Hay historias maleables; se adaptan a diferentes contextos histórico-culturales; y en lugar de distraer, llegan a enriquecer el subtexto. Así tenemos el relato de La bella y la bestia, que se ha podido encontrar en distintos formatos a lo largo de la historia, desde la Grecia antigua hasta hoy en día. Quasimodo y Esmeralda, Hades y Perséfone. Y uno de los casos más reconocidos, y aclamados, es la novela gótica del siglo XIX del escritor francés Gaston Leroux: El fantasma de la ópera.
En esta obra conocemos la historia de Erik, el macabro ‘fantasma’; en realidad, un hombre con una terrible deformación facial, que hace que su rostro se asemeje a una calavera. Aterroriza la Ópera Garnier, en París, y cae perdidamente enamorado de la soprano Christine Daaé. Pero la muchacha solo tiene ojos para Raoul, el galante vizconde de Chagny. Los celos del ‘fantasma’ crecerán, llevando a que tome medidas drásticas para asegurar el “amor” de la joven. Raoul, para descifrar el misterio, requerirá la ayuda de un enigmático persa para encontrar a Christine y salvarla de un tétrico destino.
El amor es una figura importante, demostrado en los dos hombres de la vida de Cristina: Raoul y Erik. Se contrasta lo que se considera el amor contra los celos.
Erik se verá inicialmente como un espectro, pero luego se descubre que varios de sus trucos se asemejan a aquellos presentados por los magos. Aunque se presente como un drama gótico, esta obra bebe de eventos históricos para formar su propia mitología. El trabajo periodístico de Leroux destaca al congeniar hechos históricos con lo más fantasioso.
El fantasma de la ópera empezó como una historia policiaca. Surgió en principio no como novela, sino como viñetas en el periódico Le Gaulois.
En su país natal, Gaston Leroux resaltó como reportero, guionista, crítico de ópera y teatro, y escritor de varias novelas policíacas (que llevó a adaptar a la gran pantalla por su propia mano). Eventos diarios llegaron a inspirar sus tramas. Surgió la idea de escribir El fantasma de la ópera cuando escuchó acerca de incidentes ocurridos en la Ópera Garnier (accidentes, muertes e incendios), además de leyendas urbanas que seguían al teatro. Leroux creía que la casa estaba acosada por un fantasma, y dedicó gran parte de su vida a confirmar su existencia. Hubo un persa en la vida real que asistía a la ópera. Y elementos de la deformación de Erik posiblemente estuvieron inspirados en El hombre elefante, de Joseph Merrick. Además, la laguna presente en la novela coincidía con la realidad: se construyó una cisterna de agua debajo de la ópera para ev vitar que el agua dañe el edificio.
La novela presenta un pensamiento adelantado a la época, al mostrar el poder de la redención y la empatía. El ‘fantasma’ es un villano, pero la novela muestra sus orígenes y que reacciona violentamente por dolor frente a un mundo que lo ha atacado y maltratado desde su nacimiento. Y es solo por el beso compasivo de Christine que llega a cambiar y mejorar como persona. A la vez, se narra su talento en lo referente a la música y la arquitectura.
La novela ofrece un pensamiento bastante moderno sugiriendo que si Erik no hubiera nacido con esa deformidad habría sido una celebridad en su época. Esta muestra de piedad resalta en el texto y nos explica por qué sigue siendo relevante hasta el día de hoy.
Aprovecha la NUEVA EXPERIENCIA: recibe por correo o por Whatsapp nuestro periódico digital enriquecido. Perú21 ePaper ¡Conoce nuestros planes!
VIDEO RECOMENDADO