Bruno Macher: "Hacer canciones propias es un camino difícil pero bonito"

“Siento que hemos hecho un aporte a la salsa peruana, con temas propios.El camino fácil no es el camino. Para un artista, el camino difícil es el que te da más vivencias, más sentimientos,que te da profundidad”, dispara.
“A mi hijo le digo que su camino lo forja él, que no le puedo tapar los huecos para que no se tropiece. Es bonito ser papá. Es mejorar constantemente”, declara Bruno Macher (Piko Tamashiro/Perú21).

Más de 70 temas propios, nueve discos y 18 años de auténtica resistencia salsera son las columnas vertebrales de . Y Bruno Macher, desde el corazón de esa máquina del sabor, bombea incansable con el saxofón y soneando frente al micrófono. 'Sangre' es el nombre de su último álbum, de reciente lanzamiento. Por las venas de este disco corren las raíces del Perú, de la salsa dura y la consigna de Bruno: hacer las cosas de corazón.

Entiendo que tu primera incursión musical oficial fue El Ghetto, en los 90. Pero, por favor, cuéntanos la prehistoria de ese momento.
La primera fue Kamasutra (risas). Lo armamos con patas del colegio, en el 92 más o menos. Ahí estaban Gonzalo Carrillo, Gabriel Gargurevich y Jan Marc Rottenbacher, con quienes formamos luego El Ghetto. Yo ya tocaba el saxo.

¿Por qué el saxo y no la guitarra o la batería?
Cuando tenía 14 años, pedí una batería y mis viejos me dijeron: “Te regalamos una, pero si no jalas en el colegio”. Me jalaron en matemática. Al año, quería una trompeta, pero al final me di cuenta de que más me gustaba el saxo, sobre todo el tenor porque tiene un timbre cálido, grueso, que podía ser sensual y achorado.

“(En la música) se está dando el mensaje: ‘¿Quieres plata? Copia música’. Y no: ‘¿Quieres ser artista? Crea’. No podemos dejarnos ganar por el facilismo”, dispara Bruno Macher (Piko Tamashiro/Perú21).

¿De lo achorado nació Sabor y Control?
Buscamos que la salsa que hacemos llegue a la gente, pese a que las letras sean crudas. Abordamos temas difíciles, pero para generar algo positivo. Como en la canción “Sicario”, que no se trata de estigmatizarlo ni de hacer apología. A mi hijo yo le comentaba mucho de las letras que escribía porque llegan a la gente joven... O también, en el disco que acabamos de sacar, está “Qué no haría un padre por sus hijos” y justamente cuenta la desesperación de un padre por salvar a su hija enferma, y que lo primero que se le cruza por la cabeza es salir a robar.

¿Y tú qué harías por tus hijos?
Todo. Pero trataría de buscarle un lado positivo. Tienen 10 y 19 años de edad. Son mis dos compañeros y los quiero un montón.

¿Es difícil ser padre?
Siempre es difícil, porque cada hijo es diferente. Pero hay que ser sinceros con ellos. Al mayor le he contado todo lo que he hecho, de las juergas que me he metido, las metidas de pata. Pero siempre le digo que su camino lo forja él, que no le puedo tapar los huecos para que no se tropiece. Es bonito ser papá. Es mejorar constantemente como persona.

¿Qué te han enseñado ellos?
Todo. A no renegar, a tener más paciencia, a escoger bien las palabras a la hora de hablar.

¿Cómo eliges la salsa siendo, más bien, parte de un entorno más ligado al rock?
Cuando empecé a tocar el saxo, lo primero que escuché fue jazz, porque había muchas improvisaciones de saxofón. Me llamó la atención el free jazz. Con Constantino Álvarez, timbalero de Sabor y Control, hicimos un dúo de free jazz. Tocábamos fuerte, las cañas del saxo quedaban partidas. Llegábamos a un local y había seis personas y cuando acabábamos, dos, porque la gente se rayaba ya que la música era fuerte, estridente. Era la necesidad de expresión, de soltar todo, de no importarte si gustaba o no.

