¡Obvio! Totalmente. Pero nunca dije que iba a posponer la maternidad por algún motivo, simplemente no se dio. Yo sí quería ser madre. Pero no quería serlo sola, sino con alguien, con una pareja. Conocí al padre de mi hija y fuimos muy responsables: acudimos al doctor para ver si todo estaba bien. Mis nueve meses de embarazo fueron los más felices e importantes de mi vida. Meses en los cuales todo cambió. Fue esta sensación de que alguien para siempre llevará el timón de tu vida. Cambié muchas cosas, y una de ellas fue darles el peso real a los problemas, poner todo en una perspectiva más realista y menos soñadora, fantasiosa o dramática. Porque soy una persona dramática, soy intensa, hago mil cosas a la vez. Pero, de pronto, con esta criatura en mi vientre puse las prioridades de una manera más clara.