César de María, dramaturgo, es una de las voces principales del teatro peruano. En febrero pasado cumplió 60 años. (Foto: Archivo personal)
César de María, dramaturgo, es una de las voces principales del teatro peruano. En febrero pasado cumplió 60 años. (Foto: Archivo personal)

César de María (La Victoria, 1960) tiene casi tantos años de vida como de dramaturgo. Siendo todavía escolar, pasó por un teatro de casualidad y se acercó a él. Era el teatro chalaco de Los Grillos ubicado en Bellavista (Callao) y dirigido por la inolvidable dramaturga . Este encuentro inesperado duró para siempre.

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Aunque De María no estudió teatro, su destino ya estaba escrito. Fue la misma Joffré quien ––sin avisarle–– envió a un concurso nacional de teatro sus primeras obras, concurso que obviamente ganó: “Ese estímulo a los 17 años es invalorable y hace que uno decida seguir. Sientes que hay cariño y confianza en lo que haces, tal como me hizo sentir Sara y el teatro de Los Grillos, y como me ha hecho sentir el resto de teatreros que han puesto mis obras en escena con creatividad y con tantas ganas como se hace el teatro en el Perú”, nos comenta el autor de obras maestras como ¡A ver, un aplauso! y Superpopper.

"Superpopper" de César de María sucede en un manicomio infantil. La obra se estrenó en 2006 (Foto: Especialidad de Teatro FARES PUCP).
"Superpopper" de César de María sucede en un manicomio infantil. La obra se estrenó en 2006 (Foto: Especialidad de Teatro FARES PUCP).

¿Cómo era hacer teatro en esa época tan difícil?

El teatro siempre ha sido difícil, no solo hacerlo o escribirlo, sino también venderlo. Lo más natural es salir a comer o pasear, tiene que haber cierta educación o deseo adquirido para ir a meterte a un teatro. Siempre ha sido difícil sobre todo en un país donde no se lee y las autoridades políticas combaten la educación. Las artes educan el gusto, el pensamiento, la interrelación de los humanos y ya que las artes enseñan en un país donde nadie con poder quiere que se enseñe es tan difícil ahora como en los ochentas. La educación se mira como un arma, una actividad peligrosa y hasta subversiva. Entonces, sigue siendo difícil, un hijo actor no es el orgullo de la familia, exige mucha educación poder entender que es un trabajo como cualquier otro y educación es lo que menos hay.

En ¡A ver, un aplauso!, estrenada en 1989, uno de los personajes sufre tuberculosis, una enfermedad que sigue causando la muerte de muchos peruanos. En ese sentido ¿qué opina de la vigencia de esta obra y de la enfermedad?

Lo más terrible del Perú es los lento que se dan los cambios. Si para cambiar el nombre a una marca de postres genera una reacción negativa tan grande imagina querer cambiar el sistema de salud, la educación o las costumbres. Creo que las enfermedades van a seguir existiendo porque el Estado desatiende a la gente y la gente considera natural todas las desatenciones que ha vivido desde pequeña. Acá se ha normalizado el racismo y el maltrato, y eso es más difícil de cambiar.

"¡A ver, un aplauso!" de César de María. Función en la Plazuela de Las Artes del Teatro Municipal de Lima dirigida por Roberto Ángeles en mayo de 2013. (Foto: Archivo fotográfico del Teatro Municipal)
"¡A ver, un aplauso!" de César de María. Función en la Plazuela de Las Artes del Teatro Municipal de Lima dirigida por Roberto Ángeles en mayo de 2013. (Foto: Archivo fotográfico del Teatro Municipal)

¿Cree que el cambio de la marca de postres sea de fondo o un saludo a la bandera?

