Al aire. le hablaba a la cámara y miles o millones de televidentes lo miraban al otro lado. De pronto, notó un movimiento inusual en el set, sus productores lo veían raro. Los periodistas afilaban sus miradas. La expresión de su rostro cambiaba. “Uno de mis ojos se movía como maquinita de tragamonedas”, recuerda. Él no se percataba con exactitud de lo que pasaba. A la mañana siguiente, se levantó de la cama, tomó un vaso con agua y se le chorreó el líquido por un costado de la boca. Estaba sufriendo una parálisis facial. Hizo La noche es mía en esas condiciones durante un mes. Acupuntura, masajes, pastillas y electricidad en la cara fueron parte del tratamiento. Se recuperó. “Era el detonante para decir ‘este no es mi sitio, chau’”, reflexiona.

No era la primera vez que el recordado ‘Tony’ de Patacláun se alejaba de la TV. Pasó en la década del 90, cuando hacía El 4to de Juan. Dejaba el canal a las 8 de la noche con el programa editado. Volvía a las 9 de la mañana y la edición estaba alterada. En un reportaje preguntaba si Montesinos estaba debajo del traje de Timoteo. En la nueva edición ya no figuraba Montesinos. Se hartó y dejó el país.

Carlos Carlín compara haber abandonado la señal abierta con haberse escapado de la guerra en Iraq. Desde hace cinco años habita el oasis que para él representa el programa Wantan Night, vía Movistar Plus (canal 6 y 706 HD) y Movistar Play, que vuelve desde este lunes, a las 11 p.m., en vivo. Asegura que en la calle ya no solo le dicen “Patacláun”. “El cobrador me grita ‘wantán’”, subraya el actor de 48 años que a veces se siente de 12.

¿Wantan Night es donde más has durado en la conducción?

Sí y a pesar de haber durado más tiempo, no lo he sentido. En otros programas he estado menos tiempo y han sido eternidades.

¿Por qué crees que has durado cinco años?

Porque era una opción diferente frente a todo lo que había en ese horario. Y por la onda de conversación del programa. Yo me sentí cómodo desde que grabé la entrevista piloto, que fue con Daniel Peredo.

Venías de La noche es mía, que fue más complejo.

Venía loco y entrar acá era como un remanso de paz.

¿Wantan Night funcionaría en la señal abierta?

No lo sé, siempre he creído que en la televisión abierta hay que probar. Pero te dicen “no haces número, hay que cambiar”, se sacrifican los formatos, terminas traicionando los productos, no le das el tiempo suficiente para que un producto cuaje, no arriesgas en cosas diferentes, es básicamente lo mismo de siempre.

¿Es culpa del programa o del público?

De la gente que maneja la televisión. A veces tienes que esperar que un negocio cuaje. Más que el contenido, buscan el número y la sintonía rápida.

¿El 4to de Juan fue tu debut como conductor de TV?

Sí. Tenía 27 años. Se hicieron 13 capítulos, de los cuales deben haber salido pocos.

¿Cómo fue el veto de Vladimiro Montesinos?

Al programa le dieron todas las ventajas, no se escatimó en nada. Los guiones los escribía yo, era un programa de crítica. Sería 98 a 99. Salió en paralelo a la segunda temporada de Patacláun. Si a Montesinos se le estiraba la nariz, lo editaban; y no lo hacían en el canal, no sé dónde lo harían. Un día nos llamaron a la gerencia y nos pusieron un ejemplo: si tanto le estás jalando el saco a un papá, te cae un cocacho. Y nos cayó. Me molestó mucho lo que había pasado con el programa y lo que pasaba con el país.

¿Y hoy cómo ves lo que pasa en el país políticamente?

En ese momento tenía la energía de crear y sentía que la denuncia podía ser positiva. Ahora soy más escéptico. Mi visión de la política es que esto es básicamente un negocio de pocos. Me da impotencia, pero ya no me sorprende.

¿Te han ofrecido entrar en la arena política?

Nunca.

Habrías ganado un lugar en el Congreso.

Eso sería una maldición. Si se me paralizó la cara por la televisión abierta, imagínate lo que puede pasar siendo político.

Pero sí tienes la dinámica de un youtuber. Te iría bien.

No, hermano. Debes tener una relación muy cercana con las redes sociales. Y, la verdad, tengo casi 50 años, prefiero estar en mi casa, echado.

Que es un poco de lo que va el espectáculo que darás con Johanna San Miguel en abril.

Sí. Y vamos a hablar sobre nosotros tratando de permanecer en el espectáculo.

¿Volverá ‘Tony’?

No, pero seguramente habrá la mención de Patacláun porque es un recorrido de estos personajes que son Carlos Carlín y Johanna San Miguel tratando de mantenerse vigentes. ¿Cómo terminará? Hay que ir a verla.

¿Cómo mantenerse vigente?

Creo que haciendo lo que te gusta, donde te sientas cómodo.

¿Qué opinas de este boom de instagramers y youtubers?

Tienen lo efímero de las redes.

Es peor que el rating.

Es más cruel que el rating. Un niño nace con el chip de editor en la cabeza. Contra eso no puedes competir.

¿Y crees que efectivamente le quitan lugar a los actores que llevan años?

Probablemente sea ofensivo que no te llamen porque el otro tiene más followers. Felizmente, siento que no es mi caso, porque tengo un montón de años trabajando como actor y no me va mal.

¿Cómo se mide el talento?

En la verdad, en la veracidad. No hay que forzar ser gracioso.

¿Y cuál es el talento de Carlín?

Haber podido vivir de lo que me gusta y haberlo reconocido muy pronto.

AUTOFICHA

- “Soy Carlos Alberto Carlín Salazar, tengo 48 años de edad. Nací en Lima, en Miraflores, donde es ahora la clínica Delgado. He vivido en Barranco toda mi vida. Estudié en el colegio San Luis de Barranco y luego seguí Comunicación Audiovisual en el IPP”.

- “De las actuaciones en teatro, recuerdo la obra El día de la Luna, que la escribió Eduardo Adrianzén para mí. Es un texto muy bonito. Pero imposible olvidarme de Perú JaJa, un montaje muy exitoso. Y también imposible no querer a ‘Tony’ de Patacláun”.

- “A partir del espectáculo con Johanna San Miguel, espero retomar la dupla que teníamos antes, porque con ella hemos hecho radio, espectáculos enormes y un libro. Hace años que no hago telenovelas, ya ni siquiera me llaman. En cine sí he aparecido bastante en los últimos años”.

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