Diego Lau, Gonzalo Espinoza y Hugo Kuroki creadores de 'Tama'.
Diego Lau, Gonzalo Espinoza y Hugo Kuroki creadores de 'Tama'.

Redacción PERÚ21

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Desde su estudio, en pleno corazón de la avenida Aviación en San Borja, los diseñadores Diego Lau, Hugo Kuroki, Gonzalo Espinoza y Aldo Estrada le dan vida a Tama, un tamalito viajero.

Este simpático personaje recorre todo el Perú contando historias, conociendo regiones y su vestimenta está inspirada en las diversas costumbres y culturas del país. Tama es el símbolo de Origen Peregrino, una marca nacional de Art Toys que tiene como fin acercar al público a nuestras tradiciones de una forma lúdica y divertida.

Tama, que ya se ha ganado el cariño del público, nació en 2015, después de miles de bocetos, mezclas de colores, formas y diagramas. De hacer y deshacer diseños. Tras arduas horas de trabajo de sus creadores para llegar a obtener un entrañable personaje que permita, sin mucho atavío, que la gente se sienta identificada con lo nuestro.

"En cada rincón del Perú hay una versión de Tama. Lo tenemos en humita, juane, tamal criollo, rojo, verde y otras variedades. Como se trata de un plato bandera de nuestra gastronomía, quisimos representarlo de una forma divertida", cuenta Gonzalo a .

Si bien decenas de Tamas ocupan cada rincón de su estudio, una de las metas de Origen Peregrino es continuar creando personajes y objetos decorativos que sean representativos del país para así contribuir a que siga creciendo el orgullo nacional.

"Muchos se interesan por la cultura nórdica, griega, estadounidense porque ven a Thor u otros superhéroes de Marvel. La gente consume películas, cómics y comienzan a investigar más de esa cultura, como sus dioses, sus historias, y de pronto tienen más conocimientos sobre otros países que del Perú. Por eso queremos que con Tama despierte un poco su curiosidad y quieran saber más del país", nos enfatiza Lau.

Tradición y modernidad

Tama es la fusión de tecnologías modernas y de procesos artesanales tradicionales. Por un lado, estos cuatro artistas egresados de la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú aplican una variedad de programas de diagramación para la elaboración del personaje.

Por otro, son los maestros artesanos los encargados de pintar y dibujar los detalles de cada región que llevará en el cuerpo este tamalito viajero. Precisamente, el maestro Antonio Oré (Ayacucho) fue el encargado de pintar las flores que decoran al Tama ayacuchano.

"Al inicio, Antonio estuvo un poco reacio a trabajar con nosotros porque no estaba seguro del éxito del proyecto, pero cuando se dio cuenta de que íbamos por buen camino, se entusiasmó. En algún momento nos gustaría trabajar con más artesanos de otras regiones", señala Lau.

Estos cuatro socios, pero sobre todo amigos, estuvieron relacionados con el arte desde muy temprano. De pequeño, Gonzalo veía cómo su padre trabaja en un taller de serigrafía y le llamó la atención la capacidad que tenía una persona para crear una obra artística con sus propias manos.

Por su parte, Diego creció entre las exposiciones de CasaCor. Ver las formas extravagantes de las lámparas y un sinfín de muebles con las creaciones más originales despertaron en él las ganas de convertirse en un gran diseñador industrial.

Hugo, a pesar de que al inicio estuvo estudiando Ingeniería Industrial, siempre tuvo claro que lo suyo era el arte y sobre todo el dibujo. Aunque por aquellos años sus padres no veían con buenos ojos que se cambiara de carrera, con el tiempo se convencieron del talento de su hijo y no dudaron en apoyarlo.

Trabajo en equipo

Sacar adelante tu empresa y hacer que cuatro diseñadores de estilos distintos lleguen a un acuerdo no es fácil, comenta Hugo.

"Tama no es un rompecabezas o una pieza en la que cada uno hace una parte. Es la suma de todos nosotros. Al inicio nos costó mucho, pero hemos aprendido a debatir y llegar a un acuerdo cuando queremos cambiar algo del diseño. También sabemos aceptar las críticas. Si hay que rediseñar todo desde el inicio, hay que hacerlo", agrega Hugo.

Origen Peregrino no solo fue el proyecto con el que soñaron estos cuatro amigos en las aulas de su universidad, sino también es un ejemplo de emprendimiento.

Sin la búsqueda de un financiamiento que los apure en la maduración de sus ideas o tome el control de su plan, como ocurre en concursos de arte, según dicen los artistas, han logrado salir adelante con una sola arma: su talento. Y eso lo demuestran con Tama, su primer hijo, del cual nos hablan con mucho orgullo.

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