Creo que hay que atender a los hechos más que buscar vueltas reveladoras. Pueden haberlo hecho por muchas razones, pero lo han hecho y eso es lo que importa. Hay que ver si nos conviene como sociedad o no, y a mí me parece que sí, la razón que la fuerza es otro tema. Cualquier cosa que se haga para cambiar lo malo tiene que ser bienvenida, el problema es que ni siquiera se identifica lo malo como tal y se normaliza todo con una velocidad espantosa. ¿En el Perú es normal que trabajen niños de picapedreros o salir a vender a la calle con 80 años porque no tienes ni pensión ni ninguna forma de mantenerte? En el Perú es normal y ni siquiera lo hemos identificado como perverso o digno de cambio. Va más allá de la indiferencia, es la ignorancia en los dos sentidos: ignorantes porque no sabemos que realmente es un problema y porque desatendemos el problema. Ignoramos a propósito lo que deberíamos estar resolviendo y eso como sociedad hará que mil problemas, incluyendo la tuberculosis, sigan vivos por mil años más y eso es aterrador.

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Sus personajes son callejeros, locos, marginales. ¿Cómo ha sobrellevado la cuarentena sin estar en la calle ni poder mirarlos?

No salgo mucho, pero trato de ver con profundidad justamente porque no lo veo a menudo. Es lo que hace el teatro, te vuelve a presentar cosas que no ves. Crees que has visto la vida dentro de un bus, pero no sabes realmente cómo es la economía del chofer o a dónde va el resto de gente. Hay un saber, un especular y un aprender que no te exigen tanto la calle como la interiorización, el estudio o la lectura. Creo que la pandemia no te quita eso. Tampoco creo que la cuarentena haga leer al que no lee, que vean películas los que no las veían ni que empiecen a escuchar música clásica quienes les gusta el género popular, no es una universidad, es simplemente un encierro.

"Contra el tiempo: doce obras de teatro" (Ensad, 2020) contiene las piezas teatrales más destacadas de César de María, entre ellas "A ver, un aplauso!", "Laberinto de monstruos", "La caja negra" y "Superpopper".
"Contra el tiempo: doce obras de teatro" (Ensad, 2020) contiene las piezas teatrales más destacadas de César de María, entre ellas "A ver, un aplauso!", "Laberinto de monstruos", "La caja negra" y "Superpopper".

¿Cuál es su opinión del teatro que se está haciendo por Zoom o plataformas digitales?

En general el teatro es literalmente pasar del dicho al hecho, la palabra volverla un acto. Dado que solo tenemos la virtualidad como escenario nos toca plasmarlas ahí. Hacer que pasen de esa manera, que no dejen de tener aliento teatral para no pretender que sea cine o televisión.

Hay una polémica sobre si es o no teatro...

Es bueno que haya teatro por Zoom, sea o no teatro como lo entienden algunos. Tienen que seguir haciendo teatro por Zoom y, probablemente, lo siga habiendo incluso cuando se abran las salas teatrales. Que sea o no teatro me hace preguntar si la persona que lo califica es o no la persona autorizada para decirlo. Si alguien dice que eso no es teatro diría que esa persona no es teatrista, pero es entrar en una discusión de términos que es deporte nacional.

Durante la cuarentena el teatro peruano cogió las herramientas de plataformas  digitales como Zoom para continuar creando y ofreciendo funciones al público. (Foto: Zoom)
Durante la cuarentena el teatro peruano cogió las herramientas de plataformas digitales como Zoom para continuar creando y ofreciendo funciones al público. (Foto: Zoom)

¿Y cómo ve el futuro del teatro?

El teatro es un producto, uno paga por ver. Va a seguir siendo caro respecto a la necesidad de la gente que ahora tiene menos dinero que antes. Va a seguir compitiendo con el pollo a la brasa, tú eliges si comes cultura o un delivery. Es una competencia muy dura pero por suerte hay amantes de las tablas que están esperando que vuelvan a abrir para comprar su entrada y eso también es gratificante. Lo importante es entender que el teatro construye identidad. Somos peruanos porque nos unen los signos creado por la cultura, desde el torito de Pucará que tienen el rico y el pobre en su casa hasta los retablos y el Himno Nacional. Son símbolos que nos unen como peruanos creados por artistas, no por políticos o ingenieros, y combatir la cultura es destruir la identidad nacional.

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