Código fuente, los inicios de Bill Gates

A continuación, compartimos un extracto del libro de memorias del fundador de Microsoft. Obra publicada por Penguin Random House. Se trata de la historia humana y personal de cómo Bill Gates se convirtió en quien es hoy.

Fecha de publicación: 05/03/2025 4:49 am
Actualización 05/03/2025 – 12:00

Por la noche salía con frecuencia de nuestro apartamento y daba largos paseos por las calles llanas de los alrededores de la Base Aérea de Kirtland. La zona estaba tranquila a aquellas horas. Era el sitio perfecto para pasear y pensar, a veces sobre problemas de codificación, pero normalmente sobre algún aspecto de nuestros planes para Micro-Soft. Mientras paseaba en diciembre de 1975, antes de volar a Seattle para pasar las navidades, reflexioné sobre los ocho meses transcurridos desde que habíamos fundado Micro-Soft. Habíamos hecho muchos progresos. Era asombroso pensar que miles de personas estuvieran utilizando el software que nosotros habíamos creado. Aun así, me preocupaba que dependiéramos de los royalties de MITS, y que demasiadas personas estuvieran optando por la vieja versión copiada de BASIC y no pagándonos por las versiones más recientes. Por cada centenar de ordenadores Altair vendidos por MITS, quizá solo diez incluían nuestro software, debido a la desenfrenada difusión de la versión pirateada. Para dar una idea de nuestra situación entonces, Micro-Soft declararía en sus impuestos unos ingresos de solo 16,005 dólares, lo que incluía los tres mil dólares que MITS nos había dado por adelantado. En cuanto a futuros negocios, habíamos hecho montones de contactos y generado posibilidades prometedoras, pero no teníamos ningún acuerdo todavía.

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En cosa de un mes, tenía que volver a Harvard. Según lo planeado, me había tomado una excedencia durante el semestre de otoño para poner en marcha Micro-Soft y, a partir de principios de febrero del nuevo año, trataría de compaginar el trabajo en la empresa con la carga de un curso entero. Paul estaba haciendo equilibrios entre las exigencias de su trabajo a tiempo completo en MITS y su cometido en Micro-Soft. Ric, por su parte, también iba a volver a la universidad para cursar su último trimestre. Se mostraba ambivalente sobre si quedarse con nosotros, e incluso sobre lo que debía hacer a continuación. Con lo cual no había nadie que se dedicara a pensar en la empresa a tiempo completo.

 

 

Y, sin embargo, en ese momento no pensaba que fuéramos a perder nuestra oportunidad. Era increíblemente optimista, quizá demasiado. Tenía confianza en la evolución del negocio de los ordenadores personales. Sentía que estábamos cerca de cerrar algunos tratos, y todavía no teníamos ningún competidor importante. La People’s Computer Company, en Silicon Valley, acababa de sacar una versión gratuita del lenguaje de programación llamada Tiny BASIC, pero era muy deficiente comparada con la nuestra.

Durante aquel paseo, me convencí a mí mismo de que podía dirigir una compañía y ser un estudiante a tiempo completo. Todo el tiempo que había dedicado a mi programa de béisbol, lo dedicaría ahora a Micro-Soft. También pensaba que todo lo que estaba aprendiendo en Harvard seguía siendo fundamental para la persona en la que me estaba convirtiendo. En particular, había comenzado a entablar una relación con varios profesores de ciencia computacional y creía que podría aprender mucho más de ellos y adquirir unos conocimientos que ayudaran a Micro-Soft. Además, me encantaba la universidad: el ritmo frenético de aprendizaje, las conversaciones hasta altas horas de la noche con gente que sabía cosas que yo ignoraba. Pese a mi difícil periodo de adaptación durante el primer año, había logrado encontrar un buen ritmo durante el segundo. Al echar ahora la vista atrás, sabiendo cómo se desarrollaría la historia de Micro-Soft, me parece obvio que debería haber dejado la universidad en ese momento. Pero no estaba entonces preparado para hacerlo. Y, por supuesto, tampoco lo estaban mis padres. Volví a casa para celebrar la Navidad y seguir todas las tradiciones Gates habituales, incluida la artesanal felicitación de mi madre, una que revelaba sus inquietudes sobre mí con una rima banal: “Trey se tomó un tiempo este otoño en la vieja Albuquerque, en su propio negocio de software invierte; esperamos que no sea un fiasco. (El beneficio es parco)”.

 

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