América Arias: “Una de nuestras barreras es sentarnos a escuchar"

“Llegamos muchas veces con ideas preconcebidas o con métodos que han servido en otros lados, pero no hacemos ese proceso de escuchar a los beneficiarios y conjuntamente trabajar. Otra palabra clave es la unidad con los ciudadanos y autoridades”, señala.
Conversamos con la bioquímica y bióloga molecular América Arias. (Perú21/ César Campos)

Salió del Perú un poco antes de cumplir los tres años, en la década de los 80, con rumbo a España. Uno de los sabores que se le quedó en el recuerdo es el de nuestro plato bandera: el ceviche, por eso sigue siendo uno de sus platillos favoritos. Su trabajo para combatir el hambre la ha traído de regreso a su país natal ya convertida en una bioquímica y bióloga molecular. Pero lejos de andar con una bata blanca, guantes y gafas de protección, internada en un laboratorio, como podríamos imaginarnos a alguien con un título como el suyo, América es todoterreno y ha visitado los lugares más alejados de nuestro país y el de otros continentes. Primero trabajó para la Unión Europea, pero luego decidió irse a Malaui, un lugar en el continente africano donde vio cara a cara las secuelas que puede traer el hambre. También ha trabajado en Brasil y Estados Unidos. Se pasa la vida dirigiendo la implementación de prácticas de mejor alimentación y educando a la gente para mejorar sus hábitos. Toda esa amplitud de experiencias la ha llevado a la convicción de que la unión y el diálogo son las herramientas que nuestro país necesita para tener un cambio positivo.

Su carrera es poco común, ¿cómo se interesó en ella?

Siempre he tenido un perfil muy científico. Para mí, la ciencia ha sido una herramienta muy útil y, además, la estoy pudiendo aplicar en la cooperación internacional. Uno de los problemas más importantes en el mundo es el tema sanitario, la nutrición. Mis conocimientos me han sido muy útiles para ayudar a resolverlo.

¿Qué tan grave es el problema del hambre en nuestro país?

En el Perú el hambre es un problema muy complejo y distinto a lo ocurre en otros países. Es decir, Perú lo que tiene es un problema de desnutrición crónica y anemia, que se tienen que resolver mejorando la dieta más que llevando sacos de alimentos. La anemia es por una dieta inadecuada, la desnutrición se debe a las diarreas causadas por el consumo de agua contaminada y falta de saneamiento. Es un problema nutricional que hay que solucionar modificando las condiciones alimentarias.

Nuestro país tiene productos muy nutritivos, ¿pero habitualmente están en nuestras dietas?

El Perú es un país donde hay un alto consumo de bebidas azucaradas, uno puede ver perfectamente en Lima Metropolitana el gran mercado que hay para este tipo de producto, pero también cuando uno viaja a zonas rurales encuentra que hay muchos comercios donde llegan gaseosas, pero no hay agua embotellada. Este país cuenta con las capacidades y buenos productos, creo que hay que hacer un esfuerzo en la educación alimentaria de la población.

¿Qué nos falta saber?

La familia debe saber cómo combinar los alimentos: que el niño no debe llevar la misma dieta de los papás, pero en menor cantidad, sino que hay que adecuarla. Lo mismo ocurre con los alimentos de los abuelos. A los niños se les puede dar un poco más de carne y a los abuelos un poco más de verduras.

Usted ha estado en Loreto, Puno y Lima. ¿Cuál es la situación de esos lugares?

Las recomendaciones que se pueden dar en el río Corrientes en Loreto no son las mismas que en Puno. Trabajamos con los maestros para que se hable a los niños sobre la buena alimentación, trabajamos con las municipalidades para que entiendan el problema que hay y lo incorporen en su día a día y trabajen en la generación de políticas públicas para mejorar la condición de su población.

¿Por qué no es igual una dieta para alguien que vive en Puno que para alguien que vive en Lima?

Porque sus necesidades nutricionales son diferentes y porque su acceso a productos es distinto. La huerta peruana varía mucho en la costa, sierra y selva. Entonces, si recomiendas un producto a alguien de la selva, pero este no está en sus mercados, el problema no se va a solucionar. Si basas tus recetas en productos que no llegan, no tiene sentido. Es inviable que sigan las mismas dietas.

¿Cuál considera que ha sido el aprendizaje más importante de su trabajo en este país?

Uno de los aprendizajes principales es la escucha y cuando he trabajado en consultorías para el Estado siempre se los recomiendo. Creo que una de nuestras barreras –y hablo como peruana también– es sentarnos a escuchar. Llegamos muchas veces con ideas preconcebidas o con métodos que han servido en otros lados, pero no hacemos ese proceso de escuchar a los beneficiarios y conjuntamente trabajar. Otra palabra clave es la unidad con los ciudadanos, autoridades y actores clave.

¿Cuál es la estrategia para dialogar con personas de culturas tan distintas?

Trabajamos un enfoque multicultural. Todas nuestras prácticas educativas se basan, primero, en la escucha. No es que llegamos y empezamos a educar a las familias. Entendemos cuáles son sus prácticas. Si hay familias que llevan generación tras generación viviendo a 4,500 metros sobre el nivel del mar, es porque saben hacerlo. Transformamos todo ese conocimientos en materiales que se pueden encontrar en nuestra web en muchos idiomas. Pero hay que tener cuidado.

¿Por qué?

Por ejemplo, un periodista limeño no va a tener las mismas necesidades alimenticias que un ganadero que sale un día a las cuatro de la mañana a trabajar a 4 mil metros de altura y realiza un arduo esfuerzo físico en condiciones climatológicas durísimas. Es importante también tener la asesoría de un profesional.

¿Es difícil trabajar en equipo?

Eso significa que muchas veces vamos más lentos, pero si lo hiciéramos solos quizá los resultados no serían tan sostenibles. La tendencia decreciente de la desnutrición en los sitios donde hemos trabajado ha continuado incluso tres años después de que nosotros nos fuimos y ha sido porque la comunidad incorporó como propias las prácticas que aprendieron y trabajaron con nosotros.

AUTOFICHA:

- “Nací en Chiclayo. Mi familia paterna es de allá del norte, pero también tengo familiares en San Ramón y en Lima. Hablo inglés, francés, español y catalán. Tengo una maestría en biotecnología, otra en salud pública internacional y estoy terminando una maestría en cooperación para el desarrollo”.

- “Ahora estoy escuchando la cumbia, descubriéndola. El pop español me gusta mucho, como por ejemplo, Hombres G, Kike Gonzales, Súper submarina y bandas de indie. Aquí me gusta La Mente, pero siempre estoy investigando y escuchando nuevas cosas”.

- “Me encanta el cebiche, desde que tenía un año lo comía y también me encanta la tortilla de patata, que es un platillo español. Me gustan mucho las mascotas, pero no tengo porque acá en muchas de las casas donde he vivido he encontrado dificultades para tener una, además viajo mucho”.


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