Derrumbe en Kuélap, crónica de una tragedia que se pudo evitar

La primera impresión que tiene uno al llegar a Kuélap es un sentimiento de tristeza. Es la mañana del jueves 21 de abril y en la entrada permanecen dos guardias. Unas cintas de seguridad confirman que la zona arqueológica más importante del nororiente peruano tiene el ingreso suspendido. Desde ahí mismo se puede ver el derrumbe. La tarde del domingo 10 de abril, un muro del extremo sur de la fortaleza cayó dejando una catarata de tierra y rocas que hasta ahora –dos semanas después– continúan regadas. Las imágenes del derrumbe han dado la vuelta al mundo.

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Conociendo el principal problema en Kuélap desde varias décadas atrás, el Estado ha hecho poco o casi nada por solucionarlo. Una desidia imperdonable. Una serie de intervenciones específicas en tres etapas distintas (2004-2011/2016-2020/ 2020), la mayoría llevadas a cabo a través del Plan Copesco (unidad ejecutora del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo) con distintas empresas privadas no han logrado parar el resquebrajamiento del complejo ni restaurarlo a causa de la falta de determinación del Estado.

Según explica el antropólogo Peter Lerche, hasta hace unos días director de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) Amazonas, el problema recrudece por la falta de un estudio multidisciplinario sobre todas las vicisitudes que atañen al complejo. Ello ha conllevado a que solo se aborden problemas puntuales y no exista una continuidad en los trabajos.

“Se debe buscar el origen de la humedad. Desde afuera se observan manchas, pero adentro no se saben las dinámicas del agua. Si no contamos con expertos, deberíamos buscar en el extranjero”, indica Lerche, que denuncia que desde el Mincul lo llamaron para exigir su renuncia. La causa serían unas declaraciones en que señaló que en la DDC “son títeres de Lima”. Lerche buscaba explicar que, desde la institución que dirigía, nunca tuvieron autonomía para ejecutar proyectos en salvaguarda de Kuélap . “Desde 2019 hemos enviado 34 informes (al Mincul) acerca de diferentes sectores que están en vulnerabilidad”, asegura, para luego indicar que desde Lima hicieron oídos sordos.

En noviembre de 2021, el Mincul envió una comisión de técnicos a Amazonas con la finalidad de informar sobre la situación del complejo. El equipo concluyó que su estado era muy vulnerable. “Buscaremos a los profesionales idóneos para resolver el problema de Kuélap”,prometió en este entonces Gisela Ortiz, titular de Cultura. La ministra viajaría semanas después al lugar junto a un equipo de especialistas de la Universidad de Varsovia, que antes habían trabajado en Egipto. Según explicó, se buscaba firmar un convenio con ellos; sin embargo, en medio del proceso fue retirada del cargo debido a cambios en el gabinete ministerial. Un informe de la Contraloría de 2020 también da cuenta al Mincul de áreas vulnerables al precolapso y colapso en Kuélap.

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PROMESAS

El pasado 12 de febrero, a pocos días de iniciada la gestión del ministro Alejandro Salas en el Mincul, se resolvió declarar en emergencia a Kuelap a través del Viceministerio de Patrimonio Cultural. Al anunciar aquella decisión, el ministro Salas prometió realizar “todas las gestiones a fin de priorizar acciones inmediatas”. En la zona muchos no estaban contentos con la declaratoria, ya que había sido emitida con una resolución viceministerial y no por la PCM, como la situación lo ameritaba. A pesar de ello, la alerta permitió la conformación del Programa de Intervención Arqueológica (PRIA). Este proyecto tiene la tarea de elaborar en dos meses un plan de acción a mediano plazo para salvaguardar el complejo. Sin embargo, el 10 de abril, ocurrió lo que todos temían: el derrumbe de uno de los muros.

El congresista del Partido Morado, el neurobiólogo Edward Málaga-Trillo afirma que se reunió personalmente con el ministro Salas hasta en dos ocasiones previas al derrumbe para advertirle del pésimo estado de Kuélap. La primera el 16 de febrero y la segunda el 2 de abril.

Después de los dramáticos sucesos, Málaga hace una analogía. “Cuando la catedral de Notre Dame se quemó, inmediatamente salió el presidente de Francia para indicar que se trataba de una tragedia nacional y que se debía llamar a los mejores para restaurar el monumento”, explica, para luego agregar: “Lo mismo debió ocurrir acá, pero no”. No se equivoca. El presidente Pedro Castillo no ha dado ningún mensaje a la nación sobre la tragedia, tampoco ha visitado Kuélap. Solo ha prometido una reunión del Consejo de Ministros en el lugar.

