Calo Carles Sebastián (39) no se quita los lentes negros durante toda la entrevista. Tiene una voz áspera y un look desarreglado. No se hace problemas en reconocer que quiere parecerse a Jim Morrison.
Erik Medina (24) es el menor de los cuatro. No habla mucho, lo suyo es marcar el ritmo de la banda.
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Harold Lértora (30) no recuerda cuántos instrumentos toca. Repite varias veces que la música es ese enlace que le recuerda lo que significa vivir y que no soportaría su trabajo de intérprete si cada noche no llega a hacer música.
Max Terrazos (26) fue el último en integrarse a la banda. Era el engranaje que faltaba para que la psicodelia suene bien. Toca también el bajo, como lo hacía Ray Manzarek en la banda de Los Ángeles.
TRIBUTO PSICODÉLICOPara el lanzamiento oficial de la banda tuvieron que ensayar poco más de dos meses. En noviembre de 2013 por fin sentían que estaban completos, pero aún Max no se terminaba de convencer. Llegó el momento de escoger el nombre de la banda y ahí se dio el romance completo. "Le dejamos escoger a Max", recuerda Calo entre bromas. Pero sí, el nombre American Prayer, como es conocida la agrupación, fue propuesto por Max como homenaje al último disco de la banda original.
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¿Por qué The Doors? El culpable sería Calo, el de los lentes negros. Escucha a la banda desde adolescente y siempre tuvo en mente hacer un tributo. En el grupo él hace de Morrison, el músico y poeta que murió a los 27 años, posiblemente de una sobredosis de heroína. Logró reunir a Erik y Harold, quienes hasta hace poco tenían un grupo de rock juntos, muy lejano a The Doors. Simpatizaron en menos de dos minutos.
"Para ser sincero, no soy fan, fan de The Doors" –confiesa Harold, quien es el guitarrista de la banda– "pero me gusta su música y, cuando estoy tocando, me transporta".
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Llevan cerca de dos años tocando juntos y durante estos meses ya suman más de diez conciertos y una salida al Cusco. "Lo mejor está aún por venir", prometen.