Fue tu momento punk rock.
(Risas). Tenía esa actitud. Eso me llevó a ir a las carretillas por Wilson donde vendían casetes, vinilos. Iba con cinco soles y venía con un vinilo y un casete. Con dos soles me compré 'El Juicio' de Willie Colón, un casete de Benny Moré. Y lo primero que hice cuando formé Sabor y Control fue componer temas instrumentales con un montón de improvisación, sonido crudo. Latin jazz, pero dentro de la salsa dura.

Y 18 años después, ¿tomaste la ruta correcta?
Tomamos la ruta más difícil y seguimos ahí. A pesar de que ha resurgido la salsa, a nosotros no nos quieren poner en la radio. Pero estoy feliz porque siento que hemos hecho un aporte a la salsa peruana, con temas propios. Es el camino más difícil, pero el más bonito. En esto no hay atajos y no es una carrera. El camino fácil no es el camino. Para un artista, el camino difícil es el que te da más vivencias, más sentimientos, que te da profundidad. El que se la lleva fácil tiene un arte más superficial.

Imagina esta escena: vienes subiendo a pie por una pendiente por 18 años y, de pronto, aparece un bus con una orquesta que hace covers y toma la delantera. Y tú sigues caminando. ¿Qué piensas?
Se está dando el mensaje: “¿Quieres plata? Copia música”. Y no: “¿Quieres ser artista? Crea”. No podemos dejarnos ganar por el facilismo. Por ganar un billete no vas aceptar una chamba que te va a meter en algo poco creativo. Los que hacemos música propia batallamos para avanzar. Lo que sube rápido, baja rápido. Nunca he creído en la moda, es asquerosa. No creo en la fama, creo en el reconocimiento de la gente.

En esa línea de resistencia cultural, llega el noveno disco Sangre y nuevos sonidos.
Es un disco diferente. La idea fue que sea más peruano. La idea es hacer cosas propias y marcar un estilo. Sangre tiene charango y cajón.

Y se reafirman con el contenido social en canciones como “Juanita la salvadora”.
Quienes respetamos a las mujeres sentimos indignación cuando se dan los maltratos. 'Sangre' tiene el tema “Golpe”, que habla bien fuerte de eso. Y “Juanita la salvadora” es un refuerzo porque resaltamos a las mujeres luchadoras. Y el disco es un homenaje a la gente pobre, pero que es fuerte. No se trata de manifestarnos por moda, sino porque tiene que ser.

¿A qué más te gusta cantarle?
Me gusta cantarle a la gente que se siente vulnerable, porque yo también me siento vulnerable.

¿Cuándo eres vulnerable?
Uno ve un golpeador de mujeres y provoca ir, agarrarlo del pescuezo y darle una paliza. Pero es peor. La forma de ayudar a la gente es dando cariño y amor, es más potente que lo que uno imagina.

"(...) esa actitud (punk rock) me llevó a ir a las carretillas por Wilson donde vendían casetes, vinilos. Iba con cinco soles y venía con un vinilo y un casete", recuerda Macher (Piko Tamashiro/Perú21).

Autoficha:
“Tengo 42 años. Estudié música en el conservatorio en Argentina. Aunque estuve solo un año. Volví a Lima y me metí al conservatorio acá. Estudié un par de años más y tomé clases particulares sobre temas que me interesaban, como composición de música clásica, arreglos. Y todavía sigo aprendiendo”.

- “Cuando no escucho salsa, pongo huainos, música del Medio Oriente, que es muy meditativa. Me gusta la música japonesa, latinoamericana. Y cuando no es música, tengo mi lado de cineasta. Los videos de la banda y la película ('Joe Pecado') que sacamos los dirigí yo”.

- “Con Sabor y Control queremos viajar a Colombia en 2019, donde 'Sangre' ha tenido mucho éxito. Ya hemos estado allá dos veces, en Manizales y Bogotá. En Cali nos escuchan bastante también. Y queremos ir a festivales en Nueva York, donde nos están editando un vinilo de 45, será el segundo”.

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