Tres días después del derrumbe, Salas llegó a la zona para inspeccionar los daños. Allí prometió una unidad ejecutora especial, una ruta alterna para el acceso al complejo y trabajos inmediatos. Sin embargo, recién el 20 de abril la PCM declaró en emergencia a todo el distrito de Tingo por 60 días. También fue aprobada una partida de S/2 millones para actividades urgentes, como el enmallado de muros. Para Chachapoyas estos anuncios llegan tarde.

Entretanto, el Gobierno Regional de Amazonas ha pedido al presidente Castillo y a los ministros de Cultura, Turismo y Economía asumir responsabilidades por “no haber tomado las decisiones oportunas que les fueron advertidas”.

NUESTRA HISTORIA

Localizado en el distrito de Tingo, en la cima del cerro La Barreta, a 3 mil m.sn.m., el Complejo Arqueológico de Kuélap es el orgullo de Amazonas. Se trata del mayor testimonio de los Chachapoyas, cultura que habitó esta zona entre los años 500 y 1570. La historia cuenta que fue descubierto en 1843, por Juan Crisóstomo Nieto, entonces juez de Chachapoyas, quien realizaba una excursión. Lo primero que vio el explorador fueron las murallas de 20 metros de altura que permanecían intactas cubiertas de vegetación. Sobre el recinto de seis hectáreas, unas 410 viviendas de forma circular daban cuenta de la complejidad del diseño arquitectónico.

Pero a 150 años de su hallazgo, Kuélap padece. “No solo está enferma, también está en muletas”, dice el arqueólogo Constante Luján, residente del complejo. Mientras recorremos el camino turístico, podemos observar la gran cantidad de apuntalamientos que se han levantado en los últimos años con el fin de retener a los pandeos (hinchamiento de las estructuras). Enormes piezas de madera soportan los muros en distintas partes, mientras que algunos bloques de roca yacen desprendidos. Lo que alguna vez fue una fortaleza es hoy una maceta resquebrajada.

Para explicar lo que ocurre en Kuélap, tenemos que imaginarla como una cisterna con paredes de piedra caliza. Por encima, en la ciudadela, se puede percibir seguridad; sin embargo, al interior el agua viene carcomiendo todo a su paso. La humedad ha provocado el desprendimiento de los bloques en la muralla perimétrica, además de grietas y fisuras. Es por eso que en Kuélap, zona de lluvias intensas, la humedad es el enemigo.

¿QUÉ HACER?

Hay unanimidad entre los especialistas de que en Kuélap, además de una unidad ejecutora especial, urge un estudio multidisciplinario con especialistas nacionales y extranjeros que ubique los puntos críticos internos y externos, y proponga un plan de acción integral a largo plazo. No obstante, esto conllevaría que permanezca cerrado por varios meses.

Este plan se estrellaría con el deseo de una parte de la población. Con 100 visitantes en promedio al día (que llegan a mil en temporada alta), Kuélap es el motor económico para hospedajes, agencias, comerciantes, restaurantes y miles de negocios más en Chachapoyas. Según Jeff Contreras, presidente de la Cámara Regional de Turismo Amazonas, hasta el momento las pérdidas por la suspensión del complejo bordean los S/10 millones. En la plaza de Chachapoyas, de donde salen las movilidades hacia la fortaleza, los turistas llegan aún con la esperanza de que sea reabierto.

Aunque Teodula Rocha, dueña del hospedaje Imperio Kuélap, tiene una visión distinta a pesar de que viene registrando solo pérdidas. “Kuélap está enferma y al enfermo hay que curarlo bien. Demore lo que demore”. Su deseo, en realidad, debería ser el deseo de todos los peruanos. Comenzando por las principales autoridades.

ANÁLISIS: EDWAR MÁLAGA TRILLO

“Toda la ciudadela está en peligro”

“Lo que se tiene que explicar a la población local, que está muy ansiosa por reabrir el sitio, es que toda la ciudadela está en peligro. Es importante que Indeci dé su opinión. Hemos pasado por senderos construidos para los visitantes y están al lado de paredes apuntaladas y con huecos. Yo le comuniqué esta situación al ministro de Cultura Alejandro Salas las dos veces que me reuní con él. No solo el problema es desde el punto de vista del patrimonio, sino que es peligroso. Se debe cerrar Kuélap hasta que esté en un estado visitable. Es una decisión dura y va a poner a prueba la capacidad de gestión del Mincul, pero tenemos que preguntarnos: ¿queremos matar a la gallina de los huevos de oro?”.

DATOS

- Kuélap es Patrimonio Cultural del Perú desde 1998 y se encuentra en lista para ser declarado por la Unesco.

- El recinto logró recaudar S/3 millones en 2019. La entrada tiene un valor de S/30 y el recorrido dura dos horas.

- La ONG World Monuments Fund Perú había advertido varios años atrás sobre el deterioro progresivo del complejo arquitectónico.

Por Pablo Vilcachagua y Mayra Calderón.

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