Andrés Longhi, fotógrafo.
Andrés Longhi, fotógrafo.

Empezó su carrera imaginando que iba a dedicarse al cine, pero, curiosamente, ese mundo lo llevó a la fotografía, el territorio adonde verdaderamente pertenecía. Desde las aulas universitarias, Andrés Longhi empezó a ganar casi todos los concursos fotográficos de su facultad y una vez que terminó sus estudios, trabajó para una agencia de noticias internacional.

En 1980 le tocó viajar a para cubrir el golpe de Estado que el dictador dio contra la presidenta interina Lidia Guéiler. Debido a que otro periodista peruano entrevistó a Guéiler desde la clandestinidad, el Gobierno boliviano emprendió una cacería contra cualquiera de nuestros compatriotas que se encontrara en su país. Así, cogieron a Longhi y lo apresaron por seis días hasta que el embajador del Perú lo rescató y lo llevó hasta el aeropuerto para que retorne.

Tras esa experiencia, Longhi ganó una beca para estudiar en Estados Unidos y desde ese momento empezó a construir los cimientos de conocimiento para desarrollar el proyecto fotográfico . De esta manera, Longhi intenta retratar lo que significa para nosotros la peruanidad. Ha viajado por todo el país para dictar talleres a los ciudadanos natales de la zona y pedirles que fotografíen su entorno. Así, ha logrado reunir una enorme muestra de pedacitos del Perú.

Andrés Longhi (Foto: Renzo Salazar).
Andrés Longhi (Foto: Renzo Salazar).

¿Cómo nace la idea de recorrer el país para que los propios ciudadanos fotografíen su entorno y cuenten su vida?
Fue por necesidad (ríe). Me había quedado sin trabajo, puse en papel un proyecto que ya tenía pensado y empecé con mi propio dinero. Fui a hacer talleres en una comunidad, lejísimos. Primero tuve que llegar a Jaén, de ahí a Saramirisa –donde hace poco tomaron la estación 5 de Petroperú–, desde ahí tomé una chalupa, que es una especie de combi de río, y luego de dos días llegamos a la comunidad de Candoshi. Ahí hicimos un taller, pero tuvimos un altercado con una federación de nativos. Llegaron a preguntarnos qué hacíamos, les explicamos que teníamos la autorización de un apu. Ellos dijeron: “Pero no tienen permiso de la federación”. Ahí entendimos: la peruanidad es muy complicada. Era un sitio donde no hay Policía, Ejército, un sitio vacío. La federación pone las reglas de juego. El segundo día llegaron dos personas, luego tres personas que en la noche nos dijeron: “Mejor se van porque mañana los detenemos y no los vamos a soltar hasta que sus explicaciones nos satisfagan”. Salimos corriendo.

¿Qué interpretó sobre la peruanidad en ese momento?
Que la peruanidad debe ser un concilio entre la religión, la política y los intereses propios de cada comunidad. Que la peruanidad puede resquebrajarse todos los días. Y que la educación es el único elemento que puede conciliar todos esos elementos. 

¿Qué función cumplen sus proyectos fotográficos?
El objetivo de Ojos Propios es fomentar espacios donde la historia es contada por los propios pobladores. ¿Cómo haces que los pobladores te cuenten historias originales y absolutamente claras? Contando su vida diaria en imágenes a partir de emociones. Las emociones vienen con recuerdos, estos tienen que ver con la memoria colectiva, que, a su vez, produce emociones comunes. Por ejemplo, el partido Perú–Chile, donde ganamos tres a cero, nos ha dejado una emoción común importantísima. Si quieres estar de buen humor, recuerdas ese partido. Las emociones tienen formas de llegar no verbalizadas. Si tú le dices a la gente: “Cuéntame tu día a día con imágenes”, vas a entenderlos en toda la dimensión de lo que son ellos y a partir de ahí puedes encontrar puntos en común. El autorretrato de una nación que hemos hecho es una gran exposición que estuvo en Nueva York, en Europa y pretendemos ir a Asia este año. 

Andrés Longhi (Foto: Anthony Niño de Guzmán)
Andrés Longhi (Foto: Anthony Niño de Guzmán)

¿Con quiénes está trabajando ahora Ojos Propios?
Estamos metidos con cien historias de migrantes venezolanos para que nos cuenten su día a día y todo el mundo sepa qué está pasando. Ellos son los más autorizados para explicarnos desde adentro cómo se está viviendo este fenómeno. 

¿Por qué le parece importante que nuestro país tenga una especie de selfie?
Ya no podemos rehusarnos a ser parte de la globalización, tenemos que ser conscientes de ello, pero antes hay que crear el autorretrato de una nación. Una vez que te ves, te reconoces y te quieres, estás resuelto. 

Es bastante evidente todo lo que nos separa a los peruanos, ¿pero qué nos une?
Los recuerdos, la memoria y las emociones. Hay que buscar emociones comunes que tengan compatibilidad con proyectos comunes.

Andrés Longhi. (Foto: Anthony Niño de Guzmán)
Andrés Longhi. (Foto: Anthony Niño de Guzmán)

¿Se puede hacer una sola foto que represente a todo el Perú?
Esa es mi búsqueda, una foto que sea el Perú, pero que no sea la bandera (risas). Esa es la utopía de la identidad, pero cuando creo que lo estoy encontrando, se aleja más. 

¿Qué nos hace falta para dejar de estar tan divididos?
Hay un filósofo que ha hablado de la paradoja del fútbol. En los partidos hay 11 jugadores por cada lado, un árbitro, jueces de línea, suplentes, entrenadores, fotógrafos, 20 mil asistentes, cámaras de televisión y millones viendo el partido. Hay miles de elementos, ¿pero todos están interesados en qué? En la pelota. Si no hay pelota, no juegas. Ese es el elemento que aglutina los esfuerzos de todos. Hay que buscar pelotas que sean los esfuerzos de todos. Los neandertales, por ejemplo, iban detrás del bisonte y se juntaban todos para capturarlo. Igual que en la fotografía hay un solo punto de interés, si hay más de uno, se diluye la atención. Por eso el Perú es como una foto mal tomada. 

Hay problemas en todos lados y de todos los tipos.
El gran tema es que el país debe tener una pelota, un punto de interés de todos. El gran jugador de fútbol debería ser el presidente y su equipo, los ministros y el Congreso. Ellos tendrían que saber cuál es la pelota de fútbol de interés nacional y poner todo su trabajo en ella. 

AUTOFICHA
- “Soy José Andrés Longhi Traverso, nací en Puno, el 11 de mayo de 1955. Estudié cine en la Universidad de Lima, fundé el taller de literatura ahí. Hice sonido en Cine70 para comerciales de televisión. Trabajé con Domingo Piga en teatro y actuación. Luego me metí a hacer fotos y me pasé de vueltas”. 

- “El proyecto Ojos Propios cumple ahora 10 años. He pasado por casi todos los medios de prensa nacionales y también por la agencia de noticias United Press International. Empecé a trabajar en la revista Perú Industrial y El íntimo, que era una revista dedicada a Alianza Lima”. 

- “El día que volví de Bolivia a Perú, tras mi detención, llegaron unas personas de una ONG que me ofrecieron una beca para estudiar en una escuela de fotografía en Nueva York. Estudié y trabajé dos años allá. Luego fui a El Salvador y Nicaragua, y después regresé a Perú. Inventamos las calatas de Ojo y el burrograma”.

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