creo que he encontrado una fuente de renovación y experiencia en la docencia. Estoy encontrando que es muy hermoso a esta edad devolver lo que he aprendido. A los chicos les digo: yo soy la partera, el niño es suyo. En la docencia el foco no está en mí; cuando te preocupas de que sea otro el que tenga el proceso, de que sea otro el que brille y triunfe, eso me ha dado una calma exquisita para seguir componiendo, cantando y creando. Yo espero morir de pie, como los árboles.

Pareces un árbol de un tronco recio.

Yo me siento así.

Volvamos a La Cosa. A propósito de reinventarse, este filme sale un poco del molde clásico de comedia en el cine peruano. ¿Te parece?

Sí. Álvaro tiene un imaginario bien particular. Es bien raro hablar de él como si no estuviera (ríe y Velarde le pide que siga). Hablo con la libertad de haber trabajado con él en todas sus películas.

Eres su musa.

No me atrevo a decir tanto. (“Sí lo es”, interrumpe Velarde). Tiene una mezcla deliciosa: por un lado posee una cultura cinematográfica muy grande, es un amante del arte, tiene sentido del humor, muy inteligente. Por eso hace películas como esta, que es un ejercicio de estilo, que es algo extraño en nuestra cinematografía.

¿Qué dirías que tienes de rara?

Insistir en ser artista es una rareza porque no es fácil cuando no eres una artista que hace lo que está de moda. Siempre he tratado de hacer lo que salía de mi corazón y eso a veces no va con la moda.

Por De dos a cuatro estuviste de moda.

Claro. Eso es muy rico, todo fluye.

Y ser la hermana de Raúl Romero te da una doble fama.

La verdad que sí. Cuando salió Maruja en el infierno, le decían que era el hermano de Maruja. Y ahora soy la hermana de Raúl.

¿Por qué la comedia pega?

Necesitamos reírnos de nosotros mismos. Reírse es subvertir el orden, incluso del pensamiento. Con un mundo en crisis, tener un espacio para la risa es curativo.

Y tienes un diplomado de terapia a través de las artes.

El arte te comunica con un lenguaje universal que va muy directo al corazón.

¿Dónde es más efectivo el arte: cuando va al corazón o a la cabeza?

Cuando va a los dos... Me costó mucho empezar en la actuación porque era tímida, insegura.

¿Hoy ya no eres insegura?

No creo que las personas sean seguras o inseguras. No somos blanco y negro, somos grises.

En La Cosa, al parecer, hay una reflexión de fondo: que existe el mal porque falta amor. ¿Estás de acuerdo?

Sí y el miedo, que te lleva al lado oscuro, como dice el maestro Yoda. Esa frase la tengo en mi celular porque me parece fascinante (se para, camina, coge su cartera, saca el celular y lee la frase): “El miedo es el camino hacia el lado oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio al sufrimiento”. ¡Qué sabiduría!

AUTOFICHA

-“Soy Elena Olga Romero Salazar. Felizmente casada desde 1995. Tengo un hijo, que es músico, ya acabó la carrera, es pianista y compositor. Nací en Lima, el 12 de marzo del 61. Raúl Romero nació antes que yo. Él es del 11. Nacimos al filo de la medianoche (sonríe)”.

-“Entré al Conservatorio para estudiar canto y al TUC para seguir teatro. Al año hice Maruja en el infierno y el TUC me sancionó por trabajar. Tenían esa regla. Me fui a España, donde estudié en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, donde me licencié”.

-“Acá hice el máster en Psicología Educativa y el diplomado en Terapia a través de las Artes. Hoy soy docente y artista. Debo haber hecho unas cinco películas. De teatro, perdí la cuenta. He publicado unos seis o siete discos. Para 2020, quiero lanzar algunas canciones. Me encanta la TV y no descarto volver”.

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