Daniel Subauste: Conoce a un árbitro de campeonatos de improvisación

"Lo que te atrapa de la improvisación es el juego", dice Daniel Subauste desde una butaca de teatro. Es ingeniero de sistemas de profesión y árbitro de partidos de improvisación (o impro) porque le gusta.

Improvisar es jugar a una vida o un personaje distinto cada vez en una situación que se te plantee. Inventar, crear, actuar. En la impro te dan 20 segundos para improvisar. Cero guion, cero ensayo. A veces, casi como vivir. "Por eso estamos acostumbrados a improvisar", señala Daniel.

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Daniel comenzó en el universo de la impro en el primer taller de improvisación que hizo July Naters en el Patacultural en el año 2002. Participó jugando en los partidos de impro, pero luego empezó a leer e investigar sobre esta disciplina: la historia, la reglas del juego, la disciplina. Y entonces se hizo árbitro al poco tiempo. "El escenario te va poniendo en tu lugar", recuerda que una vez le dijo July.

Nunca estudió teatro, pero llevó varios talleres de claun, expresión corporal y dramaturgia. Ahora comparte su tiempo entre dar clases en una facultad universitaria de Ingeniería de sistemas, dar clases de improvisación y ser árbitros en diversas competencias y torneos donde se hace match de impro.

Daniel explica que para llevar a cabo un match de impro se necesita una cancha, un árbitro principal con un silbato llamado kazú, un marcador, una campana, dos bancas y de tres a cinco jugadores por equipo. Los partidos duran 20 minutos.

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BENEFICIOS DE LA IMPROVISACIÓN"Casi cualquier actividad que implique creatividad o creación se puede llevar a la improvisación: pintura, música, poesía, etc", dice Daniel.

Para él, la improvisación no solo es para actores o personas relacionadas al mundo de la actuación, sino sirve para todos aquellos que quieran desarrollar algunas habilidades blandas. "La impro te enseña a escuchar", afirma.

Como árbitro dice que siente la responsabilidad de formar a los improvisadores en las normas del juego y además comenta que debe lidiar con los egos y que ya se acostumbró a ello.

Por: Diana Hidalgo (diana.hidalgo@peru21.com)