(César Campos/Perú21)
(César Campos/Perú21)

“Normalmente no salgo (de casa)”, son las primeras palabras de Diego Olórtegui cuando llega a la redacción de este diario. De lunes a domingo, de 7 de la mañana a las 2 de la madrugada, una mesa, un lápiz, una hoja y él son los habitantes de su universo, aquel que ha cobrado forma, desde hace dos años, tras su ingreso a , una de las editoriales de cómics más grandes del mundo. El peruano ha dibujado para She Hulk, portadas de Star Wars supervisadas por Lucas Film, Capitana Marvel, entre otros. Y es uno de los invitados del Día del Cómic Festival, que va hasta mañana en el Campo de Marte. Nos revela que el cómic ha sido un escape a sus problemas. Pero ahora son un refugio y un destino prometedor.

¿Cómo ingresas a Marvel?

Después de dejar trabajos que no llenaban mis expectativas como artista, comencé a hacer varias ilustraciones que las subí a un sitio en internet, desde donde la gente las compartía. Luego de ello, me llegó un correo de Marvel.

¿De qué forma se dio tu acercamiento al cómic?

Cuando era chico veía muchos dibujos de superhéroes. A los 7 años, mi papá me compró un cómic: Doom Patrol, y en 2007 me regaló Batman: Año 2, que justo publicó Perú21, y a partir de ahí comencé a coleccionar cómics y a dibujarlos, a crear mi propio estilo. Terminé el colegio y entré a trabajar en 3D, animación.

En otras entrevistas afirmas que prácticamente has aprendido solo.

En mi familia ha habido muchos artistas. Por ejemplo, mi abuela de parte de padre fue pianista; la hermana de mi abuelo paterno era pintora. Mi madre dibujaba.

¿Crees que hay talentos que viajan por el ADN?

No lo sé, pero algo debe haber ayudado que otras personas tengan talentos artísticos en mi familia. Aunque cuando nací, al año, mi hermano mayor me encaminó un poco al hacerme dibujar palitos, bolitas, a Condorito. Y luego yo copiaba a los Thundercats.

Pero antes de ingresar a Marvel has trabajado para agencias de publicidad.

Comencé con animación 3D. Pero donde trabajaba veía cierta mediocridad en el producto final. Yo imaginaba algo genial y, más bien, buscaban minimizarlo. “Hazlo así nomás, son niños los que van a ver esto, ellos no tienen la más mínima noción”, me decían.

Muchas veces se cree que los niños son como ‘seres tontos’, se les subestima.

Exacto. Yo he visto dibujos desde chico y me imaginaba muchas cosas de esos dibujos. Me retiré de ese ambiente y pasé a hacer storyboard para publicidad. También fue un trabajo difícil, porque no tenían la intención de conocer cómo trabaja un ilustrador. Se sentía un menosprecio o me pedían copiar el estilo de otro artista con el que habían trabajado.

¿Aún hay menosprecio, en general, hacia los ilustradores?

Sí. Tengo muchos amigos ilustradores que trabajan en esa industria porque ‘es lo que hay’. Además, yendo al trabajo en sí, que consistía en dibujar a una señora promocionando un detergente, era muy aburrido. Lo mío es contar historias emocionantes. En ese tiempo estaba frustrado y mi hermana me dijo: ‘pero tú siempre has dibujado historietas, por qué no te dedicas a eso’. Entonces, me propuse entrar a Marvel.

Este desdén que aún existe por el ilustrador se contradice con el hecho de que le dedicas 18 horas a tu trabajo. ¿Qué tan exigente es ser artista gráfico?

Te ven como una impresora humana. Me dicen: ‘has un dibujo, rapidito nomás’. Hay una visión que si tienes el don, es fácil, lo puedes hacer en segundos. Ahora, la exigencia está en los tiempos, la preocupación de mantener un buen nivel. Este trabajo requiere concentración, planeamiento.

Dibujaste a Kamala Khan, personaje de origen musulmán, de Ms. Marvel. ¿Qué tan importante es que desde el arte se genere conciencia sobre temas como la diversidad?

El cómic es un medio de entretenimiento que tiene llegada a adultos y coleccionistas, pero también a jóvenes y niños, que sin necesidad de ver un noticiero, desde algo que los entretiene son concientizados. Por ejemplo, viendo al nuevo Thor que es mujer, ven que no solo el mundo es de personajes masculinos que pueden salvar a la humanidad; o Kamala Khan, donde se puede aprender que no importa tu religión o edad y toda la discriminación que puede haber hacia ese personaje, que ella lo sobrelleva muy bien.

¿Si le tomaras la temperatura a la industria del cómic en nuestro país, cual sería tu diagnóstico?

La industria del cómic peruano está levantando de a pocos. He visto trabajos impresionantes de Christian Rosado, que lo veo como un artista de afuera. Pero hay un tema de vender por vender, de querer sacar algo rápido porque está de moda. Hay que preocuparse por hacer un buen producto. También existe un pequeño sector de ilustradores que ven en hacer cómics como si fuera chacota entre patas, en vez de tener la visión de ser leídos internacionalmente.

¿Hay potencial en desarrollar historias con identidad local?

De hecho. Pero veo que cuando se habla de identidad peruana se exagera y se intenta meterle lo peruano al público a la fuerza. Saca una historia, céntrate en ella y que lo peruano aparezca orgánicamente. La idea no es meter nuestra cultura a la fuerza. No ser tan burdos. Al cómic peruano aún se le ve desde el hombro.

Llevas dos años en Marvel, ¿cuáles son tus proyecciones?

Me gustaría dibujar a los más grandes: Avengers, el libro de Spiderman. Tal vez, dar el salto a DC Comics y dibujar a Batman, que es mi superhéroe favorito. Y tengo pensado dos historias mías con una mirada internacional.

¿Dónde se funda la pasión por el cómic?

El lector puede identificarse con los personajes. Que tienen errores, pero a la vez poseen la facultad de superarlos. También ese poder para salvar al mundo. La gente se ve reflejada en eso y, como ellos, busca trascender.

AUTOFICHA

- “Tengo 30 años. Soy de Lima y vivo acá. Quise estudiar arquitectura, pero lo dejé. Estudié un par de meses animación, pero fue algo muy técnico. Soy cinéfilo, me encantan las películas de ciencia ficción. Me he visto mil veces las cintas de Star Wars, de Marvel, DC. Los cómics han sido un escape a mis problemas”.

- “Soy coleccionistas de figuras de acción, estatuas, de animes. Colecciono figuras del Caballero del Zodiaco, que es mi serie de anime favorita. Creo que faltan más centros de formación para ilustradores. En Argentina me parece que hay hasta una facultad, y acá talleres cortos”.

- “Nadie me enseñó a dibujar. Todo lo que sé lo aprendí por mi cuenta. Mi estilo está entre el cartoon y el realismo. Hago muy expresivos a mis personajes. Mis influencias son Greg Capullo, John Romita Jr., Ryan Ottley, Sean Gordon Murphi, entre otros. Pienso mucho en el espacio en que está el personaje”.

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