Augusto Tamayo. Poeta y narrador por vocación, cineasta de formación, arquitecto por decisión y profesor. (Piko Tamashiro / Perú21)
Augusto Tamayo. Poeta y narrador por vocación, cineasta de formación, arquitecto por decisión y profesor. (Piko Tamashiro / Perú21)

Historiador “honorario”, poeta y narrador por vocación, cineasta de formación, arquitecto por decisión y profesor. Eso y más es , quien después de ocho años presenta un nuevo largometraje: Rosa mística, filme inspirado en Santa Rosa de Lima y que llega a las salas de cine este 30 de agosto. 

Tiene la sonrisa entrañable de su padre, pero también aquella seriedad que revela profundidad, saber. Con esa amable sonrisa y respetable seriedad nos recibe en su oficina miraflorina, en cuyas paredes se observa afiches de clásicos del cine peruano como La fuga del chacal y Cuentos inmorales, que nos vigilan atentamente mientras dura esta entrevista.

La historia es uno de sus grandes temas. Además de Rosa mística, acaba de publicar la serie de libros Bicentenarios de la independencia del Perú. ¿Por qué esa inclinación?
La historia para mí es la base de todo. Somos seres con identidad, que se construye del pasado. Yo soy mi pasado. Todos los saberes del mundo existen porque tienen una historia. La historia es el sustento de todas las actividades y conocimientos. Así de absoluto.

¿Los peruanos somos conscientes de nuestra historia?
No lo creo. El conocimiento histórico es impresionantemente bajo. También está el hecho de que caigamos, una y otra vez, en las mismas trampas y enfrentados a los mismos dilemas. La historia se repite de una forma pasmosa. La repetimos casi como fantasmas.

Tamayo
Tamayo

¿Por qué eligió llevar a Santa Rosa de Lima al cine?
Durante mis más de 40 años como cineasta, he conocido el cine de muchas maneras. Una época lo asumí como un objeto: que tenía un valor en sí mismo. Pero he terminado por asumir el cine como un medio para contar lo que tiene que ver con esa identidad. Así, he realizado tres películas (El bien esquivo, Una sombra al frente y La vigilia) sobre personajes masculinos y ahora quiero hacerlo sobre tres mujeres. Y Santa Rosa siempre me fascinó. Es un ícono. Encarna muchísimas cosas que son necesarias independientemente de su valor religioso, que respeto. Una mujer inteligente, intensa, con objetivos, independiente. Muy atrayente. La he venerado a mi manera. Rechazó cualquier presión que tuvo para casarse. Adquiere toda la figura de una monja, pero no está sometida a la disciplina del convento. Sin embargo, cuando demuestra a la Iglesia que es verdadera su experiencia mística, que no es una locura ni es el demonio, terminan respetándola. La ciudad se entrega a ella desde entonces.

¿En qué momento nace su interés por Santa Rosa?
Desde que he tenido veintitantos años. Quise hacer una película desde los años setenta. Desde ahí he leído muchas biografías de ella. Pero hay un punto que quiero aclarar: mi película es una mirada de lo que ha sido, así la entiendo. Es una interpretación ficcional, pero muy cercana a los hechos.

Supongo que está refrendado en documentos históricos.
El 90% de los acontecimientos son los de su vida, vistos como cada quien los ve. En este caso yo, con el mayor de los respetos.

¿Rosa mística cómo cobra sentido en este tiempo?
Tiene que ver con el carácter de Santa Rosa, que es un modelo que debiéramos tener más presente. Un modelo de entrega a un objetivo, con convicción. Además, es una mujer que no la obsesiona la fama o el reconocimiento. Al contrario, le fastidia porque perturba la soledad en la que ella va a lograr su objetivo, que es esta experiencia mística. Por otro lado, está la evidente figura de empoderamiento femenino. 

¿Qué personajes completan esta trilogía?
Flora Tristán, que comenzamos a hacerla ahorita. Es una mirada crítica de la sociedad peruana a través de una mujer mitad peruana, mitad francesa. Y Francisca Pizarro, la hija de Francisco Pizarro y una mujer nativa. Son tres mujeres intensas, con proyectos personales a los que se entregan con todo, teniendo las consecuencias que tengan.

No estudió historia, al menos académicamente. ¿Dónde se forja esta fijación por la historia? ¿Quizá con su padre?
Lo digo con el orgullo absoluto que tengo: él me contaba la historia del Perú y del mundo, porque era un hombre cultísimo. Fue un aprendizaje natural. Desde los 6 años me llevaba a su trabajo en el Centro de Lima y me iba contando lo que pasó en tal calle o en aquella casa. Él fue un personaje que vivió vinculadísimo a la historia del Perú de todo el siglo XX. Fue secretario de Palacio, ministro, etc.

