A: Para mí el divorcio no fue doloroso porque yo prefería verlos separados pero más estables, que juntos peleando. Yo tenía 5 años cuando mis papás se separaron y, para mí, lo más difícil era estar en medio de los dos, en la pugna de poderes. Cuando en el colegio preguntaban quiénes tenían padres separados yo era la primera en alzar la mano porque para mí era circunstancial tener paz en la casa, tener tranquilidad. Siempre cuando una pareja está a punto de romper hay más discusiones, más peleas. Entonces eso es poco sostenible en una estabilidad para los niños. Por eso era fundamental que se separaran.