“El teatro tiene un carácter ritual: sucede aquí y ahora, y no se repite. Hay una relación espectador-actor. Me interesa mucho la relación entre el público”, declara De Ferrari (Luis Centurión/Perú21).
“El teatro tiene un carácter ritual: sucede aquí y ahora, y no se repite. Hay una relación espectador-actor. Me interesa mucho la relación entre el público”, declara De Ferrari (Luis Centurión/Perú21).

Viaja una vez al año para ver hasta 30 obras de teatro durante un mes. Cada viaje es “como una maestría”, así lo expresa. Y lo hace desde hace 15 años. El mismo tiempo que tiene el teatro La Plaza, desde donde ha gestado Sala de Parto, hace seis años. Festival que ayer dio inicio a una nueva edición. , directora, dramaturga y productora, se define como una persona tímida, aunque su amable sonrisa diga lo contrario. El camino recorrido nos habla de una mujer poderosa y talentosa, que desde una sala de teatro sueña con cambiar el mundo. Estamos en un salón de clase vacío, adonde algún día espera volver para enseñar. No hay carpetas, las paredes y el techo son blancos. En medio: ella, el eco de sus palabras y una fila de preguntas.

¿Cómo vences la timidez?
En el trabajo del día a día y cuando dirijo. La voy superando. La pasión es tan fuerte, el deseo de comunicar es tan grande, que va más allá de la timidez. Yo preferiría ser menos tímida. Pero en el trabajo dejas esa timidez, o como me está pasando ahorita (risas).

Estudiaste Pintura inicialmente. ¿Era una forma de refugiarte en ti misma?
Tenía una condición especial para el dibujo. Mi madre era una pintora y dibujante extraordinaria. Heredé eso y pensé que era lo que naturalmente tenía que hacer. Más bien, descubrí que era demasiado solitario y no era lo mío.

¿Y en esa búsqueda cómo llegas al teatro?
Uno siempre debe remitirse a la infancia. En ese momento, recordé cómo dirigía a mis hermanas y vecinas. Tenía ocho años y ya escribía historias. En eventos familiares producíamos miniobras. Para una persona tan tímida como yo, que estuvieran escuchándote a través de tus historias era interesante.

¿En esa búsqueda hubo otras paradas antes de llegar finalmente al teatro?
La fotografía. El cine también. Mi padre decía que yo debía ser abogada. Todo siempre estuvo ligado al arte y a contar historias.

Dicen que el teatro es la síntesis de todas las artes.
Sí. Yo hago mis propias escenografías. Me olvidaba que también quise ser arquitecta. El director es el responsable de crear un universo, donde todo cuenta: luz, vestuario, material gráfico, música. Debes lograr que sea una sola voz la que se produce entre todos.

Finalmente, el teatro tiene esa conexión íntima con el público en el momento que pasa el hecho artístico.
El teatro tiene un carácter ritual: sucede aquí y ahora, y no se repite. Hay una relación espectador-actor, pero también me interesa mucho la relación que se produce entre el público. Por ejemplo, luego de una función de 'La cautiva', subía por el pasillo y encontré a dos mujeres abrazadas, conmovidas al punto de las lágrimas. Una de ellas me retuvo. Me enteré de que no se conocían y ni siquiera se habían sentado juntas. Por eso es tan poderoso el teatro. Se pueden cambiar las cosas a través del teatro. Son pequeños cambios, pero son.

“(El teatro) te sensibiliza. Quizá ha desarrollado algo de empatía en mí. Te pones en el pellejo de otros. Cada obra de teatro nos abre una ventana”, declara la productora teatral (Luis Centurión/Perú21).
“(El teatro) te sensibiliza. Quizá ha desarrollado algo de empatía en mí. Te pones en el pellejo de otros. Cada obra de teatro nos abre una ventana”, declara la productora teatral (Luis Centurión/Perú21).

La Plaza cumple 15 años. ¿Qué sientes que cambiaste?
Pienso en las miles de personas que han vivido nuestras obras y que han sido parte de este tejido.

¿Obras como 'Savia' y 'San Bartolo' no sería necesario acercarlas al público que no accede a espacios como La Plaza?
Estás dando en el clavo de las cosas que estamos haciendo al respecto. 'Mucho ruido por nada' es una obra que hemos sacado al Teatro Peruano Japonés y funcionó. Estamos pensando para el próximo año hacer una temporada de cuatro o cinco obras de La Plaza, como un ciclo, pero fuera de La Plaza.

¿Esta edición de Sala de Parto qué propone como concepto?
Tenemos el proyecto de punto de encuentro, donde diez gestores de distintos lugares del Perú nos visitan y se suman a diez gestores de la gran Lima, no de nuestro círculo. Son 20 gestores que están invitados por Sala de Parto a ser parte de todo el festival: de las obras, talleres y de otras actividades. Me interesa mucho saber qué relación podemos encontrar entre La Plaza y ellos. Y del exterior vienen 10 programadores para que vean lo mejor de nuestra dramaturgia, como 'El Sistema Solar' o 'Ñaña'.

No miramos nuestra ciudad. Miramos el celular.
Nos propone mirar para otro lado. Lima está llena de sorpresas y nos quedamos en nuestro pequeño universo. Nos quedamos en el celular y creemos que todo el tiempo estamos muy conectados.

¿Qué te ha enseñado el teatro?
Te sensibiliza. Probablemente ha desarrollado algo de empatía en mí. Te pones en el pellejo de muchas personas. Me gusta mucho el proceso de investigación. Con menos de año y medio de trabajo, no podría llegar al primer día de ensayo. Cada obra de teatro nos abre una ventana.

Además de La Plaza, Sala de Parto, 'Savia', 'Mucho ruido'…, ¿a qué le dedicas tu tiempo?
Ya estoy pensando en mi próxima obra, que será 'Hamlet'. Y será parte de un ciclo de clásicos, adaptados de alguna forma a nuestra realidad, que desarrollaremos al próximo año en La Plaza.

¿Tus obras algún día pasarán al libro?
Sí, con Luis Alberto León nos gustaría hacer la trilogía completa: 'La cautiva', 'Savia' y 'La barragana', cuando la montemos.

Antes de empezar esta entrevista me dijiste que volver a enseñar es otra de tus tareas pendientes. ¿Qué más?
Me gustaría que mi programación sea cada vez más interesante. Estoy empeñada en estudiar curaduría. Esto lo he hecho de una manera empírica, pero estoy leyendo al respecto y es fascinante. Programar la sala es una de mis tareas favoritas. La curaduría incluye acompañar a los directores en sus propuestas. Estoy tratando de crecer en eso.

Autoficha: 
- “Nací en Lima. Tengo 61 años. En el colegio era buena en clases, aunque no de las primeras. Cuando me fui a Puerto Rico para terminar el colegio, disfruté más esa etapa. Era una educación más abierta, libre. Mi conexión con el estudio cambió, dejó de ser algo mecánico, que lo tienes que hacer por obligación”.

- “No terminé de estudiar Pintura. Pinté durante un tiempo, luego tomé clases de fotografía. De pronto, salió lo del teatro. Estudié en el Club de Teatro y luego me fui a vivir a Argentina, y llevé muchos talleres. Pero soy más que nada alguien que se hizo de manera autodidacta”.

- “Mi conocimiento nace de una mezcla del hacer, del cine, la lectura y veo mucho teatro afuera. Me fascina el uso del espacio. Lo que, sobre todo, me enamora es cuando encuentro una obra donde hay una nueva visión de dirección. Me interesa ver cómo se manejan los tiempos, las luces, los espacios, los nuevos lenguajes”.