ENTREVISTA A LA HISTORIADORA DE POLÍTICA CARMEN MCEVOY. (César Campos/GEC)
ENTREVISTA A LA HISTORIADORA DE POLÍTICA CARMEN MCEVOY. (César Campos/GEC)

“Que nadie te diga qué hacer con tu vida; para eso te tienes a ti misma” es una de las frases de su madre, quien falleció el año pasado. La describe como una mujer de profundas convicciones, como muchas madres peruanas: una heroína de la cotidianidad. Dejó un trabajo muy bien remunerado para dedicarse a sus tres hijas, a quienes les inculcó el estudio, el pensamiento crítico y la búsqueda de la libertad. “La llevo conmigo adonde voy y veo rasgos de ella en mi hija y en mis nietas”, señala desde Estados Unidos la prestigiosa historiadora peruana Carmen Mc Evoy Carreras.

Otra mujer también fue clave en su formación. La profesora de secundaria Teresa León de Gago le inculcó el amor por la historia del Perú. Llevaba a la clase documentos de la Colección del Sesquicentenario, como la Carta a los Españoles Americanos de Juan Pablo Viscardo y Guzmán o los recuentos de la revolución de Túpac Amaru.

Recuerda una colección de biografías y la enciclopedia Quillet, donde se familiarizó con personajes como Rembrandt, Luis XVI o Cleopatra. Eran los regalos de su padre, nieto de irlandeses. Aún era niña y leyó con él la carta de despedida, antes de su fusilamiento, del general Salaverry a su esposa Juana. El impacto emocional que causó en ella aún retumba en su memoria.

Subraya que tiene la fortaleza física y mental de sus ancestros que cruzaron el Atlántico escapando de la hambruna que mató a un millón de personas. “Irlanda es un pueblo colonizado y humillado durante varios siglos, lo que crea un amor por la libertad y una resiliencia que comparto, además de mi fascinación por las buenas historias y la música”, apunta y agrega que una de sus bandas favoritas es The Cranberries.

¿Cómo entender los nacionalismos en este nuevo siglo?

Como una reacción bastante lógica ante una utopía globalizadora que no ha logrado satisfacer las necesidades materiales de la población, ocurriendo en algunos casos justamente lo opuesto: la pérdida masiva de empleos. La elección de Trump es un buen ejemplo de un electorado que piensa en sus intereses concretos y por ello compra el discurso nacionalista de un muro fronterizo en el cual un populista millonario les cuenta que reside el mayor problema del país. Este siglo es testigo de olas migratorias masivas, inéditas, que han despertado el discurso antiinmigrante. Lo ocurrido en Gran Bretaña con el Brexit es parte de la misma tendencia que tiene mucho de xenofóbica y racista. Volver a la tribu parece ser la respuesta a un mundo que cada día es más imprevisible y si pensamos en el coronavirus, más peligroso.

¿Ser mujer y estudiante en los 70 y 80 fue peligroso? ¿Tuvo que enfrentar algo?

Fueron los años del uniforme único y el discurso nacionalista que se manifestó en muchas de mis maestras. No tuve que enfrentar situaciones difíciles como muchos peruanos y peruanas en ese período de profundos cambios sociales. Mi padre era empleado público y mi madre ama de casa. Mi infancia y adolescencia transcurrió en un lugar bastante tranquilo como La Punta.

Pero también fue tiempo donde empezaba a manifestarse el terrorismo. ¿Cómo lo vivió?

Durante los años del terrorismo estudiaba y también criaba a mis dos hijos. Tengo, por ello, diferentes miradas de la violencia terrorista. Por un lado, lo discutíamos en la maestría de Historia de la Universidad Católica con profesores como Alberto Flores Galindo, con quien tuve la suerte de llevar varios cursos y quien escribió ese libro fundamental sobre el período: Tiempo de plagas. Por el otro lado, lo vivía en el día al día. Recuerdo que, camino a una actuación al nido de mi hija, Sendero puso una bomba en la esquina donde el evento se realizaba. La cara de horror de ella y sus compañeras la tengo grabada, así como tengo grabadas las fotos de las masacres en la sierra y de las madres y esposas desesperadas reclamando los cuerpos de sus muertos que aún no aparecen.

¿Cómo asumir el feminismo hoy en día? Algunos críticos señalan que se ha vuelto como una religión.

Yo soy una humanista y por ello defiendo la igualdad de derechos para todos, incluso para los animales que no pueden defenderse de nuestra crueldad. Dicho esto, pienso que las mujeres peruanas hemos tomado conciencia del peso específico que tenemos en una sociedad, que por ser aún patriarcal, nos maltrata y –sin exagerar, porque existe una estadística– nos mata todos los días. Cómo no se va a radicalizar el feminismo si las mujeres son acuchilladas, quemadas, violadas y despojadas impunemente de su humanidad. Es doloroso encender la televisión y ver un nuevo hallazgo de restos de mujeres, a veces niñas, en una caja de cartón o en una bolsa de yute. Es indignante y si es necesario convertir nuestra causa por la vida en una misión cuasi religiosa, en buena hora. Que el Perú entero entienda que nos están matando. A nadie parece importarle esta tragedia cotidiana que deja, en la mayoría de casos, niños desamparados sin una madre que los quiera y los proteja.

Entonces, ¿qué celebrar mañana en el Día Internacional de la Mujer?

Nuestros logros, lo lejos que hemos llegado en una sociedad tan misógina. Celebrar que estamos vivas trabajando por buenas causas como la educación, el respeto por el medio ambiente, el desarrollo de la ciencia, el arte y las expresiones culturales de un país tan excepcional como el Perú. Celebrar que en los años difíciles de nuestra historia muchas mujeres, pienso en María Elena Moyano o las madres del Vaso de Leche y los comedores populares, defendieron la democracia y alimentaron a los más necesitados. El Perú no habría logrado remontar tantísimas crisis sin el empuje y la energía de millones de mujeres que, en medio del horror y el colapso del Estado, preservaron la vida. Por eso y mucho más merecemos celebrarnos sin olvidar a nuestras hermanas que mueren cada día por el machismo, pero también por la negligencia de un Estado que necesita una reforma estructural.

AUTOFICHA

-“Nací en Bellavista. Tengo 63 años. Obtuve la maestría de Historia en la PUCP y Phd en The University of California. Soy profesora de Historia Latinoamericana en The University of the South, Sewanee, y presidenta de la Comisión Consultiva del Proyecto Especial Bicentenario”.

-“Fui primera embajadora del Perú en Irlanda. Publiqué más de 20 libros. Destacan La utopía republicana: Ideales y realidades en la formación de la cultura política peruana; Guerreros civilizadores: política, sociedad y cultura durante la Guerra del Pacífico; y Perú: Reflexiones sobre lo cotidiano y la historia”.

-“Con Random House en julio sale Terror en Lo Cañas: violencia y política en Chile y el cuento infantil Trocito de tela, escrito con mi hija y mis nietas. Y sigo trabajando en una biografía sobre Yma Sumac y Moisés Vivanco, y en un libro sobre los 200 años de vida republicana que celebraremos en 2021”.

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