Tamayo
Tamayo

¿Cómo se encuentran en Augusto Tamayo la arquitectura, la literatura y el cine?
Viven en la misma casa. El cine son espacios donde fluyen los hechos. La arquitectura es un extraordinario camino para estructurar el pensamiento. Es función, estructura y estética. Un guion cumple una función, donde la dimensión estética es el uso del lenguaje. Son un poquito más que primas hermanas.

Pero finalmente el cine se terminó imponiendo. ¿Lo perseguía?
Yo creo que sí. Era cinemero desde niño. Cuando comienzo a adquirir interés por la cultura, empecé a interesarme en la arquitectura, el arte, y el cine se convirtió en un medio artístico, comunicativo poderoso, con capacidad de comunicar de manera concentrada. El cine es un condensado, es como una sopa espesa de arte que se expresa en un tiempo determinado. En el cine uno está agarrado por tenazas poderosas. Y bueno, sentí su atractivo y acá estoy, tratando de hacerlo.

Sus primeros pasos en el cine estuvieron en Mercadotecnia, uno de los episodios de Cuentos inmorales.
Y que cumple 40 años. Cuentos inmorales fue mi partida de nacimiento. Tuvo un impacto incluso en las páginas editoriales. Fueron a verla 700 mil espectadores. Es un hito que construye una manera de hacer cine urbano en el Perú, donde la ciudad tienen una imagen y una presencia.

Son historias que se pueden escribir hoy.
Podría hacerse un Cuentos Inmorales hoy en día, tal cual. Inaugura varias cosas en el cine peruano. Es una película que merece no olvidarse.

Al margen de las tecnologías, ¿cuánto ha cambiado el cine peruano desde aquellos años hasta ahora?
Sostengo que hay una continuidad en el cine peruano. En el cine de exhibición masiva hay cierto realismo y hasta denuncia que aparece en los años setenta y que todavía está presente. Hay hasta un estilo. Actualmente, existen comedias que tienen éxito que podrían remitirse a las pocas comedias que se hicieron en los ochenta. Perdón por lo que voy a decir, pero creo que Asu Mare tiene su origen en Mercadotecnia: este hombre que quiere salir a trabajar con la mamá que lo regaña.

¿Considera a La fuga del chacal, al menos comercialmente, su gran obra?
Es mi pico. Cuentos inmorales también tuvo mucho éxito. Pero a La fuga del chacal la vieron 980 mil espectadores.

¿Volver a lograr ese éxito es un reto pendiente?
Bastante gente me ha dicho “por qué no la vuelves a hacer”. Y lo tengo dentro de los proyectos pendientes. Quiero estar activo y tener una vejez un poco más cómoda (risas).

¿Hacer más poesía es otra tarea pendiente?
Lo hice cuando me nació. Estoy contento con haber publicado tres libros. La poesía la valoro muchísimo por el respeto a la obra poética de mi padre. Es un arte de concreción, pero de misterio y de uso del lenguaje.

El crítico literario Ricardo González Vigil me dijo en una entrevista que la poesía “es la que más potencia la expresividad del lenguaje y más condensa la experiencia humana”.
Mi padre decía lo mismo. La poesía es como si fuera la pepita, el núcleo, la semilla, que a veces no está visible ni es tan popular, pero usa la palabra de una manera de contiene visión, trascendencia, misterio, extrañeza, sentimiento, comprensión, descripción... Y tengo un libro de cuentos que, precisamente, González Vigil  me pregunta siempre cuándo los publico. Es otra tarea pendiente.

Historiador, poeta, narrador, cineasta, arquitecto, profesor. ¿Qué más le falta?
Parece pretencioso, pero no es una pretención lo que me ha guiado. Lo que motivó el querer hacer tantas cosas es simplemente aprender, experimentar y hacer. Seguiré haciendo hasta donde me dé el cuerpo. Mi padre estaba escribiendo una novela tres días antes de morir. Yo pienso hacer lo mismo.

¿Qué le diría él ahora?
(Se quiebra). Me conmueve un poquito pensarlo... Estaría contento. Él se entregó con una integridad absoluta a su vocación. No pienso lo mismo de mí, pero bueno sería bonito creer que he estado en el mismo camino.

AUTOFICHA

* “Nací en Lince, el 5 de mayo de 1953. Tengo tres hermanas mayores. Me interesa mucho la familia; he publicado libros de genealogía. Tengo dos hijas médicas. La ciencia también me interesa (risas). Les inculqué amor por la ciencia y me salieron doctoras. Están haciendo su residencia en España”.

* “También me gusta el fútbol y fui futbolista. Estuve en la selección del Markham. Jugaba de mediocampista. Mi inspiración era Roberto Chale. Jugué hasta los treinta y tantos. Estuve en el Mundial de España 82. Creo que la Champions me gusta más que el Mundial”.

* “Antes trataba de ver todas las películas. Traté de ser culto históricamente en términos de cine, pero ahora ya no. Hoy busco mi propia complacencia y no la obligación de cumplir. Y quiero agregar que Rosa mística no hubiera sido posible sin el apoyo de Telefónica/Movistar y el Ministerio de Cultura”.